LA MÚSICA Y LA GRAMATICA.
Brian IllescasDocumentos de Investigación4 de Abril de 2016
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LA MÚSICA Y LA GRAMATICA
- Muchos escépticos del lenguaje consideran que la gramática supone un corsé, una obligación absurda para el escritor o el periodista, para el abogado o para el presentador de televisión, un código impuesto que coarta su creatividad, una reliquia del fascismo. Por supuesto, tal opinión se extiende a la sintaxis, la semántica, la ortografía o los libros de estilo de los diarios, que algunos periodistas desprecian como residuos de una dictadura.
Idea primaria: Algunas personas piensan que la gramática es algo que se puede moldear según su perspectiva.
Idea secundaria: la opinión de las personas que piensan que el lenguaje y la gramática depende de la ocupación de las personas y eso mismo los define.
Justificación: las personas en la vida diaria adquieren una nueva forma de hablar y/o escribir ya que sus labores día con día las requieren desde la forma de hablar, escribir y expresarse.
- Ningún estudiante de música, sin embargo, rechazaría el solfeo como algo que atase su creatividad, que cercenara su propio estilo y dificultase la expresión espontánea. Ni mucho menos la ortografía que una partitura precisa para trasladar a cualquier espíritu receptor lo que alguien ha podido concebir en su mente a miles de kilómetros... o centenares de años antes (lejano en el espacio o en el tiempo): las subyugantes corcheas, fusas, semifusas y demás partículas de la oración musical han permitido descifrar, pues, el genio interior de Beethoven o los sentimientos más íntimos de Chopin.
Idea primaria: cada persona tiene una forma peculiar (única) de expresión
Idea secundaria: todos aprendemos la misma forma y cada uno tiene una forma peculiar de expresar, sentir y ser.
Justificación: todos somos auténticos y pecuiares.
- Y las normas elementales de la música y los sonidos, las leyes del ritmo y del contrarritmo, amparan lo mismo el jazz que el rock, los boleros, las sinfonías o la canción tradicional, las sevillanas o el dixie, el pasodoble y el tango, la marcha militar y la canción protesta. El solfeo y la armonía sólo ponen una condición básica para cualquiera de estos géneros: se prohibe desafinar. y precisamente por eso, porque sus normas impiden la desafinación, garantizan el buen sonido. Una vez adquirida esa base, se permite la creatividad. Pero la invención que podamos plantearnos como autores habrá de respetar la testarudez de la armonía y el solfeo para resultar hermosa.
Idea primaria: Hay normas en todo
Idea secundaria: Se debe tener una base bien establecida
Justificación: Se de respetar el estilo de cada sonido.
- ¿Cómo se desafina? Las vibraciones de la música producen placer o desagrado según las distintas frecuencias de sonido que emite cada nota. Las ondulaciones producidas al tantear las teclas del piano pueden caminar paralelas y congeniar en el aire, o interferirse y caer entonces en la distorsión, que apreciará sin duda quien disponga del oído adecuado para ello, sea natural o adiestrado. Un espectador con talento o educación musical podrá discernir si un violinista desafina. Pero su juicio no entra en lo opinable: hoyen día la desafinación se puede demostrar con instrumentos electrónicos que miden las ondas sonoras, que saben si un la se ha lanzado al aire con las 435 vibraciones por segundo que precisa para tratarse de un la afinado, un la pronunciado con perfecta prosodia instrumental, sin faltas de ortografía.
Idea primaria: Las vibraciones de la música producen placer o desagrado según las distintas frecuencias de sonido que emite cada nota
Idea secundaria: Las teclas del piano pueden caminar paralelas y congeniar en el aire, o interferirse y caer entonces en la distorsión
Justificación: Debes tener cuidado en no tener faltas de ortografía
- A diferencia de la música, no existen mediciones físicas ni electrónicas -ni hoy ni nunca- sobre cómo se desentona en el lenguaje. Al hablar o al escribir se cometen incorrecciones -se desafina- cuando el autor vulnera lo que constituye la norma de los hablantes. La "norma": es decir, lo "normal", lo que los hablantes han decidido asumir como tal al través de los siglos. O la "regla ", es decir, lo "regular", lo que por lo regular se usa. En la música, los criterios técnicos vienen dados por las leyes físicas del diapasón. (Antes de descubrirse estos fundamentos y su medida científica, la afinación sólo podía responder al gusto general del público; y los nuevos alumnos admitían el criterio general de sus maestros, y los nuevos públicos el de sus antecesores; y los maestros el gusto del público, cerrando así el democrático ciclo; un gusto que luego demostraron los afinadores electrónicos). Aquí, en el lenguaje, sólo existen -hoy y siempre- las leyes de la democracia, tan discutibles como extenso pueda ser el tiempo de que se disponga para discutirlas; pero todo aquello que los usuarios han decidido rechazar suena mal. Casi podríamos decir que objetivamente suena mal, aunque los criterios puedan parecernos arbitrarios muchas veces porque aún no se ha inventado la medición electrónica de las palabras.
Idea primaria: Al hablar o al escribir se cometen incorrecciones
Idea secundaria: En el lenguaje, sólo existen -hoy y siempre- las leyes de la democracia todo aquello que los usuarios han decidido rechazar suena mal.
Justificación: Hay errores en la ortografía y muchas veces no les gusta aceptarlo
- Sólo el gusto general decide qué condenamos como una penosa cacofonía -por ejemplo, "la mata a hachazos", frase tomada de un titular de prensa- y qué apreciamos como una hermosa aliteración -"siempre con su cloqueante cacareo de gallina clueca", verbigracia extraída de la novela de Gabriel García Márquez Cien años de soledad. En ambos casos -la aliteración y la cacofonía- estamos hablando de una reiteración de sonidos, hermosa una y despreciable la otra. 1. Sólo el conocimiento del idioma, de su genio interno, de su historia literaria y de su uso actual, o en su defecto el buen gusto y el talento, nos permiten la fineza de condenar o elogiar una frase sin la autoridad del diapasón infalible; pero con el mismo sentido musical: igual que un buen oído, natural o entrenado, puede descubrir los defectos de una orquesta sin necesidad de corroborarlos con la medición física.
Idea primaria: No debe haber reiteración de ideas está mal dicho
Idea secundaria: la fineza de condenar o elogiar una frase sin la autoridad del diapasón infalible.
Justificación: Debes tener cuidado con los defectos
- La gramática y la sintaxis, incluso la fonética, forman ese afinador básico que puede servir de referencia al lector y a quien le escriba, que permite templar las cuerdas de la guitarra y la piel de los timbales. Contra sus normas -o sin ellas- nadie podrá interpretar ni componer una sinfonía literaria. Además, quien lo intente habrá de conocer las leyes de la armonía, que, en cuanto atañe al lenguaje, sólo la lectura y la reflexión pueden enseñarnos.
Idea primaria: La gramática y la sintaxis, incluso la fonética, forman, puede servir de referencia al lector y a quien le escriba
Idea secundaria: No podrás ir en contra de las normas
Justificación: Debes conocer las leyes de la armonía, gramática y sintaxis
- Pero la gramática no está de moda. Ya Miguel de Unamuno se burlaba de la necesidad de aprenderla: "Dicen que a los españoles nos hace mucha falta aprender gramática, cuando lo que necesitamos es tener qué decir"; y el autor de Niebla proclamaba además la inutilidad de esa asignatura "para escribir y hablar con corrección". Sin embargo, según lo explicado más arriba, tras aprender gramática probablemente se tendrá más que decir porque se habrá ganado capacidad de razonar.
Idea primaria: tras aprender gramática probablemente se tendrá más que decir porque se habrá ganado capacidad de razonar.
Idea secundaria: la gramática no está de moda
Justificación: Debes saber escribir y hablar para expresarte correctamente, y de esa manera razonar.
- Ahora bien, puede interpretarse también la música "de oído", mediante el conocimiento instintivo de las leyes de la afinación y los acordes. No hace falta estudiar gramática para "escribir y hablar con corrección" como no hace falta aprender solfeo para tocar la flauta. Pero al final el resultado musical del aficionado deberá coincidir, si se trata de música afinada, con las normas que habría cumplido el más educado intérprete de cámara. Ni uno ni otro podrán pulsar una nota re si se acompaña de un acorde de do mayor. Porque disuenan. Así, un buen autor de novelas tal vez no haya aprendido en la escuela gramática y sintaxis. Pero no podrá escribir sin ellas.
Idea primaria: No hace falta estudiar gramática para "escribir y hablar con corrección
Idea secundaria: Se deben cumplir las normas para hablar y escribir bien
Justificación: no podrá escribir sin ellas.
- Un prestigioso crítico español se quejaba recientemente de que algunos de sus colegas se hubieran convertido en unos "censores gramaticales" que persiguen a determinado autor de éxito internacional. "Es una vieja, arqueológica tradición: el fundador de tal linaje fue don Diego Clemencín, autor en el siglo XIX de un grueso comentario alQuijote, donde, entre otras cosas, señalaba con fruición los errores gramaticales de Cervantes -fruto de 'una negligencia y desaliño que parece inexplicable'- que el bueno de don Alberto Lista, que era más inteligente, trató de atenuar arguyendo que los tales errores no lo eran en la época de don Miguel. Clemencín ha sido padre de un linaje abundante, que en este fin de siglo ha tomado como uno de los blancos predilectos de sus censuras a Javier Marías, cuyo éxito internacional tiene, al parecer, difícil perdón. Pero sucede, qué le vamos a hacer, que la crítica literaria nada tiene que ver con el análisis gramatical"2.
Idea primaria: censores gramaticales “Es decir que se dedican a ver los errores gramaticales”.
Idea secundaria: la crítica literaria nada tiene que ver con el análisis gramatical
Justificación: Siempre habrá alguien que te haga ver los errores gramaticales
- ¿Y cómo no? ¿Cómo no va a guardar alguna relación con el sonido y la afinación esa redundancia del verbo tener, presente en dos frases consecutivas, en la que, al final de nuestra cita, incurre el propio crítico literario? ¿Cómo no vincular un análisis sobre la actuación de un cantautor con los desatinos que hubiera cometido el trompetista de su grupo, o él mismo con su propia voz? El crítico musical podrá hablar en justicia de que las canciones del artista gozaban de una magnífica construcción de letra y partitura, pero luego deberá matizar que no resultó agradable escucharlas al haber sido ejecutadas ante el público.
Idea primaria: Se podrá hablar en justicia de que las canciones del artista gozaban de una magnífica construcción de letra y partitura
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