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Cultura Mochica Cuestionario


Enviado por   •  23 de Noviembre de 2014  •  1.449 Palabras (6 Páginas)  •  379 Visitas

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EL MONJE NEGRO (análisis por Crypt Vihâra)

El cuento "El monje negro" de Antón Pávlovich Chejov, tal vez no es su mejor cuento, pero es tan poético e imaginativo que el impacto que causa al leerlo difícilmente nos abandonará nunca. Es un cuento de tesis, género muy cultivado en Francia. Partiendo de la proposición de si el loco genial es superior a una sociedad (más útil, más deseable y conveniente) que el mediocre racional y sano, Antón Pávlovich Chejov desenvuelve su argumento amparándose en su preferencia por el primero. Por supuesto que entran en juego ciertas consideraciones de la parte del lector, este se esfuerza en ver el anverso y reverso de la moneda. Hay que tomar en consideración, por ejemplo, el número de genios (y éstos nunca son muchos) y de mediocres que siempre son supernumerarios. Al fin terminamos dándole la razón a Antón Pávlovich Chejov y amparando condicionalmente al loco genial.

Se trata de un hombre joven, Krovin, cuya genialidad, a decir verdad, no está propiamente ejemplificada. Sabemos que es escritor y filosofo y se le designa como magister (maestro). Este personaje es un hombre alegre, feliz, entusiasta de la vida; duerme muy poco, estudia, y ama la belleza. Va de vacaciones a una finca rusa, a casa de un amigo de su familia, para él casi un segundo padre, de quien se había separado hacía algunos años. El padre adoptivo tiene una magnífica villa con un inmenso jardín y una huerta en la que cosecha frutas, además de ser un fanático para quien el jardín representa su razón de ser, su orgullo, su vida misma. Tiene una hija de dieciocho años, Tanya, que es esclava del jardín y del huerto, entrenada en este amor preferente por su padre. El joven viene a catalizar la durmiente realidad con su genial locura, con su chispa y alegría; pero nadie sabe de su anormalidad. Un día el joven sale a pasearse por el jardín, se adentra en la finca, llega a un río bordeado de pinos cuyas raíces protuberantes son tentaculares. Atraviesa el río y se extasía en la contemplación del vasto horizonte, en medio de un campo de centeno agitado por la suave brisa. En un momento ve en el horizonte una enorme columna negra, su alma se aprieta de gozo, sus ojos se fijan intensamente; ve cómo la columna va decreciendo en tamaño, viene hacia él, ya se dibuja la silueta de un ser humano, de un monje medieval ortodoxo vestido de negro; viene, viene, ladea la cara pálida, su boca de labios delgados que se distienden ligeramente, hay timidez en su mirada escurridiza pero el joven consigue que le mire un instante, que le sonría. Hay un momento de comprensión, de contado entre ambos y el joven siente una alegría eufórica. El monje no se detiene, sigue su camino. Se aleja rompiéndose contra los árboles, sube, se va agigantando, desaparece...

El joven regresa a la mansión exhultante de entusiasmo vital, se tropieza con la hija del amigo de su familia (casi su hermanastra), y se gustan; él encuentra la fragilidad de ella atrayente. El horticultor aprueba el idilio, quiere herederos consagrados que cuiden del jardín y la huerta y aprecia al joven por su inteligencia considerándolo ideal como yerno... Pasan los hermosos días de vacaciones, el joven apenas duerme, tal vez media hora; las noches las emplea escribiendo, leyendo, en contacto idílico con su prometida presente o ausente. El joven novio se escapa de las tertulias de canto y música que celebra a menudo su futura esposa y sus vecinos y se sienta solo. El monje viene y se sienta a su lado... Pero, curiosamente el joven sabe que él mismo se ha forjado la leyenda del monje, que es un espejismo que forma parte de su vida diaria, que es su "droga" para el éxito y una estimulación consciente a la que vive espontáneamente esclavizado; el monje lo estimula a vivir felizmente.

Hablando con el monje le dice: "pero tú eres un espejismo. por qué estás aquí y por qué te has sentado en este sitio! No estás actuando en consonancia con la leyenda." El monje le dice, entre otras cosas: "la leyenda, el espejismo, son productos de tu excitada imaginación. Soy un fantasma", "quieres decir con esto que no existes!",

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