CIENCIAS SOCIALES
KIMKARY3 de Enero de 2014
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Este libro enfatiza la necesidad de una vivencia emocional de la labor del educador, basa en la alegría de la vida y en la alegra de educar. Insiste en la fuerza didáctica y ética del entusiasmo
Por otro parte, en las instituciones son muchas veces lugar de sufrimiento para los educadores y los educandos. Para los unos fuente de estrés y frustración, para los otros ocasión de aburrimiento y desconexión de la vida. Con frecuencia las instituciones fomentan la competitividad, el rendimiento, la pasividad, el cumplimiento ciego de las normas y la obediencia,
Olvidando a veces que los alumnos son personas, con sus valores, capacidades, necesidades y límites. Por todo ello es muy importante que los educadores lleven a cabo un proceso de crecimiento personal, a través del cual puedan trabajar en la construcción de su bienestar, de su felicidad y de su propia maduración como personas. Desde ahí, desde su entusiasmo personal, podrán contribuir a que sus alumnos y alumnas aprendan a ser positivos y felices. Este trabajo sobre uno mismo permite vivir más sanos, optimistas y estables emocionalmente, así como desarrollar las propias potencialidades. Aprendiendo a mirar lo más positivo de nosotros mismos y de nuestra vida, viviremos con más bienestar, alegría y felicidad, y podremos acompañar mejor a nuestros alumnos en este proceso. Con la alegría de vivir y educar ver y comprender nuestro mundo nos ayudar a saber con mejor claridad. Cuál es nuestra misión al ser educadores o educadoras. Ver entender y comprender la realidad de nuestro país, así como la del sistema educativo, nos ayudara a entender de mejor manera el sentido de nuestra labor educadora para ayudar a cambiar el mundo. Los educadores de hoy, necesitamos aprender a vivir con emoción, con ternura y delicadeza hacia todo lo vivo para que eso sea lo que podamos entregar al mundo.
Todo ello es fundamental para formar personas satisfechas consigo mismas y con la vida, dispuestas a comprometerse con los demás y capaces de vivir una existencia feliz y con sentido, creo que es muy importante que los profesores sepan “ver” a los alumnos en su riqueza, en lo que son, que sepan reconocer todo lo que de positivo y bueno lleva dentro de cada uno. Es importante el amor incondicional del profesor y las actitudes de respeto, escuchar, darle atención, cuidado y paciencia. Es evidente que el profesor maduro, que sabe ver al alumno que confía en el, que tiene todas las actitudes positivas de respeto y cuidado por su crecimiento, va a ayudar a que este crezca, se conozca, decida de acuerdo a simismo y no tenga necesidad de actuar
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