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CAUSAS Y TIPOS DE VIOLENCIA CONYUGAL EN LIMA, 2000-2015

Pamela MelgarejoInforme6 de Junio de 2017

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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

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TÉCNICAS DE REDACCIÓN DE TEXTOS UNIVERSITARIOS

TRABAJO MONOGRÁFICO

CAUSAS Y TIPOS DE VIOLENCIA CONYUGAL EN LIMA, 2000-2015

SHELLEY PAMELA
MELGAREJO DURAND


LIMA – PERÚ

2017

CAUSAS Y TIPOS DE VIOLENCIA CONYUGAL EN LIMA, 2000-2015

  1. Resumen
  2. Abstract
  3. Cuadros informativos
  4. Introducción
  5. Causas de la violencia conyugal en Lima
  1. Alcoholismo
  2. Imagen de la mujer como propiedad del varón
  1. Tipos de violencia conyugal en Lima
  1. Violencia física
  2. Violencia psicológica
  1. Cierre
  2. Bibliografía

RESUMEN

La presente investigación tiene como objetivo informar acerca de la violencia ejercida en Lima durante los 15 primeros años del siglo. Esta publicación identifica y analiza las causas familiares y contextuales asociados a la presencia de violencia física y psicológica contra la mujer en la relación conyugal; así mismo, los tipos de violencia presentes. Existe evidencia de las graves consecuencias, directas e indirectas, que ocasiona la violencia de pareja en la salud de la mujer. La prevalencia de violencia física o psicológica contra la mujer por la pareja es alta, aunque puede variar según las causas y el tipo de agresor. Esta monografía es un conjunto de aportes de las diferentes instituciones estatales y privadas como también de arduas investigaciones realizadas por estudiantes universitarios.


ABSTRACT

The present investigation has as aim report brings over of the violence exercised in Lima during the first 15 years of the century. This publication identifies and analyzes the familiar reasons and contextual partners to the presence of physical and psychological violence against the woman in the conjugal relation; likewise, the present types of violence. There exists evidence of the serious consequences, direct and indirect, which causes the violence of pair in the health of the woman. The prevalencia of physical or psychological violence against the woman for the pair is high, though it can change according to the reasons and the type of aggressor. This monograph is a set of contributions of the different institutions state and deprived like also of arduous investigations realized by university students.


GRÁFICOS INFORMATIVOS[pic 2]

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Uno de los casos más comentados, presentes en la sociedad, ha sido el de la violencia hacia la mujer, en especial, el ejercido de parte de su pareja. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la mayoría de estos casos son violencia infligida por la pareja, en todo el mundo, casi un tercio (30%) de las mujeres que han tenido una relación de pareja refieren haber sufrido alguna forma de violencia física y/o sexual por parte de su pareja” (2016) y, respecto al Perú, este estudio reveló que fue el tercer país en reportar una mayor prevalencia de violencia física o sexual a la mujer por parte de su pareja (casadas o en unión libre) alguna vez. La violencia conyugal está presente en la sociedad sin importar la cultura, clase social, nivel socioeconómico, educación, etc.; y es la causante de la mayor cantidad de feminicidios en el Perú. A partir de la década de los ochenta el asunto de la violencia contra la mujer en la familia fue incorporada en la agenda de las políticas sociales en el país y dejó de ser un tema privado para pasar a ser reconocido como una responsabilidad para el Estado (Ochoa 2002:15).

A pesar de que el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) se encuentre en Lima o la policía, la fiscalía, las defensorías encargadas de ayudar a mujeres violentadas tengan centros en ciudades importantes en el país; las estadísticas siguen arrojando una gran cantidad de mujeres afectadas dentro del sector limeño.

Si bien existen múltiples causas asociadas a la violencia conyugal en el Perú, en este informe se abordará al alcoholismo, y la imagen de la mujer como propiedad del varón; que, en consecuencia, desatan la violencia física y psicológica. Debido a esto, me enfocaré en Lima por ser la provincia más poblada del Perú y que, según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), tiene el índice más elevado de violencia conyugal a nivel de todo el Perú (2012).

Por un lado, entre las causas más frecuentes, dentro de los incidentes presentados de violencia conyugal, figura el alcoholismo. El alcoholismo es una enfermedad crónica, caracterizada por una dependencia física y psicológica al alcohol. Conocido algunas veces como “dependencia al alcohol”, produce en su mayoría, los principales problemas a nivel familiar, pues genera escenas de caos con conflictos entre los padres e hijos, que, finalmente, alteran el funcionamiento dentro del ámbito familiar. Según Sylvia Matos, “la variable que más incrementa el porcentaje de violencia contra la mujer, es el alcoholismo” (2006: 220), si asociamos esta información con lo dicho por John Pinel acerca de que “el bebedor de alcohol experimenta diferentes grados de deterioro cognitivo, perceptivo, verbal y motor, así como una pérdida de control, que pueden llevar a diversas acciones inaceptables desde el punto de vista social” (1999: 422),  podemos concluir que uno de los factores más sustanciales para que se produzca la violencia hacia la mujer de parte de su pareja es a causa del consumo de alcohol. Además, Dora Blitchtein menciona que “las mujeres con parejas que toman alcohol hasta la embriaguez frecuentemente, tienen siete veces más riesgo de sufrir violencia física por su pareja que las que no lo tienen” (2012: 40); en aquel estudio se encuestaron a 458 mujeres víctimas de maltratos de parte de su pareja, que bebía y se embriagaba o bebía, pero no se embriagaba, al finalizar la encuesta se confirmó que 363 fueron agredidas cuando sus esposos se encontraban en estado de ebriedad. En un estudio realizado por Olga Bardales para el Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inei), se halló que la mayor cantidad de mujeres víctimas de violencia de parte de su pareja en el distrito de San Juan de Lurigancho fue elevada, en un mes se reportaron un total de 13 víctimas con edades entre 20 a 64 años que denunciaban haber sido maltratas por su pareja en estado de ebriedad, dicho número es mayor a la del callao, que reportó 6 victimas (2012: 161); aunque la cantidad es menor a comparación de otros distritos, no deja de ser preocupante debido a que no deberían de haber victimas a causa del maltrato proveniente de su marido.

Por otro lado, existe la imagen de la mujer como propiedad del varón la cual origina, directa o indirectamente, comportamientos controladores como “vigilar los movimientos de su mujer”, y esta a su vez es una causa muy común de violencia ya que el varón se siente en el derecho de poder manipularla a su antojo. Al tener todo el control sobre ella, podrá tenerla, más que como una esposa, como un objeto del cual ellos son dueños. Según Teresa Viviano, “el agresor es un varón adulto que expresa celos, descontrol, ansias de dominación, y que tiene antecedentes de ejercer violencia familiar” (2010: 140), los indicadores asociados al patriarcalismo y al control machista ofrecen una fuerte explicación de la ocurrencia del fenómeno (maltrato físico y/o psicológico); además, Paola Meléndez menciona que las víctimas tienen cinco veces más probabilidades de percibir algún tipo de violencia en la etapa marital cuando los varones tenían actitudes machistas, controladoras o eran muy celosos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó un informe donde se evidencia que “el porcentaje de mujeres que declararon haber sufrido uno o más de estos comportamientos variaba entre un 90%” (s/f: 11); en consecuencia, se resalta que, la violencia, ya sea física psicológica o sexual, suele ir acompañada, en la mayoría de los casos, de un comportamiento dominante de parte del marido; además, “las mujeres con parejas que las controlan haciendo que estas limiten su interacción con la familia o amigos tienen cuatro veces más posibilidad de sufrir violencia física por su pareja que las que no son controladas por su parejas” (Reyes 2012: 40). Según los datos del registro del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), evaluados dentro de la provincia de Lima, la encuesta mostró que, entre la acción de ejercer control, están los celos (46.5%), impedimento para recibir y realizar visitas (23.6%), acusarla de infidelidad (14.6%), insistir en saber dónde está su mujer (42.8%) e incluso desconfían del dinero que ella maneja en el hogar (13%); esta encuesta se encargó de explicar que, de las mujeres entrevistadas, todas habían sufrido al menos una de estas muestras de control, unas más que otras. Además, los estereotipos juegan un papel muy importante dentro de los motivos por los cuales el varón reacciona de una manera machista y con la etiqueta de ser superior, ya que en la sociedad está impregnada la imagen del varón como nacido “para mandar y se consideran como atributos masculinos la fortaleza, el don de mando, la agresividad, la decisión, el control de emociones y el poder, a la mujer se le reconocen como atributos la dulzura, la suavidad, la ternura, la emotividad y la debilidad” (Ruiz 1988: 31), la sociedad reconoce al hombre como hecho para mandar ser autoridad y emplear la fuerza, mientras que a la mujer como un ser sumiso, dependiente y hecho para servir. Según Patricia Ruiz, la violencia se puede presentar en el momento en el cual el varón siente que su espacio de poder está en peligro o no puede ejercer el mismo poder sobre su esposa; es en ese momento en el cual, para conseguir mostrar su superioridad el hombre recurre a la fuerza y violencia para manifestarle su soberanía sobre ella. En consecuencia, la autoridad no se acepta por consenso, se emplea un carácter violento que muchas veces culmina con agresiones físicas o psicológicas.

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