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DISCURSO DE LUIS CABRERA DEL 3 DE DICIEMBRE DE 1912.


Enviado por   •  8 de Diciembre de 2013  •  1.174 Palabras (5 Páginas)  •  2.942 Visitas

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DISCURSO DE LUIS CABRERA DEL 3 DE DICIEMBRE DE 1912.

DISCURSO DE DON LUIS CABRERA DEL 31 DE DICIEMBRE DE 1912.- Era necesario que juristas sinceros se hicieran cargo de las interrogantes rurales. Se reconocía a principios de la segunda decena del siglo XX que esta indolencia legislativa era culpable en gran parte de la rebelión suriana. En efecto, en la XXVI Legislatura se pensó que si “En la pasada había quedado de manifiesto su pensamiento revolucionario con respecto a la cuestión obrera, era conveniente que ahora le tocara el turno al problema agrario, al que por no quererlo abordar la pasada Legislatura, originara al par que la inconformidad de la numerosísima clase campesina, la rebelión del general Zapata.”

Así es como llegamos al 3 de diciembre de 1912, día en que pronunció Cabrera su famoso discurso, del cual Ramírez Plancarte dijo que era la “pieza oratoria que contiene la más explícita y viril denuncia de muchas de las infamias que contra los trabajadores rurales cometían los latifundistas de acuerdo éstos con el Poder Público”. Prescindiendo de términos tan apasionados, en nuestra opinión este discurso constituyo una fuente de información fidedigna que se hizo pública en pleno Congreso. Indudablemente Cabrera fue un conocedor de estas cuestiones, se nota simplemente al hacer las comparaciones entre este discurso y los posteriores del Constituyente de 1917.

El licenciado Cabrera inició la Asamblea con un breve Proyecto en el cual declaró: 1. De utilidad pública nacional la reconstitución y dotación de ejidos para los pueblos. 2. Que se procediera a expropiar los terrenos necesarios para reconstruir los ejidos de los pueblos que los hayan perdido, para dotar de ellos a las poblaciones que los necesitaren, o para aumentar la extensión de los existentes.

Determinó el hacendismo como la “presión económica de la competencia ventajosa que la gran propiedad rural ejerce sobre la pequeña, a la sombra de la desigualdad en el impuesto, y de una multitud de privilegios de que goza aquella en lo económico y lo político, y que produce la constante absorción de la pequeña propiedad agraria por la grande, debe combatirse por las medidas que tiendan a igualar la grande y la pequeña propiedad ante el impuesto, pues una vez igualadas ambas propiedades, la división de la grande se efectuará por sí sola. Estimo que el gobierno debe hacer esfuerzo para fomentar la creación de la pequeña propiedad agraria”. “Pero antes de la protección de la pequeña propiedad rural, es necesario resolver otro problema agrario de mucha mayor importancia que consiste en libertar a los pueblos de la opresión económica y política que sobre ellos ejercen las haciendas entre cuyos linderos se encuentran como prisioneros los poblados de propietarios.” “En cuanto a la creación de la pequeña propiedad particular, descartados los dos medios ingenuos de comprar tierras y de enajenar baldíos, se comprendió que sólo podía lograrse mediante la resolución de otros varios problemas que significaban otras tantas cuestiones agrarias, que a su vez exigían otras tantas leyes agrarias; tales son el problema del crédito rural, la cuestión de irrigación, la cuestión de catastro, la cuestión de impuestos, etc.”

“Poco a poco va precisándose, entre tanto, el otro problema, el verdadero agrario, el que consiste en dar tierras a cientos de miles de parias que no las tienen.” “Dos factores hay que tener en consideración: la tierra y el hombre; la tierra de cuya posesión vamos a tratar, y los hombres a quienes debemos procurar dar tierras.” “Las leyes de Desamortización de 1856,

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