Viaje a Quito

Cuando uno piensa en La Mitad del Mundo, uno suele solo visualizar el monumento principal con las latitudes, sin embargo es mucho más que eso. He ido más de una vez, y la emoción va en aumento. Una persona puede pasar horas ahí sin aburrirse ni un segundo, esa es la verdad. Hay una gran variedad de opciones gastronómicas dentro de esta locación, dado que la plaza principal de la misma, está rodeada de restaurantes que brindan la comida típica de la región Sierra y un paisaje excepcional. Aquellos que se encuentran en plantas altas, muestran la división entre los valles y el cielo. En dicha plaza suelen haber presentaciones a lo largo de un día cotidiano, y más aún cuando hay un feriado.

Buscando cosas para fotografiar, subí una loma y encontré diversos animales, entre esos unas llamas; a las cuales se podía alimentar. Esta parte de los animales fue incluida hace poco tiempo, dado que al menos en el 2011 esta área no se encontraba habilitada. El área de juegos es plenamente tradicional como todo el lugar, pues todo está hecho a base de madera. La calidez que brinda cada persona que trabaja dentro del lugar impresiona; puesto que mientras en otras locaciones hay restricciones de edad para que las personas hagan uso de las instalaciones, puedes estar en toda la adultez y disfrutar de los columpios y laberintos para los más pequeños de la casa, sin que nadie te lo prohíba. ¡No hay duda de que hay diversión para todos!

Yo siempre creí que dentro del gran monumento, no había más que ladrillos y soportes, sin embargo estaba totalmente equivocada. Dentro del mismo hay un museo maravilloso, que muestra la historia del Ecuador de una manera totalmente dinámica y real. Dado que como turistas, nos encontramos tan cerca de nuestro patrimonio que lo podemos tocar. Puedes optar subir por ascensor hasta el mirador que te dejará sin palabras, donde todos se ven como hormigas desde arriba. Pero también puedes elegir subir por las escaleras, entre trajes típicos, trajes y esculturas; lo cual resulta más divertido.

Además de todo lo nombrado previamente, hay un sin número de tiendas para comprar artesanías por doquier y las personas atendiendo dichos locales son más que gentiles. Los colores con los cuales están pintados sus locales son vivos y acompañan el ambiente. El ingresar con las manos vacías a tales casitas, será lo más sabio que puedas hacer, dado que saldrás cargado de cosas: desde ponchos hasta llaveros de mármol y zapatos. Es una experiencia formidable, saber que lo que estás comprando es hecho a mano, y no solo porque los vendedores lo dicen en su discurso de convencimiento de compra, sino porque encuentras artesanos en cada rincón de La Mitad del Mundo, probablemente cociendo el sombrero de lana que compraste cinco minutos atrás.

Finalmente, la parte que todo turista espera cuando visita este lugar, es tomarse mil y una fotos en la Latitud 0, inventándose todas las poses existentes. Lo usual es colocarse metros y metros delante del monumento, y alzar las manos dando la impresión de que uno sostiene al mundo. Sin embargo, ¿por qué sostenerlo con las manos si puedes sostenerlo con los pies?

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