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CARTA AL PRESIDENTE


Enviado por   •  12 de Septiembre de 2013  •  826 Palabras (4 Páginas)  •  342 Visitas

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Escribo esta carta abierta con la plena seguridad que usted no la leerá, cosa que la verdad sea dicha es lo que menos me importa ya que aunque va dirigida a su merced, esta no es más que una manera de protestar por la manera vil y grosera con la que el día 20 de julio de 2013 ofendió tan gravemente el honor militar, valioso activo que llevo y llevare siempre en mí, aun cuando ya hayan pasado más de 20 años de haber prestado mi servicio a la patria. Y ofendió ese honor no una, sino varias veces en un solo día.

En la magna fecha de conmemoración de nuestro grito de independencia ha sido usanza que los colombianos le rindamos un merecido homenaje a nuestras gloriosas Fuerzas Armadas asistiendo a los diferentes desfiles y paradas que se llevan a cabo en muchas ciudades del país donde el protagonismo total debe ser de ellas, ya que fueron precisamente sus armas las que nos elevaron a categoría de nación soberana después de haber sido una colonia española. El Presidente de turno, si bien es el comandante supremo de nuestras fuerzas, debe abstenerse de reclamar protagonismo alguno ese día, ya que las personas van y vienen y nunca pueden estar por encima de las instituciones y más si como en su caso particular, se lo digo con toda sinceridad, es usted un accidente en nuestra vida republicana que nunca debió haber sucedido.

Como era de esperarse, en uso de su inmenso ego aderezado por la torpeza y el deshonor se atrevió a poner bajo la bota de su hijo Esteban a todos y cada uno de los integrantes de las Fuerzas Armadas cuando decidió ponerlo a marchar con el sagrado cuerpo de las fuerzas especiales del Ejército, del cual este soldado bachiller no es orgánico. Entiendo que las cámaras puestas sobre usted son una inmensa tentación y que presentar al hijo del Presidente como héroe de guerra, lo que claramente no es, es algo que lo hace ahogarse en saliva, pero no señor Presidente, ese vacuo regalo que se dio no vale ni la milésima parte de lo que vale el honor militar y no justifica el haberlo utilizado para favorecer la deteriorada imagen de su persona.

Como si lo anterior fuera un simple albur, comete la ridícula impertinencia de detener el desfile para darle sendos besos en la mejilla a su muchacho quien procazmente se encontraba formando a la derecha de superiores jerárquicos, cosa completamente inaceptable para quienes conocemos de la ética y la mística militares. Y eso que no quiero ahondar en la forma como su hijo (presumiblemente manipulado por usted) y los medios corrompidos mancillan la memoria de dieciséis bravos llaneros, algunos venezolanos y otros granadinos, al auto proclamarse él y ser proclamado por ellos como Lancero sin serlo. No sé si es que a usted le parece que un soldado bachiller que no hizo el curso, puede portar el parche con el nombre que le fue dado a Ramón Nonato Pérez, a Bonifacio Gutiérrez, a Inocencio Chincá y a Juan José Rondón, Lanceros por antonomasia.

Y

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