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El poder del ahora


Enviado por   •  16 de Mayo de 2022  •  Ensayos  •  1.974 Palabras (8 Páginas)  •  52 Visitas

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Valdés Rangel Monserrat

El Poder del Ahora

El hombre es un ser complejo, que está en constante lucha por encontrarle sentido a la vida, buscamos la oportunidad de hacernos fácil la vida, pero en esa búsqueda en ocasiones terminamos por perdernos.

Somos capaces de que en nuestra desesperación, recurrir a todas aquellas recetas mágicas que no requieran esfuerzo y que nos ofrezcan una libertad efímera, ya sea doctrinas religiosa, espirituales, de superación, de recuperación, pero sobre todo aquellas que nos den la razón, que nos den instrucciones claras de cómo y cuándo podemos renovarnos, pero sin el esfuerzo de mirar desde nuestro interior, ese que muchas veces es la razón de nuestro estancamiento.

A razón de ello existen muchas propuestas de superación de renovación, las cuales nos brindan cuidados paliativos, es decir al final terminamos pero de lo que iniciamos, ello ocasiona que nos demos por vencidos vacilante y optemos por vivir en nuestra miseria, ya que nuestra necesidad se vuelve un recurso para que en ocasiones otros se aprovechen de nosotros.

Dentro de estas diversas propuestas está la del el Poder del Ahora, una alternativa que en base a compartir la experiencia del autor, nos da una guía para buscar el reencuentro de lo que somos, con nuestros propios medios, con los recursos que nosotros vayamos contrayendo, pero desde nuestra propia identidad. La respecto algo que no debemos de dejar pasar por alto es que no hay recetas mágicas, y lo que realmente importa es que nos demo cuenta de que necesitamos cambiar, que reconozcamos nuestra falta de plenitud, que dejamos de añorar uy de soñar y que como bien dice el autor que vivamos un presente que nos va ayudar a ser plenos en el aquí y en el ahora.

En diez capítulos el autor no compartirá una experiencia llena de enfrentamientos , pero también de encuentros, un cambio que se va construyendo día con día, y aun cuando todos somos diferentes, esas diferencias nos permitirán identificar lo que nos falta para poder ser aquello que anhelamos, pero debemos iniciar con la decisión de que necesitamos reconocernos, construimos y valorando desde lo que somos, no desde lo que podamos llegar a ser.

Es importante identificar que el cambio desde el cual el autor nos cuenta su experiencia es después de una crisis, es decir ese renacer que le ha hecho reconocerse como una persona diferentes es a partir del momento en el que tocó fondo, a partir de un sin sentido, que incluso lo llevó a pensar en el suicido, encontró no solo el sentido sino la plenitud de saberse libre, sin dolor, sin añora y sin desear más allá de lo que tenía y era en el momento del cambio, en el momento de la iluminación.

Y es a partir de esta crisis que nos comparte el autor como encontró su identidad, se encontró con que podía disfrutar ahora de las cosas que siempre habían estado ahí, pero que al encerrarse en sí mismos, se había negado la oportunidad de descubrir lo que estuvo ahí siempre y que no disfrutaba.

Si bien es cierto que la experiencia de uno no puede ser válida para replicarse en todos, la necesidad del ser humano de buscar la felicidad y la plenitud, han hecho que se busque ejemplos a seguir, y en este caso el autor nos presenta el buscar el ser superior, que en otra perspectiva nos podría parecer que es ese Dios que dentro de muchas religiones nos invita a mejora, a luchar por ser plenos, y de hecho en algunos momentos el autor hace referencia a Buda, al Cristo, a Dios, permitiendo con ello que identifiquemos que la idea principal debe de ser el descubrirnos, como seres conscientes de su ser, de ese que nos lleva a vivir en plenitud en el ahora.

Pero para que ello sea posible necesitamos  sentirnos tocados, experimentar desde nuestro propio ser, y no solo añorar la luz de los demás. Para ello necesitamos conocer y tener claridad en lo que buscamos, no vivir solo de imaginarnos, de dejarnos gobernar por nuestra mente, sino de que debemos de hablar de lo que somos, desde la experiencia, desde el hacer y no solo replicar ideas.

Por ello lo primero que debemos de reconocer, es que no somos nuestra mente, debemos de enfocarnos en nuestro ser, iluminarnos para describir como al encontrar lo que somos nos llenamos de riqueza, y si bien es fácil seguir figuras debemos cuestionarnos que es más fácil reconocer nuestro propio ser o buscar llegar a ser como Dios, es cierto que podemos ver a Dios como nuestro ideal de perfección, pero sino experimentamos desde el fondo de nuestra conciencia nuestra capacidad de hacer en el aquí y en el ahora entonces nos estamos perdiendo de experimentar la plenitud.

Debemos desprendernos de nuestro prejuicios, ellos solo bloquean nuestra manera de relacionarnos no solo con el Dios que puede ser para unos, sino con nuestro propio ser, debemos d dejar de ser esclavos de nuestra mente, al descubrirme obtener libertad, esa libertad que me fortalece para elegir lo que me ayuda a vivir sin añorar, sin desear sino a solo disfrutar y reconocerme.

Pero hoy más que nunca estamos encerrados en la preocupación del futuro, y esos nos llena de sensaciones que nos esclavizan, no llena de miedo la incertidumbre, la inseguridad, el no sentirnos capaces de cumplir las expectativas de los demás, me debo de permitir identificar mis sentimientos, y construir sobre los que me ayudan a sentirme pleno y seguro de librar una lucha en la que voy a encontrar  mis fortalezas y alejar mis conflictos.

Si bien como mencione anteriormente, el autor no da soluciones mágicas, ni recetas, nos va presentando alternativas en las cuales podemos hacernos consientes de una realidad que nos bloquea, y en la cual nos llenamos de inseguridad, de insatisfacción, de conflicto e incertidumbre sobre nuestra realidad.

Y pareciera que si nos damos la oportunidad de analizar y reflexionar sobre lo que nos comparte, podremos darnos cuenta de que tenemos más similitudes que diferencias, al hablarnos del dolor que nos agobia por no aceptarnos, el miedo a no lograr nuestro propósitos, que no seamos capaces de transformar nuestra vida, y como eso nos lleva a una adicción, a acostumbrarnos a vivir derrotados, agobiados, deseosos de un sufrimiento que nos estanca.

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