El impacto que produce el consumo de pornografia
dangos23Ensayo3 de Septiembre de 2023
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INSTITUTO TECNOLÓGICO DE COSTA RICA
Centro Académico de Limón
Escuela de Ciencias del Lenguaje
Curso: Comunicación Escrita Cód.: CI – 1106
Texto Académico Avance 1:
“El impacto que produce el consumo de pornografía.”
Elaborado por:
Coraima Wynn Gutiérrez
2019374159
Profesora:
Dra. Olga Ligia Solano
I Semestre, 2022
Esquema de ideas
Enlace a revisión bibliográfica: https://estudianteccr-my.sharepoint.com/:w:/g/personal/coraima_estudiantec_cr/EeTmY0FP4l5HrBmmcXYp7EABl0kS1g01hRGSX43umjRoxg?e=edWAra
Tesis: El consumo excesivo de pornografía produce efectos negativos a nivel psicológico, emocional y conductual en las personas jóvenes.
- La influencia de la pornografía en los y las adolescentes
- La falta de una educación sexual adecuada provoca que los jóvenes tengan como referencia contenidos ficticios.
- La edad en promedio de consumo por primera vez es a los 11 – 12 años, lo que nos indica los vulnerables que son los jóvenes a este contenido explicito.
- Motivos para el consumo de pornografía en adolescentes
- Curiosidad por las relaciones y prácticas sexuales.
- Estimulación para el auto placer.
- Descubrimiento de las relaciones sexuales por medio de estos contenidos.
- Causas del gran nivel de consumo de pornografía
- Facilidad de acceso.
- Gran cantidad de material.
- El anonimato de los usuarios.
- El nivel de disponibilidad de material pornográfico en la web
- El consumo de pornografía ha aumentado exponencialmente debido a la revolución digital.
- Las visitas diarias de 2017 a 2018 pasaron de 81 millones a 92 millones.
- La adicción a la pornografía
- No hay un limitador para la búsqueda de este contenido.
- El cerebro sufre una sobreestimulación, como si se tratase de una droga.
- Los efectos negativos del consumo de pornografía en el cerebro
- Se identifican consecuencias como la disfunción eréctil a largo plazo.
- Las alteraciones de dopamina facilitan los síntomas de depresión y ansiedad.
- Se percibe un desgaste de la corteza prefrontal, la parte del cerebro que se encarga de la función ejecutiva.
- La relación entre el consumo de pornografía y la salud mental
- Al dejar de consumir pornografía se reportan beneficios mentales y cognitivos.
- Correlación entre la pornografía y la aislación social.
- Las consecuencias del consumo de pornografía en las relaciones de pareja
- La visión distorsionada de la sexualidad ocasiona una pérdida de satisfacción con la pareja.
- El consumo de pornografía y el nivel de relaciones sociales
- Hay una falta de interés en socializar.
- Hay una distorsión de los hombres y de las mujeres, al verlos solo de manera sexual.
- El consumo de pornografía durante el proceso de la adolescencia a la adultez
- El adolescente que consume excesivo material pornográfico, en la etapa de la adultez, los efectos negativos persisten y empeoran.
Introducción
Desde que los medios digitales empezaron a desarrollarse más y a alcanzar a más personas, las horas que pasamos frente a un ordenador, teléfono celular o Tablet, se ampliaron más. Junto a esta nueva era digital, el consumo de pornografía se ha disparado hasta niveles asombrosos (Barr, 2019), pasando de 28,5 billones de visitas en 2017 a 33,5 billones en 2018 (Collazo, 2019, p.1), es decir, ahora somos más susceptibles a este tipo de contenido sexualmente explícito.
Junto al gran avance de las tecnologías y a la gran cantidad de contenidos pornográficos a disposición se encuentran en medio los adolescentes. Es sabido que esta etapa de la adolescencia se caracteriza por la variedad de cambios que se presentan desde el ámbito físico hasta el sexual y en relación con este último, es donde interviene la llamada “nueva pornografía”, la cuál es accesible, ilimitada en contenido y cantidad, anónima e interactiva (Sanjuán, 2020, p.4).
No podemos ignorar el hecho de que actualmente los adolescentes crecen aprendiendo sobre su sexualidad a través de un contenido tan poco realista como lo es la pornografía. Es por esto por lo que el objetivo del presente ensayo es analizar los efectos negativos que producen y producirían el consumo excesivo de pornografía a nivel psicológico, emocional y conductual en los jóvenes. Esto nos puede ayudar a evitar situaciones de riesgo en los adolescentes, donde se atente a su integridad sexual y mental.
La adolescencia es una etapa por la que todos pasamos, y conocemos que tan difícil es encontrar nuestra una identidad propia, sabemos que es caracterizada por todos los cambios que conlleva, incluyendo el contorno sexual. Muchas veces se ha dicho que este ámbito posee deficiencias cuando se trata de que los jóvenes obtengan información confiable, ya que, por parte de familiares, se obtiene poco o incompleta información por el tabú que significa hablar de sexo en el hogar, y, por otro lado, la información que ofrecen los centros educativos, los cuales mayormente se basan en brindar información sobre enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados y métodos anticonceptivos.
Es debido a lo anterior que el adolescente no sabe a quién o a donde recurrir cuando desea saciar su curiosidad sobre lo que implica el acto sexual en sí mismo. Es ahí donde recurren a la pornografía como una referencia en educación sexual, razón por la cual se sabe que la mayoría de los adolescentes consumen pornografía, que a veces resulta ser muy a menudo, dando como resultado que este contenido forme una parte fundamental en su desarrollo sexual, pues esta se intercambia y se obtiene de manera muy sencilla (Sanjuán, 2019, p.15).
Esto resulta inquietante, ya que de acuerdo con Sanjuán (2020); “el 36,8 % de jóvenes que consumen con más frecuencia pornografía no distingue entre la ficción de la pornografía y sus propias experiencias sexuales” (p.35), por lo tanto, se vuelven personas expuestas a sufrir situaciones y conductas de riesgo, como la práctica de sexo sin protección, la falta de consentimiento y alguna distorsión de la realidad (p. 15). Este, y muchos otros tipos más de consecuencias pueden deberse a la corta edad en la que se empieza a ver pornografía, ya sea por búsqueda propia impulsado por curiosidad al sexo (Wilson, 2012) o de manera accidental por ventanas emergentes de internet, vídeos que les muestren personas mayores o algún folleto que hayan visto por la calle (Sanjuán, 2020, p.7), pues los primeros contactos con la pornografía empiezan a ocurrir en torno a los 9 y 11 años, edad en la que no es recomendable que los niños entren en contacto con este contenido porque, “no es el momento evolutivo de satisfacer el deseo erótico y porque su desarrollo cognitivo no les permite entender plenamente lo que están viendo.”( p.7)
Este gran nivel de consumo de porno ya sea de manera accidental o no, se debe a la revolución digital por la que experimentamos actualmente, nos menciona Collazo (2019), que; “la pornografía tuvo 2 cambios masivos que le permitieron crecer: el primero es la democratización de internet, lo que habilitó que la cultura porno se difundiese masivamente; el segundo vino con los teléfonos inteligentes y permitió que, como nunca antes en la historia, tanta gente produzca y comparta su pornografía amateur.” (p. 6). Además, este crecimiento también se debe a las características y beneficios que ofrece este contenido a sus usuarios, que son: la accesibilidad; referida a la capacidad que ofrece para acceder de forma fácil y sin restricciones a cualquier tipo de contenido sexual, el anonimato; implicando la capacidad de tener que exponer la verdadera identidad, siendo libre a aflorar todas las fantasías, y la asequibilidad; referido al acceso directo del material gracias a páginas gratuitas que lo ofrecen sin restricciones (p.5)
Sin embargo, aún si el auge del porno se encuentra en apogeo, muchas personas se refieren a que este consumo puede generar consecuencias en los “pornógrafos”. Aquellos van desde problemas psicológicos como la depresión, hasta problemas físicos como la disfunción eréctil, que sobrellevaría problemas con la pareja, al no poder sentir atracción sexual con esta. Menciona Wilson (2012) en su charla que, fuera de aquellos problemas “conocidos”, encontramos que el porno resulta como un desencadenante de la adicción, ya que explica que “todas las adicciones comparten estos mismos fundamentos neurológicos y son desencadenadas por el mismo interruptor molecular: DeltaFosB[1]. Con un consumo crónico excesivo de drogas o recompensas naturales, esta acumulación de DeltaFosB (comienza a cambiar el cerebro y) promueve un ciclo de atracones y ansias. Es decir; el cerebro sufre una sobreestimulación, como si se tratase de una droga.”. Esto solo desencadena problemas como la desensibilización, la falta de interés hacia otras actividades que no sean la visualización de pornografía y uno de los que considero un mayor problema; el daño en la corteza prefrontal del cerebro, encargada de dictar lo que moralmente es correcto, la fuerza de voluntad y control de los impulsos, lo que provocaría al usuario no cuestionarse acciones que podrían se ilícitas, o que causen daño a terceros por actos violentos. Así como también puede afectar las relaciones sociales a causa del aislamiento que produce el deseo constante de querer visualizar aquellos contenidos.
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