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Biografía de Otto Pérez Molina

jennyorjeEnsayo14 de Junio de 2015

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En Guatemala, las elecciones a doble vuelta de septiembre y noviembre de 2011 llevaron a la Presidencia de la República al primer político de extracción militar, a diferencia de sus siete predecesores, desde el final de la dictadura en 1986. Otto Pérez Molina se retiró del Ejército en 2000 con el grado de general tras casi tres décadas de servicios que incluyeron las misiones de combate contrainsurgente y las jefaturas, ya en tiempos democráticos, de dos cuerpos castrenses de siniestra reputación, la Dirección de Inteligencia (D-2), desde la que se opuso al autogolpe del presidente Jorge Serrano en 1993, y el Estado Mayor Presidencial, posteriormente implicado en el asesinato de monseñor Gerardi.

En 1996 fue uno de los comisionados del Gobierno que firmó con las guerrillas de la URNG, tras arduas negociaciones, los Acuerdos finales de paz, poniendo término así al más prolongado y mortífero conflicto armado del continente. Considerado un oficial clave en la paulatina asimilación por las Fuerzas Armadas guatemaltecas, anteriormente una auténtica maquinaria de exterminio imbuida de ideología anticomunista, de la nueva mentalidad militar en democracia, imprescindible para la normalización política, Pérez no ha dejado sin embargo de suscitar acusaciones de tomar parte en las masivas violaciones de Derechos Humanos perpetradas durante la guerra interna. Denuncias, ahora bien, que a falta de pruebas válidas no han dado pie a diligencias judiciales. Él ha refutado toda imputación y de paso ha negado que en Guatemala se haya cometido un genocidio contra el campesinado indígena.

Luego de colgar la guerrera, Pérez fundó en 2001 una formación política de derecha moderada y liberal, el Partido Patriota (PP), con el cual integró la alianza GANA que llevó a Óscar Berger a la Presidencia en 2003 y se presentó él mismo a las elecciones presidenciales de 2007, disputadas infructuosamente con el socialdemócrata Álvaro Colom. Ahora, Pérez ha conseguido imponerse en las urnas aprovechando la insólita ausencia de un candidato del oficialismo y en medio de una galopante crisis de inseguridad ciudadana.

La violencia extrema que atenaza el país relega los recelos por el "retorno de los militares" y hace más atractiva la promesa de los patriotas de aplicar "mano dura" para "neutralizar" las lacras del crimen organizado, las bandas del narcotráfico y las pandillas juveniles o maras. Una mano dura, empero, "con cabeza y corazón", pues el concepto de "represión" es cosa del pasado y lo que urge ahora es avanzar hacia una "verdadera reconciliación nacional", asegura este antiguo uniformado. Pérez conoce bien de cerca el azote de la violencia llamada común, muchas veces atizada por tramas mafiosas de diverso pelaje: en 2000 y 2001 su esposa y sus dos hijos estuvieron a punto de ser asesinados por unos atacantes desconocidos, probablemente sicarios.

El 14 de enero de 2012 Pérez asumió la jefatura del Estado con mandato hasta 2016. Su Gobierno, que requerirá alianzas parlamentarias para aprobar la legislación necesaria, se ha fijado una serie de tareas realmente complicadas: recuperar para el Estado los territorios bajo el control de los violentos (en particular el cártel de la droga mexicano de Los Zetas , infiltrados gracias a la debilidad de las autoridades), poner coto a la sangrante impunidad de los delitos más graves, fortalecer unas instituciones en la picota por la corrupción, la ineficacia y la falta de recursos, propiciar un desarrollo económico con inclusión social y extender los servicios básicos a todos los ciudadanos, en la nación más pobre de América tras Haití. Sus dos primeros anuncios, la implicación del Ejército en la lucha frontal contra la delincuencia organizada y la apertura de un debate sobre la despenalización del transporte de drogas ilícitas en la región centroamericana, han sido recibidos por Estados Unidos con satisfacción y rechazo, respectivamente.

Biografía

1. Alto oficial del Ejército con influjo en el Ejecutivo nacional

2. Salto a la política formal con el Partido Patriota

3. De la experiencia de la GANA en 2003 a la tentativa presidencial de 2007

4. Triunfo en la elección de 2011 bajo el agobio de la violencia

1. Alto oficial del Ejército con influjo en el Ejecutivo nacional

Hijo del hogar formado por los señores Jaime Pérez Marroquín y Victoria Isabel Molina, y el menor de tres hermanos, su educación primaria discurrió en el Instituto Normal Casa Central y la secundaria, mediado un año formativo en El Salvador entre 1965 y 1966, en la Escuela Politécnica, sita también en la Ciudad de Guatemala. Fue en este centro donde arrancó, a los 15 años de edad, un compromiso con la milicia de más de tres décadas de duración. En 1971 el cadete contrajo matrimonio con Rosa María Leal Flores, una joven de 17 años que iba abrirse camino profesional en los campos de la enseñanza infantil y la psicología clínica; la pareja concibió dos hijos, Otto Fernando, en 1972, y Lisseth, en 1973.

El mismo año de su segunda paternidad, Pérez recibió la graduación como caballero cadete y a continuación ingresó en el Ejército de Guatemala. En aquella época, durante la presidencia del general Carlos Manuel Arana Osorio, la institución armada, impregnada de una ideología nacionalista de derechas, ya detentaba directamente el poder político del país centroamericano mientras combatía la subversión de los movimientos guerrilleros marxistas. El oficial desarrolló su hoja de servicios, pues, en un sombrío contexto político, crecientemente violento y dictatorial, caracterizado por las farsas electorales, la persecución de las opciones políticas de izquierdas o simplemente moderadas, y las violaciones masivas de los Derechos Humanos, especialmente en las zonas rurales con mayoría de población indígena.

Sus servicios estrictamente castrenses se conjugaron con un adiestramiento técnico de alto nivel y una sólida capacitación académica, como correspondía a un joven oficial con ganas de ascender en la profesión. Como otros muchos uniformados de su generación procedentes de países latinoamericanos en la órbita de Estados Unidos en el transcurso de la Guerra Fría, Pérez pasó por la célebre Escuela de las Américas, en la Zona del Canal de Panamá, donde aprendió tácticas de contrainsurgencia e inteligencia militar. Fue también alumno del Inter-American Defense College (IADC, situado en el ámbito de la Organización de Estados Americanos), en Washington, D.C., donde se instruyó en Defensa Continental.

A lo largo de los años, Pérez se preocupó de enriquecer su currículo con formación superior no relacionada con el servicio de armas. Así, ya en la década de los noventa, cursó estudios empresariales en la INCAE (Instituto Centroamericano de Administración de Empresas) Business School de Alajuela, Costa Rica, donde realizó el Programa de Alta Gerencia (PAG), y en la Universidad Francisco Marroquín (UFM) de Ciudad de Guatemala, donde egresó cum laude con un máster en Relaciones Internacionales.

Fragmentaria y escasa es la información facilitada por la prensa de Guatemala, cuanto más por él mismo, sobre las acciones de campaña de Pérez en los años de la lucha contra las guerrillas, que en 1982 pasaron a coordinarse bajo la sombrilla de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG). A caballo entre las décadas de los setenta y los ochenta estuvo destacado en unidades que operaron en los departamentos de El Petén, San Marcos y Quiché. Asimismo, recibió entrenamiento como paracaidista y fue instructor de soldados kaibiles (comandos y fuerzas de élite del Ejército guatemalteco) en el Centro de Adiestramiento y Operaciones Especiales de Guatemala, más conocido como Escuela Kaibil, que entonces tenía su sede en Melchor de Mencos, El Petén. En aquella época, tal como revelan algunas fotografías y vídeos en los que aparece con boina roja y guerrera de camuflaje, Pérez lucía una poblada barba negra, seña estética bastante insólita en la oficialidad del Ejército guatemalteco y más propia de los guerrilleros del bando contrario.

A lo largo de su etapa de dirigente político con aspiraciones presidenciales, Pérez ha sido insistentemente señalado por sus detractores como uno de tantos militares implicados en violaciones de los Derechos Humanos e incluso en la comisión de masacres de paisanos, de tan escalofriante cotidianidad en la fase más dura de una guerra civil de 36 años de duración (entre 1960 y 1996) y cuyo estremecedor balance se sitúa en unos 200.000 muertos y 45.000 desaparecidos, la gran mayoría indígenas mayas y campesinos. El interesado ha rechazado, lógicamente, estas acusaciones y ha asegurado que las operaciones en las que participó las "prioridades" fueron en todo momento organizar la seguridad en la retaguardia del frente y "rescatar" a la población civil "obligada a colaborar con la guerrilla", por encima de las misiones de combate propiamente dichas.

Pérez no sólo ha reiterado que los hombres de las unidades bajo su mando recibieron siempre órdenes estrictas de cumplir su misión de acuerdo con la ley y respetando a los civiles. También, ha reivindicado un rol importante como miembro de la oficialidad del Ejército que ayudó, en determinados momentos críticos, a poner freno a la dictadura en Guatemala.

En primer lugar, en agosto de 1983, ostentando el rango de mayor, Pérez secundó el golpe de Estado del ministro de Defensa, general Óscar Humberto Mejía Víctores, el cual depuso al presidente y general Efraín Ríos Montt, un militar

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