Filosofia De La Educacion
Enviado por ktz150684 • 25 de Noviembre de 2014 • 4.460 Palabras (18 Páginas) • 291 Visitas
2. Secretario de Educación Pública
El general Cárdenas conocía ya los alcances del programa de enseñanza implantado en Veracruz y quiso que su régimen revolucionario lo extendiera por todo el país. Así, el 18 de junio de 1935, al producirse su rompimiento con el general Calles, Cárdenas llama a Gonzalo Vázquez Vela para que ocupe el distinguido cargo de secretario de Educación Pública.
El jurisconsulto jalapeño permaneció al frente del ministerio de Ecuación hasta el final del régimen cardenista, lo que demuestra la absoluta confianza que el presidente de la República depositó siempre en él. Su obra fue fecunda en todos los órdenes y la prueba está en que gran parte de ella continúa al servicio de la nación. Vázquez Vela, como escribió en sus apuntes del general Cárdenas en 1968, “luchó por la aplicación del artículo 3º en todo su contenido”, y lo hizo sin mayores aspavientos, sin actitudes exhibicionistas que sólo estorbarían el esfuerzo educativo de todo un pueblo.
Además de los intensos ataques que los sectores conservadores hicieron a la escuela revolucionaria, Vázquez Vela tuvo que enfrentarse a otros dos serios problemas: la desunión y la inadecuada preparación de los profesores del país.
Ya desde su primer discurso como secretario de Educación, Vázquez Vela manifestó su preocupación por solucionar las divergencias entre las distintas organizaciones de maestros. Estas pugnas obstaculizaban, indudablemente, el afán gubernamental por establecer un programa único de enseñanza y, además, debilitaban al propio gremio magisterial en la defensa de sus intereses y en su enfrentamiento con los grupos más reaccionarios. La división entre los profesores causaba también serios conflictos al interior de la Secretaría y un ejemplo de esto fueron las agitaciones políticas que, unos años antes, habían dificultado tanto la labor de ministro Narciso Bassols.
Con el fin de colaborar en la unificación de los trabajadores de todo el país, consigna del presidente Cárdenas desde su campaña, Vázquez Vela apoyó la creación de una organización verdaderamente nacional, combativa y con propósitos revolucionarios: el Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de la República Mexicana. Con la fundación del STERM, en febrero de 1938, las diferencias entre los maestros pudieron resolverse en forma más serena y democrática.
Otra de las aportaciones que el abogado veracruzano realizó en beneficio de los profesores, fue la puesta en vigor de una nueva Ley de Escalafón en septiembre de 1935. Esta ley ponía fin a la discriminación de los maestros rurales, pues les asignaba a éstos la misma categoría y salarios que a los profesores urbanos.
Al renovarse completamente los programas de enseñanza, era natural que no existieran suficientes maestros con la preparación adecuada para impartirlos. Por tal motivo, la labor de Vázquez Vela al frente de la SEP se caracterizó por un inquebrantable impuso a la educación normal. En ese sentido, no es extraño que Carlos Monsiváis afirme que, durante ese periodo, se promovió “lo que podría considerarse cultura normalista”.
Del mismo modo que en la Escuela Enrique C. Rébsamen de Jalapa, fueron modificados radicalmente los programas y la estructura organizativa de la Escuela Nacional de Maestros. Asimismo, se triplicó el número de Escuelas Regionales Campesinas, que se encargaban de preparar peritos agrícolas y maestros rurales. Los 33 planteles de este tipo que existían a finales de 1940, se encontraban distribuidos en 27 de las 32 entidades de la República.
Por otra parte, el 30 de julio de 1936, el secretario Vázquez Vela inauguró el Instituto de Preparación del Profesorado de Enseñanza Secundaria, plantel que actualmente lleva el nombre de Escuela Normal Superior. El establecimiento de esta institución tenía la doble finalidad de lograr la profesionalización de la carrera magisterial en ese nivel y, al mismo tiempo, capacitar a los maestros en servicio sobre las técnicas pedagógicas modernas y los postulados de la nueva enseñanza. Para cumplir cabalmente con este último objetivo, se llevó a cabo también la impartición de cursos por correspondencia para los profesores de provincia.
Este plantel era un verdadero centro superior de estudios profesionales y dependía del Departamento y estuvieron, en periodos distintos, dos de los más brillantes y fieles colaboradores de Vázquez Vela: el notable escritor revolucionario José Mancisidor y el eminente biólogo Enrique Beltrán. Este último, por cierto escribiría en sus memorias publicadas en 1977: “No puede hablarse de la Escuela Normal Superior sin recordar al licenciado Vázquez Vela, que la estableció.”
Todo este intenso esfuerzo de educación normalista durante la administración del general Cárdenas, se vio complementado con la creación en 1936 de la Escuela Normal de Educación Física. Debe aclararse, sin embargo, que este plantel fue establecido por el Departamento de Educación Física que, autónomo entonces de la SEP, se reintegraría a esta dependencia pocos años después.
Como secretario de Educación Pública, el licenciado Gonzalo Vázquez Vela pudo comprobar una vez más su acendrada disposición de servir a los campesinos mexicanos. En los cinco años y medio de su gestión, el jurista jalapeño logró duplicar prácticamente el número de escuelas rurales, de 9 mil 103 que existían en junio de 1935 a 16 mil 545 en septiembre de 1940. De cualquier manera, más impresionantes que las cifras, fueron los logros cualitativos.
El sentido de la enseñanza rural sufrió una transformación absoluta que la acercaba más a la vida cotidiana de las comunidades. El maestro vivía entre los campesinos, les hablaba de la necesidad de solicitar las tierras, de perforar los pozos y de aplicar técnicas más modernas en la agricultura.
Un viejo maestro otomí, citado por Fernando Benítez, recordaba su trabajo en aquellos años:
“La escuela abarcaba al pueblo. El maestro era también un ingeniero, un abogado y un artesano. Nos ocupábamos de todos los problemas de los campesinos y los defendíamos de los hacendados y de los curas.”
El papel fundamental de la escuela rural de los años treinta era la impartición de conocimientos prácticos, por lo que no era raro ver a los educadores campesinos enseñando costura a un grupo de muchachas. Sin embargo, el compromiso social de estos maestros representaba un peligro para los intereses de los caciques y latifundistas, quienes no dudaban en llegar al asesinato.
Se calcula que para diciembre de 1936, casi 40 profesores rurales habían sido sacrificados en cumplimiento de su
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