EL PRINCIPE
carrera722 de Septiembre de 2014
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En el siguiente trabajo primeramente expondré brevemente el punto principal de la obra de Maquiavelo, el príncipe, posteriormente un breve recuento de la sucesión de un gobierno hereditario en México y por ultimo concluiré con un ejemplo de un gobernante que asimilo en gran medida la figura del príncipe de Maquiavelo en México.
Maquiavelo planteó que la obtención y la retención del poder son los fines últimos, y por lo tanto todo lo que sea necesario para obtenerlos está justificado. Desde entonces, la idea maquiavélica, “el fin justifica los medios”,
La posibilidad de hacer uso de la crueldad y la violencia para mantener la estabilidad y el poder.
Tener la grandeza de buscar el consejo de los expertos y la inteligencia de imitar el comportamiento de los mejores.
La posibilidad de promover la existencia del gobierno como una entidad con la responsabilidad de promover el bien común.
Maquiavelo recomienda al príncipe deslindarse de lo ético. “La condición humana es ingrata, inconstante y cobarde; por tanto, es mejor que el príncipe sea temido que amado”,
El líder no sólo tiene que desarrollar un sentido de lo que sucede a su alrededor, sino también entender las complejidades de la naturaleza humana. La tentación de ser un líder corrupto proviene de los rasgos personales de cada individuo
El Príncipe, él debe extraer las premisas necesarias para desenvolverse en un mundo cambiante. El éxito de un soberano radica en tomarle el pulso a las situaciones, valorarlas y armonizar su conducta con la dinámica inherente a ellas.
Maquiavelo demuestra que los hombres se miden con el mundo y actúan sobre él. Para Maquiavelo los fines políticos eran inseparables del "bien común". El bien del Estado no se subordina al bien del individuo o de la persona humana en ningún caso, y su fin se sitúa absolutamente por encima de todos los fines particulares.
Para Maquiavelo la razón suprema no es sino la razón de Estado. El Estado constituye un fin último, un fin en sí, no solo independiente sino también opuesto al orden moral y a los valores éticos, y situado de hecho, por encima de ellos, como instancia absoluta
Maquiavelo distingue entre "principados nuevos" y "principados hereditarios". Durante siete décadas, México fue principado hereditario. El poder se heredaba cada seis años, canalizado por el PRI (Partido Revolucionario Institucional), El Príncipe en turno dictaminaba, quién sería su sucesor. Seguramente, muchos factores concurrían para dar el dedazo y descubrir al "tapado": el poder del dinero, las agrupaciones gremiales, obreras y campesinas, los poderes locales de la Federación, las burocracias, acaso el más hábil presidente priísta y el más ajustado a la virtud hereditaria tal y como la describe Maquiavelo: los principados hereditarios son los más fáciles de gobernar. Basta con no hacer olas y contemporizar con los accidentes. Los hombres, dice Maquiavelo, cambian de gobierno creyendo mejorar. Pero el nuevo príncipe, por el simple hecho de su novedad, porque rompe una tradición, no tarda en enfrentarse a una minuta de problemas ausente de la república hereditaria.
El príncipe nuevo, por principio de cuentas, ofende a los que ha desalojado. Cuenta con la enemistad fervorosa del viejo orden, sobre todo cuando de verdad es viejo o sea incapaz de renovarse para mejorar y aspirar al poder en un nuevo clima democrático El nuevo príncipe, no puede satisfacer a todos los amigos, no puede darles todo lo que le piden. La incredulidad pesa sobre las acciones del príncipe nuevo. La censura cae sobre su ausencia de acciones. La falta de experiencia lastra y desprestigia muy pronto al nuevo príncipe.
.En última instancia, el pueblo puede cambiar al príncipe, pero el príncipe no puede cambiar al pueblo, los grandes, por el hecho de ser pocos,
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