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El Principe


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2013  •  6.133 Palabras (25 Páginas)  •  397 Visitas

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EL PRINCIPE

Al observar y analizar el comportamiento de no pocos políticos en el orden mundial, cabe anotar la enorme vigencia de uno de los pensadores más controvertidos, conocedor de la naturaleza humana e injustamente vilipendiado. Se trata de Nicolás Maquiavelo (1489-1527), italiano, florentino de nacimiento, connotado representante del Renacimiento, cuya obra cumbre “El Príncipe” está considerada como la “Biblia” de la política moderna. Esta obra – como él mismo afirma – no trata de concebir el deber ser político sino de narrar lo ya hecho. No lo que los gobernantes deberían hacer sino lo que hacían. Es fruto del concienzudo análisis de la época que le corresponde vivir al autor. Su vigencia está en que muchos gobernantes entendieron y entienden sus comentarios como un deber ser y de esto Maquiavelo no tiene la culpa.

Considera la política en términos de fuerza y violencia, de causas y efectos. El príncipe se selecciona mediante la competencia, en la lucha por la supervivencia. Cuanto más poder tenga el gobernante más probabilidades tendrá de sobrevivir. Considera que no hay correspondencia entre ética y política, en el sentido de que la “virtud” del príncipe consiste en hacer cualquier cosa para obtener, conservar y aumentar el poder: “El fin justifica los medios”. Prudencia, habilidad, generosidad son “virtudes” que están subordinadas a la búsqueda de poder. Si no se tienen es menester aparentarlas. Como por ejemplo, si el gobernante no tiene principios religiosos, de todas maneras asiste a la Iglesia y aparenta ser devoto y piadoso. Para los subordinados es obligación la honestidad, la sinceridad, la lealtad, el comportamiento pacífico, la obediencia a los superiores; moral que no es obligatoria para quienes detentan el poder, pues a Estados y gobernantes les está permitido robar, matar, engañar, pues lo primordial es el aumento del poder, el auto conservación y el egoísmo. Fuerza, temor, esplendor y diplomacia incrementan el poder.

Maquiavelo concibe el poder como la capacidad para emplear la fuerza por medios militares, financieros y diplomáticos. Quien gobierna no puede descuidar el control de territorios, de poblaciones y la motivación de sus tropas. El oro y el pan logran menos en política que los hombres y el hierro, pues donde hay hombres y hierro seguramente habrá oro y pan. Frente a la pregunta ¿si vale ser más temido que amado?, nuestro autor responde que es menester ambas cosas a la vez pero que esto es muy difícil, por lo tanto la vía más segura es hacerse temer antes que amar, pues “el hombre ofende menos al que se hace temer que al que se hace amar”. Advierte que hacerse temer no es lo mismo que hacerse aborrecer, ya que se puede ser muy bien temido sin necesidad de ser odioso.

Cada gobernante o aspirante al poder es enemigo potencial de todos los demás. Los aliados de hoy probablemente son los enemigos de mañana, pues el arte de la política consiste en saber exactamente a cuál de los aliados debe traicionarse, en qué momento y bajo qué condiciones.

El príncipe o gobernante cumple lo prometido mientras no se sienta perjudicado. Cuando se trata de otorgar premios o recompensas, lo hace de manera lenta y con mucha publicidad, pero cuando se trata de castigos, lo hace en silencio, rápido y se designan subordinados. El gobernante aparece ante el público más amable de lo que realmente es. ¿Qué es más importante, las buenas leyes o las buenas armas? Las buenas armas puesto que donde son buenas las armas son buenas las leyes.

Las cualidades de dos animales, aconseja Maquiavelo durante el ejercicio del poder: comportarse a la vez como zorra y como león: como zorra para conocer las trampas y como león para espantar los lobos…

MAQUIAVELO

El pasado fin de semana aparecieron en la edición digital del diario El Mundo tres artículos sobre el quinto centenario de la redacción de El Príncipe por parte de Nicolás Maquiavelo: “El Príncipe, 500 Años Después“, “Quinientos Años Manipulando los Hilos del Poder” y “Convertidos al Realismo Maquiavélico por Tupac y un Videojuego“. La Diosa Fortuna, de la que tanto hablaba nuestro insigne florentino, ha querido que el 500 aniversario de su obra más importante haya coincidido con el lamentable panorama político nacional e internacional en el que nos encontramos sumidos en la actualidad. Esto nos lleva a plantearnos la siguiente cuestión: ¿cómo puede ser que un escrito elaborado hace cinco siglos pueda ser utilizado todavía para analizar la política de nuestro presente?

En mi opinión, la respuesta a esta pregunta se encuentra en el propio enfoque de Maquiavelo. Es verdad que nuestro humanista escribe un espejo de príncipes muy ligado a la realidad política de la “Italia” de su momento, pero lo verdaderamente meritorio es que para llevar a cabo su programa va a centrarse en la esencia misma de la política. Los consejos de Maquiavelo están sacados atendiendo al mínimo común múltiplo de la actividad política de todos los tiempos: del pasado greco-romano, del presente del pensador florentino y, en consecuencia, de nuestro decadente presente. En otras palabras: su evaluación se basa en lo que han hecho los políticos de todos los tiempos para llevar a cabo una única tarea: la de manejar y ordenar las acciones de los hombres intentando, en todo momento, no perecer en el intento.

Esta última idea nos lleva al carácter profundamente humanista del pensamiento de Maquiavelo. Si entendemos el humanismo como aquella corriente que sitúa al hombre y sus capacidades en el centro de su discurso, entonces tendremos que admitir que nuestro autor es humanista. Sin embargo, esta teoría política debe ser interpretada como un humanismo negativo: se analiza a los hombres, sí, pero se descubre que su naturaleza es vil, codiciosa, engañadora, etc. Eso condicionaría el trabajo del que tiene que regir al grupo si no fuera porque el propio gobernante comparte naturaleza con los gobernados. De esta manera la política debe entenderse como la actividad de un “mal bicho” para controlar al resto de “malos bichos” de una determinada comunidad.

Así las cosas, y teniendo en cuenta que la naturaleza humana es invariable, se entiende que El Príncipe sea una obra de perfecta vigencia en 2013 y que lo continúe siendo en el 2113 si es que sigue quedando alguien aquí: tanto los que gobiernan como los gobernados seguimos siendo seres mezquinos y terribles como los atenienses del siglo V a.C., los romanos del siglo I a.C.

INTRODUCCION AL PRINCIPE DE MAQUIAVELO

En este trabajo nos proponemos establecer las vinculaciones existentes entre el pensamiento político de Nicolás Maquiavelo con la actualidad. Tal vez pueda

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