CLIMA ESCOLAR RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS, CONVIVENCIA Y LA PAZ EN LOS CENTROS ESCOLARES

CLIMA ESCOLAR

 RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS, CONVIVENCIA Y LA PAZ EN LOS CENTROS ESCOLARES

En las relaciones sociales, dentro y fuera del aula, se encuentran mundos diversos sustentados en experiencias y vivencias personales, alimentados por esencias culturales que interactúan recíprocamente; produciendo una amalgama entre la cultura nacional, local, de las familias y de la institución educativa. Esta interacción socioeducativa es el núcleo del trabajo pedagógico. Allí se encuentran y relacionan personas condicionadas por experiencias distintas, socializadas en contextos disímiles, (F. Dubet, 1998) adhiriendo a modelos culturales contrapuestos (Bajoit, 1995): por una parte, los docentes (adultos) y por otra, los estudiantes (niños/niñas y adolescentes); allí se verifica la coexistencia escolar en un determinado clima de aula y laboral. Cuando se produce esa interacción social al interior del aula, lo esperado tradicionalmente es que los profesores enseñen, usando metodologías de enseñanza aprendidas en la universidad y los estudiantes se motiven y aprendan, haciendo precisamente lo que se espera de ellos; estudiar.

La presente reflexión aborda la temática del clima escolar en cuanto a resolución de conflictos, convivencia y la paz escolar. Se afrontan las escuelas y/o liceos del Circuito Educativo Rolando Armas, como  espacios de socialización secundaria, teniendo como materia prima las experiencias vividas en su entorno.

El clima escolar (definición propia) no es más que la relación armónica que debe coexistir entre todas las personas que hacen vida en cada una de las escuelas y/o liceos de un circuito educativo. Cuando esa acción armoniosa se rompe se desata una serie de hechos y cohechos que nos lleva  a  conjunto de dos o más hipotéticas situaciones de confrontación, denominado conflicto, donde una de las partes intervinientes intenta imponerse a la otra (D’ Ángelo, Luis y Fernández, D. 2011).  Los factores o causas que originan un conflicto pueden ser culturales,  estructurales y  de comportamiento, y para abordarlos se debe tener autocontrol, objetividad y liderazgo, para  que de esta manera a través de la mediación donde haya corresponsabilidad, comunicación, respeto, participación y dialogo, se pueda llegar a una posible la solución.

Si olvidar nuestra responsabilidad como docentes, así como las tareas encomendadas por el Ministerio del Poder Popular para la Educación a través de la Ley Orgánica de Educación. También nos compete la contribución a que las actividades de la escuela y liceo se desarrollen en un clima de respeto, de tolerancia, de participación y de libertad para fomentar no solo en los estudiantes, sino también en todas las personas que hacen vida en la escuela, los valores de la ciudadanía democrática. Para esto es necesario entonces poner en práctica una acción  preventiva, es decir, el trabajo previo que da lugar a la no intervención directa en el conflicto, permitiendo una resolución del mismo, desde el razonamiento del estudiantado, con la mediación del docente y lo que aporta el  equipo de trabajo que nos acompaña.

En conclusión  las aptitudes que tenemos que favorecer en el estudiantado son prácticamente similares en cada periodo escolar, aunado a los procesos cognitivos, afectivos, emocionales y sociales que se desarrollan en las aulas y fuera de ellas, son los que van articulando el conjunto de hábitos, conductas y actitudes que componen la personalidad de los niños, niñas y adolescentes y cuyo desarrollo óptimo favorece la construcción de personalidades críticas, sanas y equilibradas moralmente. Todo ellos unidos a los valores que han de estar presentes en el clima donde crecemos y nos desarrollamos, en la sociedad, en la escuela, liceo y particularmente dentro de sus aulas.

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