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Discurso de Don Luis Cabrera de 3 de Diciembre de 1912


Enviado por   •  17 de Septiembre de 2014  •  Informes  •  1.593 Palabras (7 Páginas)  •  975 Visitas

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18. Discurso De Don Luis Cabrera De 3 De Diciembre De 1912

Era necesario que juriscas sinceros se hicieran cargo de las interrogantes rurales. Se reconocida a principios de la segunda decena del siglo XX que esta indolencia legislativa era culpable en gran parte de la rebeli6n suriana. En efecto, en la XXVl Legislatura se pensó que En la pasada habla quedado de manifiesto su pensamiento revolucionario con respecto a la cuestión obrera. Era convincente que ahora le tocara el tumo al problema agrario, al que por no quererlo abordar la pasada Legislatura, originara al par que la inconformidad de la numerosísima clase campesina, la rebelión del general Zapata

Así es como llegamos al 3 de diciembre de 1912, día en que pronunció Cabrera su famoso discurso, del cual Ramírez Plancarte dijo que era la pidraa oratoria que contiene la más explícita y viril denuncia de muchas de las infamias que contra los trabajadores Rurales cometían los latifundistas de acuerdo estos con el Poder Público" Prescindiendo de términos tan apasionados, en nuestra opinión este discurso constituyó una fuente de información fide•

Digna que se hubo p6blica en pleno Congreso. Indudablemente Cabrera fue un conocedor de esas cuestiones. Se nota simplemente al hacer las comparaciones entre este discurso y los posteriores

del Constituyente de 1917.

“El licenciado Cabrera inició la Asamblea con un breve Proyecto en el cual declaró: 1. De utilidad pública nacional la reconstitución y dotación de ejido para los pueblos. 2. Que se procediera a expropiar los terrenos necesarios para reconstruir los ejidos de los pueblos que los haya perdido, para dotar de ellos a las poblaciones que los necesitaren, o para aumentar la extensión de los existentes.”

“Determinó al hacendismo como la “presión económica de la competencia ventajosa que la gran propiedad rural ejerce sobre la pequeña, a la sombra de la desigualdad en el impuesto, y de una multitud de privilegios de que goza aquélla en lo económico y lo político, y que produce la constante absorción de la pequeña propiedad agrario por la grande, debe combatirse por las medidas que tiendan a igualar la grande y la pequeña propiedad ante el impuesto, pues una vez igualadas ambas propiedades, la división de la grande se efectuará por sí solo. Estimo que el gobierno debe hacer esfuerzo para fomentar la creación de la pequeña propiedad agraria”. “Pero antes de la protección de la pequeña propiedad rural, es necesario resolver otro problema agrario de mucha mayor importancia que consiste en libertar a los pueblos de la opresión económica y política que sobre ellos ejercen las haciendas entre cuyos linderos se encuentran como prisioneros los poblados de propietarios.” “En cuanto a la creación de la pequeña propiedad particular, descartados los dos medios ingenuos de comprar tierras y de enajenar baldíos, se comprometió que sólo podía lograrse mediante la resolución de otros varios problemas que significaban otras tantas cuestiones agrarias; tales son el problema del crédito rural, la cuestión de irrigación, la cuestión de catastro, la cuestión de impuestos, etc.”

“Poco a poco va precisándose, entre tanto, el otro problema, el verdadero agrario, el que consiste en dar tierra a cientos de miles de parias que no las tienen”. “Dos factores hay que tener en consideración: la tierra y el hombre; la tierra de cuya posesión vamos a tratar, y los hombres a quienes debemos procurar dar tierras”. “Las leyes de Desamortización de 1856, acabando con los ejidos, no dejaron como elementos de vida para los habitantes de los pueblos, que antiguamente podían subsistir durante todo el año por el medio del esquilmo y cultivo de los cultivo de los ejidos, más que la condición de esclavo: “La hacienda, tal como la encontramos de quince años a esta parte en la Mesa Central, tiene dos clases de sirvientes o jornaleros: el peón de año y el peón de tarea”. “El jornalero de $0.31 diarios, para el peón de año, es ya magnifico salario que no en todas partes alcanza; generalmente el peón de año gana $0.25.” “Mientras que no sea posible crear un sistema de explotación agrícola en pequeño, que substituya a las grandes explotaciones de los latifundios, el problema agrario debe resolverse por la explotación de los ejidos como medio de complementar el salario del jornalero.” “Pero si nos tardamos en ahondar el problema, no tendrán otra solución que ésta que he propuesto, la expropiación de tierras para reconstruir ejidos por causa de utilidad pública”. “La cuestión agrario es de tanta importancia, que considero debe estar por encima de la alta justicia, por encima de esa justicia de reivindicaciones y averiguaciones de lo que haya en el fondo de los despojos contra los pueblos. La expropiación no debe confundirse con reivindicación de ejido. La reivindicación de los ejidos sería uno

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