Y Quien Le Regresa 13 años

En busca del tiempo perdido; tal como llamó Proust a una de sus obras más significativas. Pero esta vez no se trata de una novela romántica, nostálgica o de evocación del pasado, sino del intento de Alberto Patishtán de recuperar la vida que tenía hasta el año 2000 cuando injustamente fue privado de su libertad.

En las fotografías que han circulado desde hace algunas horas, se le observa feliz, descansado y con una mirada fuerte. Con esa esperanza que solo los humildes de corazón pueden tener, esa paz que solo los que han sufrido y han salido adelante poseen.

Desde tiempos inmemorables, los indígenas se acostumbraron a soportar vejaciones y cualquier tipo de injusticias pero al mismo tiempo lucharon por defenderse, tal vez es por ese motivo cultural que el profesor tzotzil Alberto Patishtán nunca desistió en demostrar que era inocente de aquella artera acusación de asesinato.

Hoy se le ha otorgado el indulto por parte del Presidente Enrique Peña Nieto después de que apareció en el Diario Oficial de la Federación la Reforma Constitucional que le concede esa facultad. Es algo tan plausible que no lo podemos calificar como concesión sino como un acto de justicia que tuvo que haber pasado hace muchos años.

Patishtán, como casi todos lo llaman, no tiene rencor, reta a las autoridades con una sonrisa al lado de sus hijos. No podría ser para menos, le regresaron la libertad, el valor más preciado de cualquier hombre. No se lamenta por haber perdido 13 años que nadie le regresará, ni por las cosas que pudo haber hecho en todo ese tiempo; al contrario, con esa actitud fortalecida después de tan trágico hecho como el haber sido literalmente secuestrado por el aparato gubernamental posee la virtud y el derecho moral de exigir justicia por todos los que padecen una situación similar, es más, incluso agradece la oportunidad que desde afuera tendrá para continuar la lucha por su “pueblo” como él lo llama, un pequeño municipio Chiapaneco.

Sin hablar detalladamente de su caso, de inmediato podemos imaginar que 13 años significan aproximadamente 4748 días que Alberto Patishtán tuvo que esperar para recuperar su libertad tras tolerar maltratos, tortura, humillaciones, discriminación, violaciones a sus derechos fundamentales algo que tal vez los que lo juzgaron injustamente no lo conciban nunca ya que lo único que ellos pueden sentir, es vergüenza.

Aún con el indulto, ¿Quién le regresa 13 años? Todavía y por desgracia no se inventa una máquina para regresar el tiempo, sin embargo, lo que sí se puede es juzgar con todo el peso de la ley a quienes no cumplieron con el debido proceso y lo encarcelaron. Ahora resta a las autoridades competentes cerrar con broche de oro y otorgarle el reconocimiento de inocencia. Poco a poco y con pequeños pasos, este país se acerca a lo que posiblemente podemos llamar “Justicia”.

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