Ensayo: Un niño por favor.

¡Un niño por favor!

La tecnología ha permitido dar grandes saltos en la evolución de la especie humana,  facilita labores diarias e incluso ahora pretende crear niños a gusto del comprador. ¿Qué tan descabellado le suena eso? ¿Podría lograrse con la complejidad que resulta la composición y la esencia de una persona?

Cuando nos hablan de tecnología pensamos casi que de inmediato en aparatos electrónicos: celulares, televisores, tablets, computadores, gps, etc. Por supuesto también lo relacionado a ellos, como toda clase de software, programación y por supuesto la famosa internet. Es esto a lo que se nos ha limitado, porque es lo que nos venden para consumo y en lo que las empresas quieren que las personas primero piensen: Tecnología; tanto hasta el punto en que día a día vemos como esta se esta superponiendo sobre las personas, a alguien que prefiere el chat sobre una conversación entre dos o reemplazar un momento familiar por la interacción con estos aparatos.

“Pero si las cosas son así, entonces ¿Por qué no las utilizamos a nuestro favor?”

Se me ocurre la anterior pregunta para referirme a quien sea que se le haya ocurrido pensar que si tan dependientes nos hemos vuelto de la tecnología entonces prodríamos crear niños a partir de los conocimientos, avances y estudios que se han obtenido en diferentes ciencias aplicadas para nuestro beneficio.

Un niño que aunque sea programado pueda “amarnos” y hacerse pasar por una persona aparentemente de carne y hueso, con sus cinco sentidos y todos los sentimientos habidos y por haber; pero que además de esas maravillas que expone el postulante, este “Pinocho mecánico”, no pescaría ni un resfriado. Si, toda una muralla anti-virus y enfermedades que tanto nos azotan a los seres vivos, este peculiar invento con aspecto de niño, los podría combatir.

No sé si conservaría siempre su juventud intacta o crecería (algo que me parecería increíble, el hecho de hacer crecer algo que no esta propiamente vivo), si tocaría recargarlo en lugar de darle de comer, si habría que cambiarle los pañales, si sería rebelde o un títere obediente, si le gustaría que le contaras un cuento antes de ir a “dormir”, si de verdad lo cuidarías o él a ti en una situación de riesgo o si lo podrías elegir desde la edad que quisieras. Son muchas preguntas para un simple robot que solo fue hecho para hacer compañía a una persona que tal vez ni sabe lo que quiere.

No me imagino como será programar a un niño no solo para que te quiera sino para que actue como como tal. Si la persona que llegara a comprarlo buscara algo en este niño y no cumpliera sus expectativas ¿qué pasaría? ¿se reprogramaría de nuevo hasta contentarlo?

Además de esto tenemos el hecho de que programar algo tan conocido y mal usado como es el amor puede complicar un poco las cosas porque tal vez el producto se vea limitado a su definición.

Quienes defienden esta posición argumentan que son una compañía para aquellas persona que no estan en la capacidad de procrear un niño propio o que simplemente quieren tenerlo pero no hacerse cargo de tantas responsabilidades como la escuela, el desorden, la ropa, la comida y las enfermedades, por ejemplo. Es decir, aunque son una compañía, son una preocupación que no hay que tener pues la tecnología permite esto desde el gusto del comprador.

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