El Ascenso de Hitler al Poder

El Ascenso de Hitler al Poder

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 El Ascenso de Hitler al Poder.

     En el presente ensayo se hablará acerca de un evento sumamente importante para la detonación de la Segunda guerra mundial, siendo ésta última un enfrentamiento global militar que inició en septiembre de 1939 y culminó en 1945 y en la cual estuvieron involucrados dos bandos principales conformados por los países de Alemania, Italia, Japón, bando 1  e Inglaterra, Francia y la Unión Soviética, bando 2.  Se puede inferir que la Segunda Guerra Mundial fue un periodo compuesto de variados acontecimientos críticos que marcaron la historia para siempre, es por esto que en este ensayo sólo nos enfocaremos en analizar cómo es que Adolf Hitler, líder de Alemania y principal instaurador del Nazismo llegó al poder, a pesar de ser sus ideas tan irracionales, cómo es que es que este hombre consiguió que la las clases medias y la organización de obreros más grande de Europa, votarán a su favor aunque sus intereses no fueran compatibles con la ideología Nazi, siendo esta particularmente despiadada, ya que entre sus pilares se encontraba un feroz racismo, especialmente antisemita, lo cual llevaría a Hitler a instaurar más de 7000 campos de concentración, estos eran de distintos tipos: desde los denominados de prisión, de concentración, de trabajo y, por último, de exterminio. Se calcula que en estos lugares  morirían más de seis millones de personas (Cuervo, 2017). Entre ellos: políticos alemanes de izquierda o liberales, homosexuales, gitanos, judíos, discapacitados físicos y psíquicos,  miembros de otras denominaciones religiosas y prisioneros de guerra soviéticos.  Entonces ¿Por qué la nación alemana elegiría a alguien como Hitler para dirigirlos? O peor aún ¿Cómo llegarían a cometer los actos más crueles e inhumanos bajo una ideología tan irracional?, en este ensayo trataremos de contestar estas preguntas, apoyándonos en el libro “Psicología de las masas” (1895) del sociólogo francés Gustave Le Bon, en donde se realiza un estudio del comportamiento de los grupos

colectivos, es decir de investigar por qué los individuos se contagian del comportamiento de los demás y se limitan a repetirlo sin cuestionarse nada. También nos valdremos del libro “El malestar en la cultura” (1930) escrito por el nombrado “padre del psicoanálisis” Sigmund Freud, es interesante mencionar que este libro fue llamado “apocalíptico” ya que en él Freud describe cómo la pulsión de muerte inherente al hombre terminará por provocar su autodestrucción, siendo publicado poco tiempo antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Analizar esto nos ayudará a aclarar los motivos de esta guerra y la psicología de las masas que estuvo detrás de ella.

     Comenzaremos recordando el contexto en el surge el Nazismo, nos encontramos en la Alemania de principios de los años treinta, después de la primera guerra mundial esta nación resultó ser la mayor perdedora, ya que en el Tratado de Versalles se sostenía que debía pagar los daños de guerra a las naciones afectadas, esto aunado a la gran depresión de 1929 en EUA, cuya afectación llegó hasta Europa. Por tanto Alemania se encontraba sumida en una dura crisis económica. Es lógico pensar que las multitudes estaban desesperadas, no había más esperanza ni ilusiones en este escenario de postguerra, es en este punto en donde Hitler se gana a las personas, Gustave Le Von (1895) dice que las ilusiones se las encuentra en la base de todas las civilizaciones. Hay una necesidad social de las ilusiones y las masas las prefieren siempre a las verdades. Si hay algo que se le reconoce a Hitler es el de tener la impresionante habilidad de palabra y convencimiento, sus palabras encantaban a las personas, que no querían verdades crudas, sino algo que tocara su “alma colectiva”. En una situación desesperada hay una gran posibilidad de tomar decisiones desesperadas y esto fue lo que pasó. Hitler moldeo las opiniones de la masa alemana a través de imágenes, palabras y  fórmulas. El poder de las palabras está vinculado a las imágenes que evocan y es independiente de su sentido real. Estas imágenes varían de época en época, de raza en raza (Le Bon, 1895). Hitler le devolvió a Alemania el sentimiento de potencia invencible, no era lo que decía, sino cómo lo decía y las imágenes que inconscientemente evocaba en las personas, en este sentido sale a relucir el poder de imaginación de las masas las cuales, como ya se mencionó anteriormente piensan por imágenes y estas imágenes se suceden sin nexo alguno. A las masas les llama sobre todo la atención el lado maravilloso de las cosas. Lo maravilloso y lo legendario son los auténticos pilares de las civilizaciones. La imaginación popular ha sido siempre la base de los hombres de Estado. Cómo se presentan los hechos capaces de despertar la imaginación de las masas (Le Bon, 1895) entonces es aquí en donde encontramos la clave, del porqué la población Alemana aceptaría las ideas extremistas de Hitler, la razón era porque en masa las personas no piensan por sí mismas sino que se unen a un mismo sentimiento y a un razonamiento de orden muy inferior, por más irracionales que fueran las ideas de Hitler, la masa no pudo percibir dicha incoherencia ya que se encontraban envueltas en algo más fuerte que el espíritu crítico, se encontraban en una ilusión, ante promesas que lo hacían evocar imágenes de un futuro maravilloso.  Otro aspecto importante a recalcar es el tipo de liderazgo que ejercía Hitler, desde el punto de vista de Gustav Le Bone (1895) aquellos líderes con prestigio serán los más admirados ya que estos estarán tan  hipnotizados con sus propias ideas que las transmitirán a los demás con una convicción irresistible, entonces el prestigio es en realidad una especie de fascinación que un individuo, una obra o una doctrina ejercen sobre nuestro espíritu. Esta fascinación paraliza todas nuestras facultades críticas y colma nuestra alma de asombro y respeto. Los sentimientos entonces provocados son inexplicables, como todos los sentimientos, pero probablemente son del mismo orden que la sugestión experimentada por un sujeto hipnotizado. El prestigio es el resorte más poderoso de todo dominio. Los dioses, los reyes y las mujeres no habrían reinado jamás sin él.. Y es precisamente de esta forma en la que Hitler transmitía sus pensamientos a las personas, lo que lograba que por más extremos que fueran llegarán a “hipnotizar” al pueblo alemán.  Pronto las creencias de Hitler se convirtieron en creencias de todos los alemanes, y se preguntarán cómo es que se apoyaban éstas ideas aun cuando iban en contra de los interese propios de los alemanes, cómo menciona Le Bon (1895) las ideas de las masas pueden subsistir simultáneamente aunque sean ideas contradictorias. Y para que esto suceda, las ideas complejas deben de ser transformadas en ideas más sencillas, es decir que se deben experimentar las ideas superiores para ser accesibles a las masas. El papel social de las ideas es independiente de la parte de verdad que puedan contener, como se ha mencionado con anterioridad, lo imparte de una idea no es que ofrezca una verdad sino una ilusión. Esta parte bien se podría explicar desde el punto de vista de Freud (1939) quién al hablar del instinto de muerte exponía que inconscientemente al hombre lo motiva a actuar también un impulso de agresividad el cual busca hacer daño al individuo mismo y las demás personas. Es por esto que desde este punto podríamos decir que inconscientemente el pueblo alemán se encaminaba hacia su propia destrucción y la destrucción de países vecinos. Freud (1939) menciona también que dicha pulsión de muerte está íntimamente vinculada con Eros, la pulsión de vida, y explica lo siguiente: el desarrollo cultural muestra la lucha entre la pulsión de vida (Eros) y la pulsión de muerte tal como se consuma en la especie humana. Esta lucha es el contenido esencial de la vida en general y por eso el desarrollo cultural puede caracterizarse sucintamente como la lucha por la vida de la especie humana. Desde esta explicación se podría explicar la elección de Hitler como líder de Alemania y las posteriores declaraciones de guerra, así como la fuerte idea expansionista que en un principio dio bastantes frutos, como una lucha en el inconsciente de las personas, un enfrentamiento constante en la pulsión de vida, que por un lado buscaba unir al pueblo alemán y mejorar las condiciones de vida, y la pulsión de muerte, la cual sería la responsable de la muerte de más de 6 millones de personas inocentes en los campos de concentración, además de los soldados que murieron en batalla y finalmente el encarar una segunda derrota para Alemania.

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