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LA EMPRESA


Enviado por   •  14 de Julio de 2013  •  580 Palabras (3 Páginas)  •  229 Visitas

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SI SE EQUIVOCA USTED, ADMÍTALO

A un minuto de marcha de mi casa había un amplio terreno con bosques vírgenes, donde las plantassalvajes florecían en la primavera, donde las ardillas hacían sus hogares y criaban a sus hijos, y dondelos matorrales crecían hasta tapar a un hombre. Este bosque se llamaba Forest Park, y era un bosqueque probablemente no difiriera mucho en aspecto de lo que era cuando Colón descubrió América. Confrecuencia iba a pasear por este bosque con Rex, mi pequeño bullterrier de Boston. Era un perritoamigable, nada dañino, y como rara vez encontrábamos a alguien en el parque, lo llevaba sin collar y sin bozal.

Un día encontramos a un policía montado, un hombre deseoso de mostrar su autoridad.-¿Qué es eso de dejar al perro suelto en el parque, sin bozal? -me reprendió-. ¿No sabe que esilegal? -Sí, lo sé -respondí suavemente-, pero no creí que podría hacer daño aquí.- ¡No creyó! ¡No creyó! La ley no se interesa un pepino por lo que usted cree. Ese perro puede matara una ardilla o morder a un niño. Por esta vez no le diré nada; pero si vuelvo a encontrar a ese perro sinbozal y sin su collar y correa, lo llevaré ante el juez.Prometí obedecer.Y obedecí, unas pocas veces. Pero Rex estaba incómodo con el bozal; y a mí me dolía ponérselo, demodo que decidí no colocárselo más. Todo marchó bien por un tiempo, pero de pronto tuvimos un tropiezo.Rex y yo corríamos por un sendero, cierta tarde, cuando repentinamente vi la majestad de la ley, montadaen un caballo alazán. Rex corría adelante, directamente hacia el policía.-Yo sabía ya que estaba perdido. No esperé que el policía empezara a hablar. Le gané. Le dije:-Agente, me ha sorprendido con las manos en la masa. Soy culpable. No tengo excusas ni disculpas. Lasemana pasada me advirtió usted que si volvía a traer al perro sin bozal me iba a aplicar una multa.-Sí, es cierto -respondió el agente con tono muy suave-. Pero yo sé que es una tentación dejar que elpobre perrito corra un poco por aquí, cuando no hay nadie cerca.-Claro que es una tentación, pero es contrario a la ley.-Bueno, un perrito tan chico no va a hacer daño a nadie -recordó el agente.-No, pero puede matar a alguna ardilla -insistí.-Vamos, creo que usted está extremando las cosas. Escúcheme. Déjelo correr más allá de esa colina,donde yo no pueda verlo... y aquí no ha pasado nada.Aquel agente de policía, por ser humano, quería sentirse importante; cuando yo empecé a condenar miproceder, la única forma en que él podía satisfacer su deseo de importancia era la de asumir una actitudmagnánima.Pero supongamos que yo hubiera tratado de defenderme ... ¿Ha discutido usted alguna vez con la policía?En lugar de lanzarme a la batalla contra él, admití desde el principio que la razón estaba de su parte, queyo no la tenía; lo admití rápidamente, abiertamente, y con entusiasmo. Y la cuestión terminóagradablemente:

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