Globalizacion
macru18 de Mayo de 2014
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INTRODUCCIÓN
La globalización es un proceso económico, tecnológico, social y cultural a gran escala, que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo unificando sus mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global. La globalización es a menudo identificada como un proceso dinámico producido principalmente por las sociedades que viven bajo el capitalismo democrático o la democracia liberal y que han abierto sus puertas a la revolución informática, plegando a un nivel considerable de liberalización y democratización en su cultura política, en su ordenamiento jurídico y económico nacional, y en sus relaciones internacionales.
En esa perspectiva el entendimiento de la globalización como proceso se hace más que necesario, sobre todo que la globalización es un fenómeno que se expresa en las diferentes instancias de la sociedad, es decir lo político, lo económico, lo social, lo cultural y lo ambiental.
La humanidad debe hacer todo el esfuerzo científico posible para rescatar lo que históricamente hemos deteriorado con nuestro indiscriminado actuar, en aras de la felicidad y dignidad de los seres vivos.
Somos los responsables de los desequilibrios ambientales ocasionados, al talar los árboles, destruir los bosques, contaminar las aguas. modificar genéticamente las plantas y los animales, etc., con estas irrespetuosas e impensadas acciones alteramos nuestra atmósfera, destruimos la capa de ozono, cambiamos desfavorablemente las condiciones climáticas, atentamos contra la biodiversidad, cambiamos nuestro patrimonio genético, agotamos irreversiblemente los recursos no renovables y provocamos la escasez de alimentos, bienes y servicios para nuestra comunidad y la de generaciones futuras.
El ambiente es patrimonio común de la humanidad y por eso debemos contribuir a vivir en un ambiente sano, que propicie nuestra salud, pero no debemos pensar sólo en la nuestra, sino en nuestros descendientes y los de ellos, no solamente en nuestra especie, sino en toda la comunidad biótica y el ambiente abiótico en el cual se desarrolla nuestra actividad vital.
ORIGEN
Con la caída del Muro de Berlín, el colapso de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría, la globalización se convirtió, a escala mundial, en el fenómeno económico, social y político dominante de nuestra época.
Pero, ¿cuándo surge el fenómeno de la globalización? ¿Se trata de un echo reciente, o, por el contrario, este fenómeno es más antiguo de lo que la mayoría de personas cree?.
En la actualidad se reconoce que la globalización surgió, en primer lugar, con los procesos migratorios de la prehistoria, en segundo lugar, como consecuencia del descubrimiento, conquista y colonización del Nuevo
Mundo, y por último, por la revolución de los sistemas de transporte y comunicaciones que se origina a finales del siglo XIX.
Por consiguiente, la globalización no es un hecho aislado, y por lo contrario es un largo proceso histórico el cual se produce debido a la combinación de un conjunto de acontecimientos que han sido de vital importancia en el desarrollo del hombre.
Lo que sucedió después de las Guerra Fría y la caída del bloque socialista, no ha sido otra cosa que la última etapa de ese proceso continuo que algunos sociólogos y politólogos, como Daniel Bell, David Held y Anthony Giddens, entre otros identifican como la sociedad post− industrial, la post−modernidad o la globalización contemporánea.
Concepto de diferentes autores: Las complejidades de un concepto
En los últimos años, la globalización se ha instalado como un concepto clave para comprender a nuestra época. Sin embargo, no hay consenso en torno a la dimensión de este fenómeno ni sobre cómo abordarlo. Hay quienes la defienden a fardo cerrado y tienden a verla como un proceso natural y generador de beneficios al que hay que dejar desarrollarse sin restricciones; están también aquellos que reconocen sus beneficios potenciales y reales, pero que están conscientes de sus limitaciones y, por lo tanto, luchan por reorientar el proceso haciéndose cargo de éste en toda su complejidad; y por último, hay quienes sólo ven en ella un artificio de los países desarrollados para defender sus intereses, que perpetúa las desigualdades y conduce a un caos generalizado. Entre estas posturas existen, por cierto, todos los matices posibles.
Sin embargo, nadie pone en duda que la globalización, de una u otra forma, nos afecta a todos. Hoy podemos comunicarnos interactivamente por correo electrónico de manera instantánea con personas u organizaciones situadas en cualquier parte del mundo, disponemos de información inmediata acerca de todo el planeta a través de internet, consumimos habitualmente productos fabricados en las más diversas partes del mundo; nuestros compatriotas trabajan en empresas transnacionales; nos preocupa la violación de los derechos humanos, los desastres de la guerra o la devastación causada por el terrorismo en países lejanos; y acuerdos comerciales con países y regiones cercanas y lejanas tienen cada vez más efectos en nuestras vidas. Todas estas son realidades relacionadas con la globalización.
Hasta la actualidad, la globalización se ha manifestado principalmente en el aspecto económico y, sobre todo, en el ámbito financiero. El dinero ha sido el principal agente que ha adquirido en este proceso una libertad de movimiento prácticamente ilimitada a través de las fronteras. Por eso, hay quienes sostienen que en verdad sólo ha habido globalización de la economía. Sin embargo, como veremos, el proceso es mucho más amplio que sus dimensiones financiera, comercial y productiva. La globalización ha sido acelerada en nuestro tiempo por una revolución científica y tecnológica. Y tiene repercusiones políticas, sociales y culturales de largo alcance que es importante visualizar.
Bernardo Subercaseaux advierte que “la globalización es, entonces, un fenómeno altamente complejo y contradictorio, con múltiples variables, lo que debe precavernos de miradas simplistas o de concepciones ideológicas o fundamentalistas, ya sea que se pronuncien obstinadamente a favor de la misma, fetichizándola como una nueva panacea, o la critiquen en bloque, demonizándola y culpándola de todos los males habidos y por haber”.
La globalización no sólo es un fenómeno complejo por el hecho de influir, de una u otra forma, en todos los ámbitos de la vida humana; sino también porque difiere profundamente en la manera que afecta a los diferentes países del globo y a distintos grupos sociales y étnicos que viven en cada uno de ellos. Por lo tanto, para comprender la globalización, es necesario acercarse a aprehenderla teniendo en cuenta los diversos planos y realidades que la condicionan y sobre los cuales –a su vez– incide, así como también considerar las respuestas particulares que por ello mismo genera.
¿Qué entendemos entonces por globalización? Para precisar el concepto conviene revisar diferentes posturas:
El Diccionario de la Real Academia Española, que incluyó la palabra en cuestión por primera vez en su edición de 2001, define globalización como la “tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales”. En la misma línea, el Fondo Monetario Internacional (FMI) define la globalización como “la interdependencia económica creciente del conjunto de los países del mundo, provocada por el aumento del volumen y la variedad de las transacciones transfronterizas de bienes y servicios, así como de los flujos internacionales de capitales, al tiempo que la difusión acelerada y generalizada de la tecnología”.
Definiciones más recientes, provenientes de la propia ciencia económica, han intentado enriquecer el concepto. Es así como para Joseph Stiglitz, la globalización es ‘la integración más estrecha de los países y los pueblos del mundo, producida por la enorme reducción de los costes de transporte y comunicación, y el desmantelamiento de las barreras artificiales a los flujos de bienes, servicios, capitales, conocimientos y (en menor grado) personas a través de las fronteras.
La globalización ha sido acompañada por la creación de nuevas instituciones [y] es enérgicamente impulsada por corporaciones internacionales que mueven no sólo el capital y los bienes a través de las fronteras, sino también la tecnología”.
Otras visiones del campo de las ciencias sociales e incluso de las humanidades, si bien amplían las dimensiones del fenómeno, comparten la apreciación acerca de la preeminencia de lo económico en la globalización. Es el caso de Bernardo Subercaseaux, a quien ya mencionáramos advirtiendo acerca de los enfoques unilaterales, quien sostiene que “la globalización –o mundializaciónexpresa una fase del capitalismo que se caracteriza por la libre circulación de flujos financieros y bienes económicos; expresa también una situación nueva en que la lógica de mercado se ha extendido a casi todo el planeta. Se trata de un proceso al que concurre un desarrollo incesante de nuevas tecnologías de comunicación e información, tecnologías que le han quebrado la mano al tiempo, al espacio y a la geografía, generando lo que algunos llaman un mercado- mundo y otros, aldea global. La globalización implica grados crecientes de comunicación e interdependencia en todos los niveles de la vida y entre todas las sociedades del planeta, lo que produce una transnacionalización
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