EL MACHISMO, UN PROBLEMA EN EL PERÚ
KEEZIAEnsayo2 de Junio de 2022
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Jurupe Sono Keezia Nicols
EL MACHISMO, UN PROBLEMA EN EL PERÚ
El machismo es un aspecto del prejuicio sexual, manifestado de manera inconsciente en gran parte de la sociedad. Se caracteriza por el grado de superioridad e inferioridad, acompañado con actos de violencia, enfocados en creencias e ideologías del varón sobre la mujer. En la actualidad se registra un aproximado de 50 a 70 denuncias por mes, de asesinatos por violencia de género. Solo en este mes de noviembre se asentaron 50 denuncias, dejando en evidencia la sublevación que sufre la mujer debido al machismo vigente en nuestro litoral. Por lo tanto, el machismo representa un problema en el Perú.
No se respetan los Derechos Humanos de las mujeres
El machismo vulnera los Derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Puesto que, impide el debido ejercicio de estos. Asimismo, limita a la mujer a una conducta aprobada por el sexo opuesto. A causa de esto, el hombre se cree con el suficiente poder y superioridad para decidir sobre el comportamiento de las mujeres.
En primer lugar, tenemos la vulneración del Derecho a contraer o no matrimonio, por ejemplo, en la serranía de nuestro litoral, podemos encontrar múltiples casos, donde las mujeres son percibidas como “objetos” que pueden ser intercambiados por bienes materiales. Tal es el caso de Margarita, originaría del distrito de Incahuasi, ubicado en la provincia de Ferreñafe, Lambayeque; quien, cuando apenas tenía 14 años, fue entregada por su padre para contraer matrimonio con un señor de 40 años, a cambio de 1 casa, 30 cabezas de ganado, entre otros bienes. Esto deja en evidencia el valor tan insignificante de la mujer para el hombre.
En segundo lugar, está la vulneración del Derecho a la libre decisión de tener o no descendencia, ya sea biológica o adoptiva. Esto se ve evidenciado en zonas rurales del Perú, donde el valor de las mujeres se mide, en base a si desea o no tener hijos, y la virilidad del hombre de la misma forma. Por ello, los hombres les prohíben a sus esposas o pareja el uso de anticonceptivos y llegan a abusar sexualmente de ellas, para poder demostrar que son “más hombres” ante la sociedad. Tenemos el testimonio de María, ella narra, como su novio la obligaba a mantener relaciones sexuales con él, con el fin de embarazarla. Sin embargo, María consumía píldoras anticonceptivas a escondidas, porque ella no quería tener hijos, cuando su novio la descubrió, la agredió físicamente, pues sus amigos se burlaban constantemente de él y ponían en tela de juicio su virilidad masculina.
De acuerdo con lo antes mencionado, podemos darnos cuenta de que el machismo en el Perú supone un gran problema y afecta tanto a mujeres como a hombres. Pues, las mujeres son minimizadas por el sexo opuesto, y ellos están obligados a actuar de cierta forma para encajar en sociedad. Sin embargo, ambos están protegidos por los derechos estipulados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Además, de encontrarse en el artículo 2 de nuestra Constitución Política del Perú, pues “los derechos humanos son inherentes a todos a todos los seres humanos”. (Naciones Unidas, 1950)
Por otro lado, tenemos la vulneración del Derecho a la igualdad de género. Este derecho supone la eliminación de una jerarquía errónea entre los hombres y mujeres, es decir, él es superior a ella. Esto conlleva a la violación de otros derechos, como los que plasmaremos en las siguientes líneas.
Por ejemplo, el Derecho a la igualdad de oportunidades. “Las mujeres, son constantemente excluidas por no ser lo “suficientemente capaces” de realizar las mismas actividades de los hombres” (SENAJU, 2017). Esto, ocasiona una cantidad significativa de mujeres desempleadas y en una búsqueda de trabajo infinita. Debido a que las facultades físicas de mujeres son subestimadas por el sexo opuesto, viven reprimidas, discriminadas y limitadas a trabajos con un sueldo incluso más bajo del SMV. Ello vulnera su dignidad como persona y su libertad individual a decidirse por un empleo mejor remunerado. No obstante, el estado peruano ha decidido regular esta injusticia, con el fin de proteger este derecho se efectuó la ley N° 28983 “Ley de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres”. Esta ley establece el marco normativo, institucional y de políticas públicas en el ámbito nacional, regional y local, para “garantizar a mujeres y hombres el ejercicio de sus derechos a la igualdad, dignidad, libre desarrollo, bienestar y autonomía, impidiendo la discriminación en todas las esferas de su vida, pública y privada, propendiendo a la plena igualdad”.
Además, se vulnera el Derecho a la no violencia de género. Si bien, anatómicamente el hombre es físicamente más fuerte que la mujer, esto no significa una disminución de su valor como persona, tampoco le da el derecho de agredir física y emocionalmente a la mujer. Sin embargo, este se cree con el poder de hacerlo, a causa del machismo implantado en nuestra sociedad. Esto supone una superioridad y sublevación del hombre hacia la mujer. Por esta razón, se ha implementado la Ley N°30364, Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar, aprobado mediante Decreto Supremo N° 009-2016-MIMP. Esta ley, “tiene como finalidad diseñar, establecer, promover, ejecutar y supervisar políticas públicas a favor de las mujeres y de las poblaciones vulnerables consideradas como grupos de personas que sufren discriminación o situaciones de desprotección”. Por ello, se implementó mecanismos de prevención y protección de las víctimas: “niños, niñas, adolescentes, adultos mayores, personas con discapacidad, desplazados y migrantes internos, con el objeto de garantizar sus derechos, con visión intersectorial”. De tal manera, se impondrá una sentencia al agraviante, con el fin de hacer justicia para las víctimas de violencia.
Causas del machismo desde la perspectiva filosófica
Existe una mentalidad machista, la cual toma parcialmente como justificación una diferencia entre el cuerpo femenino y masculino. “Ideológicamente el machismo sostiene que el varón es superior y la mujer debe estar sometida al mundo masculino”. (Antonio, 2011, párr. 3). Esto es conocido como androcentrismo y se percibe con actitudes de desprecio y discriminación hacia la fémina, basándose en el físico, la mentalidad, la sociedad y en otros ámbitos donde el varón cree que se desenvuelve mejor. De esta manera fundamenta la supremacía de jerarquía sobre la mujer.
Sin embargo, ese planteamiento ideológico es erróneo. Pues el machismo convierte la diferencia entre hombres y mujeres en una desigualdad, colocando al hombre en un nivel superior. Durante mucho tiempo se visualizó al varón como el “sexo fuerte” y a la mujer como el “sexo débil”, debido a que solo ellos suministraban económicamente y la mujer adoptaba un carácter sumiso y obediente. No obstante, ellos dependen absolutamente de ellas, tanto como madres y esposas. Entonces, las actitudes machistas más allá de desestimar a la mujer, repudian lo femenino y así justifican la conveniencia y superioridad de los hombres.
Por otra parte, esto genera una inseguridad personal. En la mujer surgen cuestiones acerca de su físico, personalidad, capacidad intelectual, al punto de sentirse incómoda consigo misma. Así también, el varón se ve afectado por sus ideologías machistas, al considerar a los actos femeninos como peligro para su virilidad. Magaña (2021) comenta que la sociedad espera de los hombres su demostración de masculinidad, por medio de su autosuficiencia, insensibilidad, valentía, liderazgo, ocupación, eludiendo conductas estereotipadas como, la expresión de sus emociones, la empatía y el cuidado. Es así como el varón presenta una baja autoestima, pues al no sentirse seguro de su conducta ante los demás, trata de ofender a las féminas para expresar seguridad.
Evidentemente, el varón se convierte en víctima de su propio acto. Desde la infancia hemos escuchado frases como, “los hombres no lloran”, “el que llegue último es una niña”, “corre como niña”. Todas estas son expresiones machistas, desarrolladas en un sistema patriarcal como el nuestro. Por consiguiente, esto ocasiona una idea confusa en el niño, al pensar que por ser varón no puede expresar sus sentimientos calificados como “débiles” o “de niña”. Es así como el varón es forzado a adoptar una mentalidad machista, sin manifestar sus sentimientos, por el temor a no encajar en su entorno. En otras palabras, el varón deforma su propio ser para poder cumplir las expectativas patriarcales, por lo cual, se perjudica de manera personal, al no ser transparente con sus afecciones.
Consecuencias del machismo en la sociedad.
Desde hace miles de años, se le asigna superioridad al hombre debido a su gran fuerza, la cual le otorgaba la capacidad de liderar y poner en orden a las tribus donde vivía. Debido a esto, en la actualidad, se sigue manteniendo esta idea con argumentos equivocados, por ejemplo, atribuir al varón una mayor capacidad intelectual que la de la mujer. De esta manera, se trata de justificar, acciones o pensamientos machistas que reflejan una inferioridad hacia la mujer.
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