El sector agropecuario en México
mauricio1298Ensayo25 de Noviembre de 2018
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Contenido
Introducción. 3
Presentación del panorama en México. 5
Propuestas para un desarrollo agropecuario 10
Referencias 17
Mauricio Alarcón Pichardo
Introducción.
En este trabajo, el enfoque se centra en el primer sector de la economía, el sector primario, del cual se busca hacer un análisis detallado de sus principales problemas, ahondando en sus causas y consecuencias, así como también sus principales retos a futuro; para de esta forma poder plantear una serie de posibles soluciones a dichos problemas, tratando de explicar su impacto no solo desde un punto de vista económico sino también social.
Comenzaremos definiendo los aspectos básicos del sector. Éste incluye todas las actividades económicas dedicadas a la explotación de recursos naturales, obteniendo a cambio materias primas para el consumo directo, o para que sean elaboradas por el sector secundario para su consumo final; recibe el nombre de primario porque las actividades que realiza cubren las necesidades básicas para la supervivencia del ser humano.
El sector primario es de vital importancia para la supervivencia del ser humano ya que es el sector encargado de proveer los alimentos para el consumo del ser humano y del ganado. Los primeros hombres que poblaron la Tierra ya realizaban actividades del sector primario, recogiendo los recursos de los bosques, por lo que considera una de las actividades económicas más antiguas. Más tarde, en el Neolítico, el hombre descubrió la agricultura y la ganadería. Y poco a poco fue añadiendo más actividades al sector primario.
Sus actividades principales se pueden delimitar en 6 principalmente:
- La agricultura: todas las actividades relacionadas con el cultivo de la tierra. Su importancia es fundamental porque su finalidad es obtener productos vegetales (como frutas, verduras, granos o pastos) para la alimentación del hombre y del ganado. Puede ser de regadío o de secano.
- Ganadería: actividades relacionadas con la cría de ganado doméstico, para la explotación y comercio de alimentos o pieles. Puede ser intensiva, extensiva o trashumante.
- Caza: actividades relacionadas con la caza de animales salvajes para el consumo y comercio de alimentos y pieles.
- Pesca y piscicultura: actividad que se encarga de extraer pescado u otros organismos acuáticos.
- Apicultura: es la actividad dedicada la crianza de abejas, para la obtención de miel y cera.
- Silvicultura o explotación forestal: se trata del cultivo de árboles en el bosque para la obtención de madera.
Sin embargo algunas actividades como la minería y otras extractivas no se consideran como parte de este sector, englobándolas en el sector energético o industrial, debido a sus características específicas en el proceso de extracción.
Actualmente, el sector, en sus diversas actividades, es considerado con una menor importancia, esto debido a sus tendencias a disminuir su productividad económica, y por consiguiente su participación dentro de la economía nacional, siendo rezagado principalmente por el sector de servicios, el cual en los últimos años ha tenido un auge importante en su crecimiento.
Pese a todo esto, es de vital importancia que volteemos nuestra atención de nuevo hacia éste, puesto que como se mencionaba antes, el desarrollo de las actividades agropecuarias principalmente son y han sido un eje de desarrollo de cualquier economía, además de que su desarrollo se debe en gran parte a una necesidad, que es la de cubrir el menester básico para la supervivencia del ser humano.
La alimentación de nuestra sociedad tiene su fructificación a partir de la agricultura, la ganadería, la pesca entre otros, por lo cual el tema se tornaría en buscar las posibles alternativas para poder seguir obteniendo de éstas una fuente de alimentación para toda la población, haciendo uso de manera responsable de los recursos dados.
Presentación del panorama en México.
Orígenes del desarrollo agropecuario.
La agricultura en nuestro país, como antecedentes históricos más importantes que hayan contribuido a concebirla en un desarrollo similar al actual, tienen sus simientes desde los periodos precolombinos. Las culturas mesoamericanas en lo que es actualmente nuestro territorio, tenían la agricultura como base fundamental en su economía, teniendo una organización sublime en cuanto al conjunto de técnicas y estructuras sociales que permitían un buen aprovechamiento de la tierra y demás recursos de los que disponían.
Un claro ejemplo de esto son las culturas Tolteca o Mexica, que entre sus principales técnicas de cultivo podemos resaltar desde el uso de la coa para el arado de la tierra, hasta las altamente productivas chinampas.
Además, durante este periodo, ningún cultivo tuvo una relación tan estrecha con la vida mesoamericana como el maíz, el cual hasta nuestros días tiene una importancia vital en nuestra dieta.
Por otro lado, la conquista española trajo consigo cambios sustanciales en las actividades agropecuarias.
El principal resultado fue un debacle ecológico[1], a consecuencia de los diversos virus y enfermedades tales como la viruela y el sarampión, que junto con los españoles llegaron a nuestro territorio. Otro aspecto importante fue la llegada de diversas especies de ganado como caballos, cerdos, burros, cabras, entre otros, que alteraron en cierta forma el ecosistema.
Sumado a esto, la agricultura no fue privilegiada en comparación como lo fue la minería, la cual se convirtió en la principal actividad económica del virreinato de la Nueva España. Sin embargo, ésta otorgó a la agricultura una ventaja, ya que las principales áreas mineras de la Nueva España contaban con zonas periféricas a las minas, que se dedicaban a abastecerlas de alimentos.
Pese a esto, no fue hasta el siglo XVIII que el sector agrícola novohispano tuvo su auge más importante, consecuencia de una mejora en el soporte comercial con Europa que facilitó las exportaciones, no obstante, la corona fracasó en sus intentos de distribuir mejor la propiedad y de sanear su tenencia. El sistema de encomiendas también fue una institución socioeconómica importante para el desarrollo del trabajo, de igual forma, los latifundios fueron la forma preponderante de desarrollo agrícola para la época.
La hacienda comenzó a ser la institución económica central, prácticamente todo el territorio agrícola se encontraba organizado a través de las haciendas, teniendo los hacendados una gran importancia y participación en la sociedad.
Después de la independencia, el sistema colonial de distribución de tierra no cambió mucho, los trabajadores agrícolas rurales seguían trabajando como peones en las haciendas y no tenían casi tierra. Durante los esfuerzos de modernización hechos por el régimen de Porfirio Díaz, se alentó a las grandes haciendas para que dedicaran sus cultivos a la exportación comercial, especialmente la producción de henequén y caucho. Este incitamento incluyó la construcción de ferrocarriles para llevar los productos al mercado y para atraer la inversión extranjera de capitales. Si bien estas políticas dieron buen resultado en el crecimiento de la economía, solo se benefició la élite, empeorando la vida para el trabajador rural común.
Los principios de la organización ejidal.
Una de las principales causas de la revolución mexicana fue el creciente descontento social que existía en la población a finales del siglo XIX y principios del XX. Las revueltas y movimientos sociales se volvieron cada vez más frecuentes y más grandes; principalmente de la población indígena.
Con la revolución mexicana, surgieron líderes que ganaron relevancia bajo la premisa de hacer un reparto de tierras a los campesinos que las trabajaban.
Emiliano Zapata fue uno de los precursores de las luchas agraristas, defendiendo la propiedad comunal de las tierras y el respeto a las comunidades indígenas, campesinas y obreras de México.
La acción principal fue la dotación de importantes extensiones agrícolas a las comunidades indígenas y a los campesinos sin tierras, así́ como el fomento a la organización cooperativa y ejidal de los productores rurales.
Se buscó la concepción de esta forma de organización a través de un reparto agrario. A partir de ahí fue tomando relevancia el ejido como forma de propiedad para un desarrollo rural.
Los más importantes antecedentes jurídicos que permitieron dotar de una base legal al proceso de la reforma agraria se remontan a la ley del 6 de enero de 1915 promulgada por Venustiano Carranza y particularmente al artículo 27 de la Constitución Mexicana de 1917.
“La ley del 6 de enero, entre sus preceptos más significativos declara nulas todas las enajenaciones de tierras, aguas y montes que pertenecían a los pueblos, rancherías, congregaciones o comunidades; y las concesiones de compraventa realizadas con posterioridad a 1876, que habían permitido la invasión y ocupación ilegal de los ejidos y los terrenos de repartimiento de los campesinos. Esta ley también prevé́ el derecho que asiste a los pueblos de ser dotados de terrenos mediante expropiación realizada por cuenta del gobierno federal.” (Polanco 2002, 9)
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