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LAS REDES SOCIALES, UNA TRAMPA?


Enviado por   •  3 de Junio de 2020  •  Ensayos  •  1.816 Palabras (8 Páginas)  •  158 Visitas

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Introducción

El año pasado disfrutaba de una tarde familiar en un restaurante no tan formal, en otra mesa había una mujer de mediana edad a su lado su hijo de unos siete años de edad, ella se encontraba completamente idiotizada usando un smartphone, su hijo solamente se dedicaba a contemplarla, tal vez mi hija hubiese entrado en llanto para llamar su atención, pero este niño no; él la observó un buen rato finalmente se paró de su silla corrió y vino hacia mis brazos ya que yo veía insistentemente tal situación, su madre por varios minutos ni se percataba de lo que sucedía; me invadió la tristeza y me preguntaba constantemente cuantas veces estaría yo en la misma situación sin siquiera darme cuenta; ¿qué nos está pasando? ¿porque vivimos obsesionados con nuestros móviles?, según estudios realizados hoy desbloqueamos la pantalla del celular hasta 150 veces diario, esto es una vez cada 6 minutos durante el tiempo que pasamos despiertos, ¿será esto una casualidad? La reconocida frase de Albert Einstein, “Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad; el mundo solo tendrá una generación de idiotas” está muy acorde con la experiencia relatada anteriormente; este científico reflejó en su momento la gran preocupación al contemplar la tendencia de los seres humanos con respecto a los excesos en el uso de la misma.

¿Redes sociales, trampa o amenaza?

La Universidad de Stanford está ubicada en el corazón de Silicon Valley la cuna de las mayores compañías tecnológicas del mundo, ahí tiene su sede el laboratorio de tecnología persuasiva dónde investigadores brillantes trabajan para estudiar el cómo usar las páginas web y las aplicaciones móviles que utilizamos, y así, tergiversar lo que pensamos y lo que hacemos. Intentar persuadir en los demás es una práctica tan vieja como el mundo, pero los dispositivos digitales y el enorme volumen de información personal acumulado acerca de nosotros a partir de nuestra actividad en línea, están creando una nueva forma de manipular nuestros pensamientos y acciones aprovechando la vulnerabilidad de la mente observadas por la economía del comportamiento, la psicología y la neurociencia.

Los ejemplos abundan en la jerarquía social; los intentos por manipular elecciones, la proliferación de noticias falsas, el agrandamiento de todas las grietas en la órbita personal, padres que no vemos a nuestros hijos y al revés, encuentros sociales donde cada uno está más preocupado por lo que sucede en su teléfono que por lo que pasa a su alrededor, una dificultad cada vez más grande para comunicarnos. Las anteriores manifestaciones empezaron con la expectativa inicial de que todo en internet tenía que ser gratuito, un grupo de compañías tuvo que encontrar la manera de ganar dinero sin cobrarle a los usuarios, lo primero que hicieron fue poner publicidad y empezar a cobrar a los anunciantes, después vino a empezar a recopilar este montón de datos personales para ultraseccionar el mensaje que nos dan a cada uno de nosotros, para finalmente aumentar sus ganancias, cada compañía necesitó que pasáramos más y más tiempo en su plataforma; así, nació el hackeo de nuestra atención.

Cuando el producto que las empresas venden acapara toda tu atención todos compiten contra todos, es una competencia constante, por ejemplo, Facebook compite contra otra red social como es Twitter pero también compite con productos muy diferentes como YouTube, Netflix, Xbox, entre otros, cada segundo que no estás allí hipnotizado es tiempo que ellos no pueden vender a sus anunciantes por eso utilizan notificaciones visuales y sonoras y todo tipo de trucos para distraerte de cualquier asunto que estés haciendo inclusive cuando estás usando dicha plataforma.

Mark Zuckerberg se convirtió hace un tiempo en un arrepentido, que quiere decir esto, que él estaba absolutamente consciente que al desarrollar la plataforma (Facebook) estaría explotando vulnerabilidades de nuestra mente para aumentar el efecto adictivo. Pero, no fue el único en reconocer el uso de los mecanismos abusivos, recientemente el fundador de Netflix, Reed Hastings, cuyo mayor enemigo es el sueño declaró: mi meta es que duerman menos para que pasen más tiempo mirando series. Vender los productos que no nos hacen bien tampoco es nuevo, este es el caso de las tabacaleras, pero al menos los directores generales de estas actuaban a la defensiva, en cambio, el fundador de Netflix no tiene reparos en decirnos de frente que su compañía está dispuesta a inducir hábitos totalmente contrarios a nuestra salud con tal de ganar más plata, para alcanzar estos fines necesitan de nuestra ingenuidad, cuando vamos a comprar un producto, digamos un reloj, tenemos cierta desconfianza, nos preguntamos cosas como, ¿estará a la moda? ¿será de buena calidad? ¿estaré pagando un precio razonable? Pero, cuando el producto es gratis o tiene un 50 % de descuento, bajamos la guardia, definitivamente tendríamos que desconfiar aún más todavía, porque querría una gran empresa multinacional incurrir en los enormes costos de desarrollar una red social, una plataforma de vídeos, un sistema de correo electrónico para que lo usemos gratis, nada es gratis en el mundo de las empresas; si no estamos pagando con dinero, de qué otra manera estará pagando.

Un área de manipulación especialmente sensible es la autoestima, el creciente uso de fotos y vídeos como lenguaje principal en las redes le da una importancia absurda, desproporcionada al aspecto estético y al aspecto físico por sobre todas las demás dimensiones de nuestra persona frente a los ojos de los demás y por lo tanto de nosotros mismos y las redes se aprovechan esa fascinación incontrolable que nos causa expiar las vidas ajenas e impactar a los demás con nuestra propia imagen para mantenernos indefinidamente cautivados. Más aun, dado que cada uno de nosotros comparte contenido muy poco espontáneo de los momentos más destacados de nuestro día a día y convenientemente editado para que parezcan mucho mejor de lo que fue, es inevitable erróneamente sentirnos que tenemos una vida común, llena de obligaciones y percances, que de risas y puestas de sol, al reparar en las cuentas personales de las redes de personas famosas, es ineludible  que la comparación contra estos falsos ideales nos deje desilusionados respecto a nuestra propia vida; la decisión de a quien seguimos y que mostramos es clave para romper los efectos de este espejo distorsionado. Es cierto que siempre han habido personas más populares y otros más retraídos y de alguna manera esto está sobreentendido, hoy se mide y está a la vista de todos “los me gusta” y la cantidad de seguidores son la moneda en la que hoy se comercia la aceptación social, y cada acto queda sujeto a la cuantificación pública de la cantidad de “me gusta” que recibe, y cómo resultado de ello empezamos a vivir la vida para mostrarla más que para disfrutarla, este es el fango narcisista en el que las redes nos metieron y del que curiosamente no queremos salir; nos encontramos como dicen algunos escritos como las moscas “Esas moscas que chocan una y otra vez contra los cristales de las ventanas, podemos verlo como una metáfora, triste aunque plástica, de la dificultad que el ser humano tiene para el cambio. Observándolas, uno tiende a pensar que lo hacen porque no ven el cristal o, lo que es lo mismo, porque hay un obstáculo real, no solo tangible sino muy duro, que no tienen capacidad para percibir. Es curioso que aún con la ventana abierta algunas de ellas persisten en el imposible empeño de atravesar el vidrio”. 

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