ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Cargando Al Venado

alejandro196919 de Noviembre de 2013

952 Palabras (4 Páginas)324 Visitas

Página 1 de 4

Estaba un hombre a la orilla del camino, sentado en una piedra, bajo la sombra de un frondoso

huanacaxtle. Se le miraba triste, meditabundo, cabizbajo; casi, casi a punto de soltar el llanto.

Así lo encontró su compadre y amigo de toda la vida, quien acongojado al verlo en tales fachas,

le preguntó el motivo, causa o razón que ocasionaba que él se encontrara en situación tan deprimente.

- Compadre -contestó el interpelado, -¡tu pinche comadre! ¡Tu comadre! Esta noche la mato o la

desaparezco; pero de que se muere, se muere.. - No la amuele compadre, mejor platíqueme por qué

la quiere matar. A lo mejor puedo ayudarle a encontrar una mejor solución.

El compadre, después de limpiarse sus ojos todos llorosos y su nariz moquienta, empezó con su relato.

- Mire compadre, sabe que somos muy pobres y en su humilde casa, la única forma de acompañar los

frijoles es con un pedazo de carne que tengo que conseguir yendo de cacería al monte.

- Me tengo que ir con mi vieja escopeta, pasar varios días de sufrimiento y penalidades,

salvándome de milagro de los peligros del monte, esquivando víboras, al tigre y la onza,

- Soportar la terrible comezón que me producen las güinas, garrapatas y piquetes de moscos; y por si

esto fuera poco, - Aguantar cómo me cala hasta los huesos el frío y la soledad de las noches.

- Luego, por fin, si la suerte me socorre y logro cazar un venado, todavía tengo que cargarlo hasta el

rancho y subir la cuesta de la loma donde está mi casa. - Todavía no alcanzo resuello, cuando aparece

mi señora con el cuchillo en la mano e inmediatamente empieza a repartir el venado entre vecinos

y familiares. - Que una pierna pa’ doña Juana - Que otra pa’ doña Cleo, - Que este lomito pa’ mi mamá,

que esto pa’llá, - Que esto pa’cá y a los dos o tres días allí va tu tonto otra vez de cacería.

¡Pero ya me cansé y esta noche, mínimo las desmechoneo!

El compadre de aquél iracundo desdichado, después de meditar un momento, le dio la solución:

- Invite a su mujer a cargar el venado.

- ¿¡Qué!?

- Sí, sí. Mire, no más no le diga las maltratizas que se pone para cargar el venado. Mejor píntesela bonito.

No le hable de las espinas ni los peligros, ni del frío ni el calor. Dígale que la invita para que disfrute

de los bellos paisajes, del esplendor de las estrellas que lo cobijan en la noche, de los manantiales

cristalinos que reflejarían románticamente sus imágenes, de sus exquisitas aguas, del aire fresco del monte,

lleno de oxígeno, de la graciosa manera en que camina el venado, como si fuera un bailarín de ballet, del

dulce canto de los grillos y los pajarillos silvestres, en fin..El compadre siguió el consejo. Por supuesto la

convenció.La mujer, entusiasmada, se fue con la falda larga hasta el tobillo. Al cruzar el primer “aguamal”

se redujo a minifalda porque la prenda quedó desgarrada entre las púas. La blusa le quedó toda jodida,

el calzado se le rompió por los difíciles caminos y las piedras y las espinas la hicieron sangrar.

Las “güinas” y “guachaporis” los traía por todo el cuerpo; el sol le quemó la piel. El pelo se le maltrató:

le quedó tieso y desparramado como estropajo. Las manos le quedaron encallecidas al abrirse paso

entre el espeso monte. Toda chamagosa, estuvo a punto de sufrir un infarto al toparse con una

enorme víbora., Muerta de hambre, su imagen parecía sacada de un cuento de ultratumba.

Por fin, después de tantos martirios, un día encontraron al venado.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (5 Kb)
Leer 3 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com