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Evolución Histórica De La Educación Parvularia

jocelyncornejo12 de Octubre de 2014

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Evolución histórica de la educación parvularia.

Índice

Introducción 3

Antecedentes previos a la educación parvularia. 4

Inicios de la educación parvularia 6

La educación parvularia en la actualidad. 10

Conclusión 13

Bibliografía 14

Introducción

En un principio la educación parvularia no era considerada por la sociedad como un quehacer que requiriera de formación pedagógica, sino más bien era vista por las personas como una actividad de cuidado asistencial. Con el tiempo esta visión fue cambiando, gracias a las ideas ilustradas que fueron llegando al país y a los precursores que contribuyeron al desarrollo de este nivel, hasta el punto de llegar a crear una escuela para la formación de las educadoras de párvulos. Hoy en día sabemos que la educación parvularia cumple una labor muy importante en la formación de los niños, puesto que entrega herramientas para que éstos puedan desarrollar habilidades, formar hábitos y así poder contribuir a una mejor adaptación a la etapa escolar, siendo la sala de cuna, el jardín infantil, pre-kínder y kínder el primer nivel educativo al que ingresan los niños.

Podremos observar en el informe que nuestra metodología fue presentar una mirada desde antes del surgimiento de la educación parvularia, su aparición y evolución hasta llegar a la actualidad, desde una perspectiva histórica, considerando los hitos más importantes, dando así a conocer los hechos que consideramos más relevantes, haciendo hincapié en el análisis reflexivo que se espera del trabajo y de la formación de las futuras educadoras de párvulos.

Planteando así el logro de un mejor conocimiento, y un análisis crítico del grupo con respecto a los hechos considerados más relevantes, además de empoderarse cada vez mas del rol de la educadora y de la educación parvularia.

Antecedentes previos a la educación parvularia.

Durante el siglo XIX comenzó a hacerse una diferenciación entre niño y adulto, ya que antes de esto se consideraba al niño como un “adulto pequeño”, que debía trabajar para producir al igual que una persona mayor. Una de las razones por las que se tenía esta visión de niño fue traída por los españoles a América durante el período de colonización, puesto que en Europa en esa época se veía la procreación como una manifestación del pecado y por ende, al niño como un ser impuro.

Esto provocaba que los niños se tuvieran que enfrentar a situaciones de vulnerabilidad, tales como la vida laboral, la falta de educación y de acceso a salud, la alimentación inadecuada, entre otras, dentro de un contexto en el cual, al igual que la mayor parte de la sociedad de la época, los infantes estaban sometidos bajo el dominio español a través de la esclavización.

Esta visión errada de la infancia se rompió gracias a la aparición de intelectuales europeos dedicados al estudio del desarrollo del niño como tal.

Hoy en día los niños se encuentran en una situación similar, ya que a pesar de las preocupaciones que tienen diversas organizaciones a favor del infante, este no es de interés, con esto nos referimos a que el niño al igual que en esa época no es tomado en cuenta, ya que en muy pocas circunstancias su pensar es escuchado, reprimiendo sus comentarios, su forma de pensar y actuar incitando a un niño “desordenado” que ya no quiere ser ignorado creando cierta irritabilidad y molestia en los mayores. Popularmente el niño es entendido como una persona sin capacidades intelectuales, tomándose atribuciones innecesarias la persona adulta definiendo lo que el menor quiere y piensa la mayoría de las veces frecuentando el error.

Al adentrarnos más en el siglo XIX, décadas después de la declaración de la independencia de Chile, aún existía en el país una muy alta tasa de pobreza y como consecuencia de ello, muchos niños que vivían en paupérrimas condiciones y que sufrían a causa de ellas. A partir de estas condiciones comienzan a surgir las primeras ayudas para los niños desprotegidos. Una de las más conocidas e influyentes fueron las casas de expósitos, que nacieron a partir de un acto de caridad de parte de las hermanas de la divina providencia, que llegaron a Chile desde una congregación canadiense y a quienes el gobierno de la época les entregó una casa destinada al cuidado de los niños que eran dejados allí por sus propios padres y a la formación y preparación de éstos para el trabajo.

Alrededor de la segunda mitad del siglo XIX, se comenzó a desarrollar la llamada “cuestión social”, término acuñado por primera vez en Chile por Augusto Orrego Luco, en un artículo publicado en 1884. La cuestión social surge como consecuencia de la masiva migración campo-ciudad a causa de la industrialización incipiente de las ciudades y de las restricciones productivas de la agricultura en los sectores rurales. Este crecimiento explosivo de las ciudades, las cuales no contaban con el equipamiento para recibir a una cantidad de población tan extensa, trajo como consecuencia diversos problemas sociales tales como analfabetismo, prostitución, alcoholismo, hacinamiento, enfermedades, etc., afectando de manera directa a los niños.

Esta migraciónqueafectó mucho a la infancia, quienes a muy temprana edad formaban parte de la vida laboral, al igual que las mujeres, haciéndose más fuerte esta situación con la llegada a las ciudades, en donde estos grupos de personas constituían en las industrias textiles el 85% de la mano de obra. Además, producto del hacinamiento y la ausencia de medidas de salubridad como sistemas de alcantarillados, la inexistencia de organismos o instituciones responsables de la recolección de basura, entre otros factores, las ciudades se vieron fuertemente afectadas por epidemias de enfermedades como la peste bubónica, el cólera, la viruela y la fiebre tifoidea, llamadas los cuatro jinetes de la muerteproducto de la alta cantidad de muertes que causaron: la mortalidad infantil fue la más alta, llegando en 1920 al 35%, una de las tasas más altas del mundo. Esta situación fue uno de los factores que impidió que la población creciera como debía, teniendo en cuenta que la tasa de natalidad en el país no era menor.

Como solución frente a estos acontecimientos, el gobierno comienza a crear diversos mecanismos que pretendían ayudar y acoger a niños y niñas que,a causa de esto,se encontraban en riesgo al no contar con las condiciones necesarias para proteger aspectos básicos en su desarrollo, tales como salud, educación, etc. Entre otros organismos se destacaron las leyes de protección a la infancia.

Inicios de la educación parvularia

Dado el contexto nacional de la época, las primeras instituciones que se dedicaron a la educación de niños y niñas fueron impulsadas, financiadas y aplicadas por agentes de la iglesia católica, específicamente las monjas, quienes conducidas por trabajos caritativos, se dedicaban a educar a través de, por ejemplo, las ya mencionadas casas de expósitos. La forma de educación dentro de estas instituciones son una fiel representación de las marcadas diferenciaciones sociales de género, ya que en éstas a los hombres se les preparaba para el trabajo bruto, con el objetivo de ayudarlos a insertarse en la vida laboral. En cambio a las mujeres se les enseñaban labores netamente domésticas, para prepararlas para la vida hogareña. Evidentemente esta es una de las causas por las que actualmente observamos estereotipos dirigidos a las educadoras de párvulos y la mirada que la sociedad tiene sobre ellas como la persona que se encarga de cuidar de los niños en salas cunas y jardines infantiles mientras sus madres y padres trabajan, de alimentarlos, de enseñarles hábitos básicos (que debieran aprenderse en el hogar), de entretenerlos y estimularlos a través de instrumentos creados manualmente por ellas mismas. Es por lo mismo que podemos ver una marcada predominancia femenina tanto en estudiantes de educación parvularia, como en quienes ya imparten la carrera.

A mediados del siglo XIX dentro del marco político, se comienzan a generar los primeros quiebres entre la iglesia y estado, siendo así despojadas las monjas de su quehacer, quedando en su lugar personal especializado, como nutricionistas y pediatras, quienes se comenzaron a hacer cargo, por la alta mortalidad infantil que aún existía en el país, de los niños y de su salud cambiando de nombre a "Casa Nacional Del Niño".

A fines del siglo XIX el país comienza a estabilizarse tras superar el paso de las enfermedades, la guerra del pacifico y diversos factores internos empezando, a plantearse mejoras educacionales como símbolo de "chilenización". Este término se emplea para referirse a la idea de lograr incorporar culturalmente los nuevos territorios nortinos que habían sido adquiridos por medio de la guerra, lo que generó la necesidad de igualar a los ciudadanos a través de la educación inculcando un mayor patriotismo, tomando como vía de solución la ampliación de ésta. Dentro de este mejoramiento no estaba estipulada la creación de la educación parvularia hasta que Don Valentín Letelier viajó a Berlín donde conoció la importancia que se le daba a la educación parvularia en ese país, practicada bajo las influencias de la metodología froebeliana. Letelier al volver a Chile

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