Drogadiccion

Drogadicción

En la Ciudad de México, siete de cada 10 estudiantes de secundaria y bachillerato han consumido alcohol alguna vez en la vida, mientras uno de cada cuatro ha ingerido drogas ilegales, entre mariguana, cocaína, crack y alucinógenos, de acuerdo a la Encuesta de Consumo de Drogas en Estudiantes de la Ciudad de México 2012.

Cuando se habla de drogadicción es referirse al abuso o el mal uso de distintas sustancias, estas pueden ser legales como: los fármacos, el alcohol, el tabaco, etc. También existen las sustancias legales como por ejemplo: la marihuana, la cocaína, la heroína, entre muchas otras.

Todas las sustancias antes mencionadas, pueden causar adicción y así llegar a consumirlas en exceso, esto afecta la calidad de vida de las personas que las consumen a este grado, algunas consecuencias son: trastornos fisiológicos y psicológicos, deterioro y debilitamiento de la voluntad, baja del rendimiento en el trabajo o en el estudio, consecuencias económicas, las drogas no solamente tienen consecuencias negativas para quienes las usan. También se ven afectadas las personas que rodean al drogadicto, especialmente las de su entorno más cercano, como familiares y amigos. No es sólo la vida del drogadicto la que está en juego.

Por mucho tiempo el uso ilegal de drogas ha sido un grave problema en nuestro país debido a la amplia disponibilidad de drogas, legales e ilegales, lo que hace mucho más fácil el acceso y el consumo de las mismas, desinformación en el tema de las drogas, el ansia del joven de pertenecer a un grupo, Un ambiente familiar demasiado permisivo, etc. Esta enfermedad no distingue sexo, edad, condición social, etc. Cualquier persona es propensa a ser adicta a cualquier sustancia si no se le informa sobre lo que es la drogadicción y sus graves consecuencias. Hoy la edad de inicio en el consumo de drogas es de 12 años, por lo cual se requiere de políticas públicas que lo prevengan, sobre todo cuando 11.4% de los estudiantes de nivel medio superior requieren tratamiento por consumo de sustancias. Debemos evitar que haya un clima de familiaridad y de aceptación social hacia su uso y evitar, al mismo tiempo, estigmatizar y criminalizar al adicto.

No se trata simplemente de prohibir la droga, ni de controlar su distribución. Aunque estas cosas son necesarias, el problema de la drogadicción tiene sus raíces en la sociedad misma. Es por ello que es necesario un compromiso de la sociedad en su conjunto. Padres, maestros, medios de comunicación, instituciones, etc., deben comprometerse a construir una sociedad nueva, donde sean promovidos los valores auténticos, especialmente los espirituales. De no hacerlo así, todas las estrategias de prevención serán inútiles, pues el problema de fondo seguirá existiendo.

Para las personas que ya han caído en el abuso de drogas, no bastan

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