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El Bombardeo De Dresde

29 de Julio de 2013

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A principios del año 1945 el Ejército Rojo avanzaba hacia Alemania desde el Este en dirección a Berlín, empujando no sólo al ejército germano, sino también a decenas de miles de civiles alemanes que huían hacia Dresde (en alemán Dresden) creyendo que allí estarían a salvo del salvaje comportamiento de los soldados rusos, que se dedicaban a la rapiña, la extorsión, el asesinato y las violaciones, enloquecidos por el triunfo, la sangre y la bebida. El número de habitantes de la ciudad sajona aumentó de 600.000 a más de un millón.

En esta penosa situación, los aliados protagonizaron una política de bombardeos sobre ciudades alemanas, siendo los objetivos principales Berlín, Leipzig, Chemnitz y Dresde. De estas ciudades, la última era por aquel entonces, la menos industrializada, aunque en ella se encontraban muchos de los más hermosos edificios y de los mayores tesoros culturales y artísticos de Alemania. A orillas del Elba -conocida como la Florencia del Elba- esta preciosa ciudad contaba con magníficos edificios barrocos, el Palacio Residencial, la Iglesia Católica Imperial (Hofkirche), el Palacio Renacentista ‘Georgenbau’, la Ópera ‘Semperoper’, el impresionante conjunto del ‘Zwinger’ albergando la famosa colección de porcelanas de Meissen y de Dresde, la Pinacoteca de los Maestros Antiguos, el Museo Histórico con una importantísima colección de Armas y los salones de Ciencias Físicas y Matemáticas. La iglesia protestante de Nuestra Señora ‘Frauenkirche’, con su forma única en su género era el monumento característico de Dresde, resistió el primer embate del bombardeo, pero se derrumbó luego por las tremendas temperaturas del mar de llamas.

Dresde era un centro de reunión de refugiados, de heridos y enfermos y donde se encontraban más de 26.000 prisioneros de guerra aliados, entre británicos y norteamericanos.

Ya a comienzos de 1945, Alemania había dejado de ser una potencia militar, pues en su mayor parte estaba reducida a escombros y su capacidad industrial se hallaba colapsada por falta de materias primas. Además últimamente, la mayoría de países le habían declarado la guerra o en el caso de sus proveedores de materias primas habían dejado de embarcarles los productos debido a la presión de los aliados. En realidad el país no constituía ninguna amenaza para las fuerzas aliadas en ninguno de los frentes. Si seguían combatiendo era simplemente porque existía la amenaza de la rendición sin condiciones y, en especial en el Este, la venganza de los soviéticos que estaban decididos a arrasar al país.

Preparativos del bombardeo

A los aliados les impulsó ese ataque tan criminal y despiadado contra una ciudad indefensa, porque habían prometido a Stalin la destrucción de Dresde, no sólo como muestra de solidaridad con los soviéticos, sino que además era una demostración de eficiencia y del enorme poder de destrucción que tenían los demócratas aliados. También parece ser, que Churchill tuvo mucho interés en aplicar la “Operación Trueno”, nombre clave de todos los bombardeos, que daba el Gobierno británico en su proyecto de bombardear zona por zona, lo cual era el mejor modo de terminar la guerra. Además se iba a celebrar la Conferencia de Yalta, por lo que el primer ministro británico estaba ansioso de demostrar a Stalin lo valiosas que las fuerzas aéreas aliadas podían resultar para ayudar a la ofensiva soviética. Después de la batalla de Bulge, -también conocida como campaña de las Ardenas y que primero fue llamada “Operación rosa de Cristo” por los alemanes, hasta que Hitler la renombró “alerta en el Rin” (Wacht am Rhein), que se inició el 16 de diciembre de 1944 finalizando el 1 de febrero de 1945, y fue la última ofensiva importante emprendida en el oeste por los alemanas contra los ejércitos aliados que avanzaban hacia Alemania- el Occidente necesitaba sin duda alguna, todo su prestigio militar para sentarse con tranquilidad ante la mesa de conferencias. Churchill envió urgentemente una nota a sir Archibald Sinclair, secretario de Estado para la Aviación, la cual provocó resultados inmediatos, y el mariscal del Aire, sir Arthur T. Harris recibió la orden de atacar ciudades tales como Berlín, Dresde y Chemnitz lo más pronto posible, ya que en ellas “un duro ataque no sólo provocaría trastornos en la evacuación del Este, sino que entorpecería el movimiento de las tropas alemanas del Oeste”. El ayudante de Harris, el mariscal del Aire sir Robert Saundby, tenía algunas discrepancias al respecto, y al leer la orden se preguntó la razón de que se incluyera a Dresde en el ataque, ya que consideraba que la ciudad no tenía tanta importancia como se le daba. Aunque era un centro ferroviario de algún interés, no era un gran núcleo industrial, ni se empleaba en movimientos de tropas. Así pues, pidió al ministro del Aire que excluyese a Dresde como blanco de la operación. Saundby tuvo que esperar varios días antes de recibir la confirmación de que Dresde debía ser bombardeada. La demora, parece ser, fue debida al interés personal de Churchill en la “Operación Trueno”, encontrándose ya el primer ministro en esos momentos en la conferencia de Yalta.

En la mañana del 13 de febrero de 1945, se confirmó que las condiciones meteorológicas eran favorables, y poco antes de las nueve de la mañana, Harris ordenó que el grupo número 5 atacase a Dresde aquella misma noche, tras la cual seguiría un segundo bombardeo que llevaría a cabo una fuerza combinada integrada por cuatro grupos. En horas tempranas de la madrugada, las “Fortalezas Volantes” americanas atacarían la ciudad por tercera vez. Pero al mediodía, los meteorólogos informaron que las condiciones atmosféricas habían cambiado y que las nubes se extendían por todo el centro de Europa, y el cielo no aparecería despejado sobre el blanco hasta las diez de la noche.

Por la tarde el comandante Maurice A. Smith jefe de la primera ola de ataque, solicitó órdenes de vuelo a la sección de Inteligencia de la 54ª base de Coningsby, en Lincolnshire. Su misión consistiría en permanecer sobre el blanco, a baja altura, dirigiendo el bombardeo. Pilotaría un ‘Mosquito KB 401-E’, rápido aparato biplano de armazón de madera, muy seguro a las elevadas altitudes por las que podía volar, pero peligroso a baja altura, por carecer casi por completo de elementos protectores. Tampoco se halló el mapa detallado de Dresde, y Smith tuvo que guiarse por un plano confeccionado a base de fotografías tomadas en 1943. Tenía que concentrar el ataque sobre el centro ferroviario de la ‘Haupt-bahnhof’ ubicada en la Altstadt (ciudad antigua) de Dresde. A las 19:57 emprendió el vuelo rumbo a Alemania, en compañía del oficial Leslie Page. A la misma hora, el capitán William Topper, a bordo del ‘Mosquito DZ 631-W’ y con el capitán Davies, partieron de Woodhall Spa. Los primeros aparatos que alcanzasen Dresde serían dos escuadrillas de bombarderos ‘Lancaster’. A las 22:04 lanzarían bengalas verdes en paracaídas, con el fin de señalar la situación de la ciudad. Seguirían luego ocho ‘Mosquitos’, que guiados por las bengalas verdes lanzarían bombas rojas de situación en el Estadio Deportivo, que se hallaba justamente a la derecha del blanco principal, que era el nudo ferroviario. Por último, a la Hora Cero -las 22:15-, la fuerza principal se presentaría para bombardear el objetivo señalado con luz roja. Los pilotos de los ocho ‘Mosquito’, recibieron la orden de evitar a toda costa un aterrizaje forzoso al este de Dresde. En lugar de ello, deberían poner rumbo al oeste, aterrizando en territorio enemigo, a fin de que el nuevo equipo electrónico no cayese en manos de sus aliados, los rusos...

A las 18 horas, los 244 ‘Lancaster’ estaban en el aire. Los aviadores de los ‘Mosquito’, a las 21:49 vieron la primera señal en el “Loran” (Long Range Navigation, el nuevo sistema de navegación hiperbólica radioeléctrica del largo alcance operativo en baja y media frecuencia, aparato construido por los norteamericanos) que les guiaría directamente hasta el primer blanco. A las 22 horas, Smith localizó su situación a quince millas al sur de Chemnitz. Los aparatos ‘Mosquito’ viraron hacia el Noroeste, en busca de las bengalas verdes lanzadas por los anteriores aparatos cuatro minutos antes.

Aunque Dresde no era una ciudad abierta, sólo había experimentado dos ataques aéreos de pequeña importancia. Uno, el 7/10/1944, cuando treinta bombarderos norteamericanos atacaron sus nudos ferroviarios, matando a 435 personas. El otro bombardeo se produjo el 16/01/1945, y fue a cargo de 133 aviones ‘Liberator’ que bombardearon el mismo objetivo, dando muerte a 376 personas. En la ciudad había un convencimiento de que se había hecho un convenio secreto con los aliados: si los alemanes no atacaban Oxford, los aliados tampoco lo harían con Dresde. Después de todo, la ciudad poseía escaso valor militar, y sus numerosos museos, iglesias y otros edificios de estilo barroco, estaban reconocidos mundialmente como un tesoro arquitectónico. Ello proporcionó una gran tranquilidad a los 630.000 habitantes de la ciudad, la cual, a pesar de los desastres del Frente Oriental, tenía casi un aire festivo en aquella noche del 13 de febrero. Ello se debía a que era un martes ‘Faching’, una de las fiestas favoritas de los germanos,

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