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Editorial


Enviado por   •  27 de Agosto de 2012  •  1.187 Palabras (5 Páginas)  •  350 Visitas

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Editorial: ¿Para dónde va Petro?

Por: EDITORIAL | 8:27 p.m. | 18 de Agosto del 2012

El panorama en Bogotá no es de cataclismo, pero sí de preocupante confusión, mala consejera para el ánimo de la gente. Y no basta con que desde la Alcaldía se diga que todo obedece a un cambio de modelo.

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Cierto es que a los gobiernos que por primera vez se estrenan en el poder hay que darles un compás de espera. Hay que dejar que se acomoden en el sillín del gobernante, que conozcan los vericuetos que entraña asumir las riendas de la administración, conocer a sus colaboradores y estar atentos a sus primeras decisiones.

Por lo mismo, resulta entendible que en ese período surjan dudas, afloren inquietudes y broten la desconfianza y la suspicacia. Todo lo cual da pie a interpretaciones que cada quien asimila según su propio criterio e interés particular. En estas aguas se mueve hoy el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro.

No obstante, este precalentamiento es también un termómetro que permite medir el talante de un mandatario, su capacidad para tomar decisiones y su disposición a la hora de asumir consecuencias. Tales consideraciones han puesto a prueba al Alcalde de la capital en los primeros meses de gestión.

En algunos episodios ha conseguido salir indemne, como haberse jugado a fondo por el pico y placa, pero en otros ha mostrado cierto grado de improvisación y falta de liderazgo, que hoy le cobran hasta miembros de su propio partido.

Lo ocurrido esta semana con la abrupta renuncia del tercer gerente de TransMilenio en lo poco que va de mandato evidencia que no ha conseguido solventar la inestabilidad en un organismo clave para el futuro de la movilidad, el mayor reto que tiene entre manos. Más grave aún si, como se ha insinuado, ello obedeció a roces entre funcionarios que deberían liderar el asunto en la ciudad. ¿Por qué se llegó a este extremo?, ¿qué otras motivaciones hay?

La seguidilla de dimisiones -justificadas o no- de importantes colaboradores de su círculo personal y de otros que debieron abandonar sus cargos en condiciones poco amigables ha creado una estela de dudas sobre el estilo Petro en el momento de confiar responsabilidades, de escuchar y liderar un equipo de gobierno.

Por la misma vía, la interinidad en posiciones estratégicas de la Administración, como la Unidad Administrativa de Servicios Públicos (encargada de una multimillonaria licitación de aseo que no ha podido estructurarse) y el Fondo de Vigilancia y Seguridad (que garantiza los recursos para la Policía), amén del cupo aún vacante en la Secretaría General, envía mensajes equívocos sobre la rapidez con que Petro responde a situaciones de crisis.

A lo anterior se agrega que empieza a ser percibido como un polemista de orden nacional, dadas sus posiciones y propuestas sobre los más variados temas, como sucedió con los llamados centros de consumo controlado para drogadictos.

Esto no quiere decir que deba mantenerse al margen de tales discusiones, pero cuando las mismas las plantea sin todos los argumentos a la mano, termina enfrascado en coyunturas que suenan lejanas al interés de los bogotanos, con lo cual queda la sensación de que hay más Alcalde que gobierno en Bogotá.

Entre tanto, sus logros locales -que los hay, sin duda-, como el mínimo vital de agua gratis para los más pobres, el Plan de Desarrollo aprobado sin clientelas políticas, y la histórica rebaja de los pasajes del transporte público, han ido quedando en un segundo plano. "Hay que jugar menos al vértigo de las noticias y ejecutar más", aconseja el exsecretario de Gobierno Antonio Navarro.

Son muchos y variados los desafíos que tienen Gustavo Petro y su equipo para sacar a Bogotá adelante. Por lo mismo, es aconsejable entender que el tiempo del acople debe quedar atrás y que es necesario empezar a abrirles espacio a las ejecutorias del futuro. Y la única forma de conseguirlo es enviando mensajes claros de para dónde se quiere llevar a la ciudad, que, aunque duela decirlo, luce rezagada ante sus hermanas menores, Medellín y Barranquilla.

Hay tres sectores en particular en que la ciudadanía espera acciones concretas: movilidad, vivienda y educación.

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