LA FAMILIA EN EL ECUADOR DE HOY

UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL

PERIODISMO II

CRÓNICA

INTEGRANTES:

• Días Jessica                                - Lanche Tiffany
• Gómez Alex                                - Tituaña Michelle
• Matabay Catherine                        - Yar Angie

CURSO: 5to “C”

FECHA: 29/01/2019

LA FAMILIA EN EL ECUADOR DE HOY

Vivir en otra ciudad te hace madurar-son las palabras exactas de Andrea Gorotiza, Guayaquileña de 23 años de edad. No le preocupa que esta noche, cuando regrese al departamento después de una larga jornada en la Universidad, no encuentre a nadie, más que el silencio de la habitación cerrada durante el día. Ha sido así desde hace un año, cuando la niña consentida de su abuela y sus tíos decidieron apoyarla para que siga sus sueños de estudiar en la considerada -la madre de las universidades-.

La comida es lo que más extraño, me encantaba el corviche que hacía mi abuela, el pescado, el verde, la yuca. ¡Acá hay papas en todo lado! He bajado de peso, pero no me preocupa porque me siento muy capaz de seguir en Quito, porque esto es lo que decidí y lo voy a terminar para superarme y para que mi familia se sienta orgullosa de la mujer que han criado, dice Andrea, mientras conversamos sentadas en el patio con un sol insoportable que casi no nos deja mirarnos.  

Con cada experiencia que escucho, me pregunto ¿Hay más gente en esta misma situación? ¿Cómo será mi suerte si yo en algún momento me separo de mi familia, así como lo hizo Andrea?  Sola en una ciudad desconocida, con total independencia, sin que nadie me mande, quizá la primera semana sea divertido, pero después me jugará en contra el dinero, de dónde sacaré más dinero y si no encuentro trabajo? Entonces, no podré pagar el arriendo, no tendré para la comida, será imposible vivir así; después pensaré: tendré que regresar con mis padres. Estoy segura que así pasará, pero para evitar esas necesidades no me desligaré tan rápido de ellos hasta sentirme segura o quizá hasta conseguir mis cosas.

El ciclo del ser humano se reduce a nacer, crecer, reproducirse y morir. Pareciera que para cumplir cada etapa se necesita mucho tiempo, sin embargo, la vida es tan efímera, que en el momento menos pensado ya nos hemos convertido en adultos. Gran parte de las familias ecuatorianas permanecen unidas, en una convivencia duradera con cada uno de sus hijos. Se tiene la concepción de que a pesar de que ya seas un adulto aún puedes seguir viviendo con tus padres, si así tú lo deseas. Has vivido los mejores años a su lado y ¿Por qué deberías separarte de ellos cuando ya eres grande? Todos se hacen la misma pregunta en distintas circunstancias de su vida. Por lo general, se tiene la idea de que cuando te conviertes en un profesional tendrás tu independencia. Sin embargo, en el transcurso del tiempo te das cuenta que a pesar de ser un profesional no puedes dejar a tus padres.

En Ecuador hay mucha gente que no se desliga de los padres por la situación socioeconómica, todo lo relacionado con la situación laboral, los salarios, falta de trabajo; causas culturales como en la organización familiar porque desde que nacemos hasta que tenemos aproximadamente 3 años de edad dormimos con nuestros padres. De hecho, es por eso que el mundo nos conoce como personas emotivas, nos abrazamos, nos besamos, queremos tener más contacto físico, somos los únicos que nos reímos de nuestra desgracia.

El abrazo de una madre de un padre nos hará falta día a día, por esos pequeños detalles Santiago Taco, un quiteño de 32 años aún vive con sus padres, la razón por la que lo hace es para seguir compartiendo con ellos, además dice que no ha tenido la necesidad de irse. Santiago expresa “Creo que a pesar de tener 18 años las familias latinas tienen más apego a sus padres, es una enseñanza que desde pequeños nos la hacen, además si vives en una ciudad no tienes la necesidad de salir de la casa de tus padres”. Pero también Jonathan Panoluisa a sus 27 años sigue viviendo con sus padres, siempre digo: que será de nuestra vida sin ellos y por lo mismo ellos tratan de darme un techo donde vivir para no sufrir necesidades y apoyarme para terminar mi carrera-cuenta Jonathan- con tanto afecto y apego que tiene hacia sus padres.

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