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El Estado de autor único a actor central de la complejidad


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2019  •  Síntesis  •  1.706 Palabras (7 Páginas)  •  134 Visitas

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UNIVERSIDAD POLITÉCNICA ESTATAL DEL CARCHI

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FACULTAD DE COMERCIO INTERNACIONAL, INTEGRACIÓN, ADMINISTRACIÓN Y ECONOMÍA EMPRESARIAL

CARRERA DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Tema: El Estado de autor único a actor central de la complejidad  

Integrantes: Estefania Bonilla –Miriam Garcia- Mishelle García- Karen Ger

Henry Changoluiza

NIVEL: Septimo “A”

La Descentralización

¿Qué es la centralización?

Hablamos de centralización cuando los poderes de decisión o de proceso dentro de una organización cualquiera tienden a converger en una misma instancia, o dicho de manera más simple, cuando todo el poder o todas las obligaciones tienden a caer en una misma instancia organizativa, ya sea como parte de un gobierno, una empresa o un modelo administrativo cualquiera.

La centralización será entonces la tendencia que centralizar, o sea, a crear núcleos de poder, de responsabilidad o de procesamiento, que tienen muchas entradas y unas pocas (o una sola) salida, creando así una convergencia. Esto puede darse en muchos ámbitos humanos e incluso biológicos, ya que una gestión centralizada de recursos puede ser, en determinadas ocasiones, mucho más eficiente que una dispersa.

Por ejemplo, los gobiernos centralistas son aquellos que prefieren un centro único y hegemónico de poder desde el cual gobernar el resto del país, en lugar de una tendencia a la dispersión y la autonomía como la que propone la descentralización de los gobiernos federales o federativos. En el ámbito empresarial, similarmente, se habla de centralización cuando las instancias inferiores en la jerarquía empresarial transfieren a una instancia superior su autoridad administrativa, o sea, convergen en una misma jefatura o supervisión.

Centralización de desempeño. Aplica para las centralizaciones geográficas y operativas dentro de una organización, como sería el caso de una empresa que ubique en una sola de sus sedes todo el personal de un proceso determinado, o que canalice a través de una sucursal todas las solicitudes de una región determinada.

Centralización de departamento. Ocurre cuando una organización construye departamentos o coordinaciones especializadas, a las que irá a sistemas se hará cargo de todos los requerimientos informáticos y tecnológicos del resto de la empresa.

Centralización gerencial. Atañe estrictamente a la toma de decisiones, concentrada en una gerencia de alto nivel o en algún tipo de cúpula directiva, que administra también las comunicaciones hacia los líderes de equipo o de departamento, teniendo así el control pleno y centralizado de la empresa.

Ventajas de la centralización

Toda centralización persigue un aumento del control. Los modelos centralistas facilitan la vigilancia, la toma de decisiones única, la fiscalización de los recursos y la especificidad de la organización, dado que se crean núcleos de decisión o de procesamiento de las distintas tareas, evitando que las labores se dupliquen, se repitan o se dispersen. Toda centralización genera jerarquías y establece dinámicas de jefatura, por lo que se trata de un sistema idóneo para los liderazgos fuertes.

Por ejemplo, los gobiernos centralistas fueron muy importantes durante la época de la conformación de las naciones latinoamericanas, porque al centrar todo el poder político y económico en la figura de un presidente, se constituía más fácilmente la nación y se dejaba mucho menos lugar para la anarquía y el eventual desmembramiento del país.


La centralización también tiene sus desventajas, especialmente en lo que refiere a la dependencia entre el núcleo y la periferia respecto a la toma de decisiones y proceso de información. Es usual en modelos centralizados que aparezcan “cuellos de botella”, es decir, dinámicas de embudo en las que el input de un departamento es muy superior a su capacidad de procesamiento o de decisión, pero al estar todo centralizado, nadie más puede desahogar el volumen de trabajo pendiente. Esto ocasiona retrasos y sabotea el tiempo de productividad.

Otro riesgo de la centralización tiene que ver con el despotismo o el exceso de rigidez en la jerarquía, pudiendo generarse así autoridades sobre las que recae todo. Esto reduce al personal subalterno al mero seguimiento de órdenes o instrucciones, obligándolos a esperar una respuesta de la gerencia que suele tardar, y que muchas veces se requiere rápidamente, para una toma de decisiones inmediata. La burocratización suele ser consecuencia de la centralización excesiva.

LA DESCENTRALIZACION: UN PROCESO POLITICO-ADMINISTRATIVO

La descentralización es un proceso de carácter global que supone por una parte el reconocimiento de la existencia de un sujeto - una sociedad o colectividad de base territorial - capaz de asumir la gestión de intereses colectivos y dotado a la vez de personalidad socio-cultural y político-administrativa y, por otra parte, la transferencia a este sujeto de competencias y recursos (financieros,  humanos,  materiales) que ahora no tiene y que podrá gestionar autónomamente en el marco de la legalidad vigente.

La delimitación de las unidades territoriales y, por lo tanto, la definición de los sujetos sociales, sobre los que recaerá la descentralización, es una tarea compleja. Los ámbitos funcionales óptimos para la gestión de los servicios públicos son distintos entre sí y no se corresponden necesariamente con unidades de carácter geográfico, histórico, cultural o social y éstas tampoco coinciden siempre con las divisiones administrativas existentes. En ocasiones los movimientos sociales descentralizadores reivindican unidades distintas de las que existen en la organización político-administrativa del Estado (por ejemplo, barrios, comarcas, regiones históricas) y, en otros casos, nuevos movimientos sociales han forjado unidades de vida colectiva que antes no existían. A todo lo cual hay que añadir que las estructuras organizativas y los intereses electorales de los partidos políticos introducen criterios de delimitación especiales.

De la reflexión política y técnica reciente sobre esta cuestión, creemos que puede deducirse un cierto relativismo territorial. Hay un acuerdo general sobre que las divisiones territoriales deben basarse en unidades con personalidad social y/o cultural, con intereses comunes, que justifiquen la existencia de estructuras políticas representativas y que faciliten la participación cívica. Asimismo, hoy no se concibe una propuesta de organización territorial que no lleve un riguroso estudio técnico aparejado en el que se analicen los ámbitos adecuados para cada función descentralizable y en el que se evalúan los costes de las distintas alternativas. (Jordi Borja, 2019)

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