Análisis de “Ensayo sobre la ceguera” José Saramago
iretowersResumen27 de Diciembre de 2013
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En su “Ensayo sobre la ceguera”, José Saramago se imagina una sociedad en la que los hombres se quedan ciegos súbitamente y la vida se les transforma para mal. Nada de lo cotidiano es como antes y, perdidos en la ciudad, tienen que enfrentarse con la primitiva necesidad de sobrevivir a cualquier precio.
El ensayo de Saramago es literatura mezclada con realidad; y la realidad que hoy vivimos se parece a las historias de ficción. Los apagones han puesto en crisis los servicios elementales y no hay plan B frente a esas contingencias. Sin electricidad, los sistemas informáticos se cayeron como si hubieran recibido un ataque de los hackers de la película “Duro de matar IV”. El lunes 9, día de los saqueos, los empleados de tribunales encontraron el edificio sin luz y no sabían cómo verificar su presentismo: ahora el ingreso es por escaneo digital, ya no se usan planillas firmadas a mano. En nuestro diario, el colapso de un transformador de electricidad, el lunes pasado, puso en crisis nuestro sistema de edición y fueron necesarias ocho horas de trabajo de los técnicos para poner en condiciones (de emergencia) las máquinas para sacar a la calle nuestra edición del martes.
La metáfora de Saramago apunta a que en una sociedad en la que casi todos están ciegos, el que ve tiene una responsabilidad mayor. Ese sería el gobernante y es, precisamente, a quien se le piden respuestas. Pero en materia de servicios básicos como luz y agua, los gobernantes no tienen más que viejas recetas, que llevan a las mismas matrices que generaron la crisis. Hoy tenemos una declaración de emergencia recién parida de la Legislatura, que sigue a la emergencia lanzada hace tres meses, cuando la sequía había comenzado a hacer los estragos que hoy se ven como salidos de la ficción. Fue tremendo encontrar gente bañándose en El Cadillal anteayer, no por diversión, sino como una manera de pasar las jornadas de infierno mejor que en sus casas, donde no hay agua ni luz. ¿De qué les sirve la emergencia declarada por la legislatura? Por otra parte, la sequía era ya el disparador de una crisis que indicaba que la la década de las vacas gordas no se habían hecho obras invisibles pero necesarias, como pozos, tanques, cañerías de agua y acueductos. Por caso, en Yerba Buena, la ciudad que más ha crecido en Tucumán, no se instalan cañerías en serio desde los años 70, dice el experto José Domián, quien critica la política de soluciones de emergencia que esgrimen la Sociedad Aguas de Tucumán y la municipalidad. Otro experto, Julio César Salmoiraghi, apunta a la provincia y dice que se está tratando de dar agua al sediento megabarrio Lomas de Tafí pero para ello se le saca agua a Tafí Viejo. Y El Cadilllal está en la mitad de su utilidad, sometido, ademas, a la feroz sequía. Salmoiraghi dice que el problema del agua debería ser de ministerio, que la emergencia debería ser un problema de Estado (no una declaración legislativa) y que se tendría que legislar en serio para prohibir el desmonte en zonas críticas, desde Vipos a Huacra. No basta que un legislador desmonte y pague multa, dice, “sino que al que desmonta descaradamente hay que meterlo preso”. Y sentencia: “hay que invertir fuerte para sistematizar la cuenca de El Cadillal”, más allá de que se prometa desesperadamente que algún día llegará Potrero del Clavillo.
Diciembre ha sido emergencia. Veníamos en crisis de agua, nos sacudieron los saqueos y ahora los apagones ponen a prueba el ingenio, mientras se espera que un milagro traiga la lluvia, el refresco y la calma. Pero eso no basta a largo plazo. Apenas sirve para superar el momento, sin mirar más allá ni ver la sociedad que formamos. En el texto de Saramago, los personajes no tienen nombre, acaso porque la emergencia los lleva a sobrevivir con lo más elemental. Uno de ellos lo explica: “Hay en nosotros una cosa que no tiene nombre, esa cosa
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