La Nueva Colonización Urbana
joncelisf3 de Mayo de 2014
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La Nueva Colonización Urbana:
El Desplazamiento Forzado [1]
Por: Rubén Darío Guevara Corral
Antropólogo Ms Salud Pública
Univalle- Asprodeso
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RESUMEN
Este ensayo se pretende mostrar las causas del desplazamiento forzado y las características del modo de vida de la población que se desplaza, haciendo énfasis en los afroamericanos de la costa pacífica e indígenas andinos. El referente geográfico son los Departamento del Cauca y del Valle del Cauca y principalmente las ciudades de Cali y Popayán las cuales permiten enfocar la categoría: “nuevos colonizadores urbanos” como un mecanismo explicativo de la reconfiguración socio cultural y espacial del área.
Palabras Claves: Colonización urbana- Desplazamiento forzado- Reconfiguración espacial.
INTRODUCCIÓN
Las condiciones históricas por las cuales está pasando el país con respecto a la violencia que se agudiza por el conflicto entre los sectores armados que de alguna manera afecta a la población civil, ha venido teniendo su respuesta en las ciudades, capitales municipales o poblaciones con un relativo número de población desplazada que allí se concentra y que se manifiesta como: “los nuevos colonizadores urbanos”.
El concepto de “nuevos colonizadores urbanos” hace alusión a esa población desplazada que ha llegado a la ciudad y se ha ubicado no sólo en un espacio no apto para vivir y establecer su vivienda familiar, sino a los que se han ubicado en el centro de la ciudad con sus mercancías, constituyendo esa cultura del rebusque de los vendedores ambulantes, en los andenes (como en Popayán) o recorriendo la ciudad o parados en los semáforos (como en Cali) con lo cual se proveen del dinero necesario para satisfacer sus necesidades básicas, pero que también, de alguna manera, favorecen por medio de la economía no formal, a su propia familia. Ahora, quienes acuden a ellos lo hacen por encontrar mejores precios en los productos o mercancías que les ofrecen y necesitan y así, contribuyen a equilibrar sus propios ingresos, accediendo a lo más barato.
Esta reconfiguración del espacio por lo económico ha obligado a que se den procesos socioculturales, organizativos y de mutua colaboración entre vendedores y consumidores que de todas maneras no dejan de ser mal vistos por los propietarios de almacenes, por los peatones citadinos y por el gobierno municipal
Lo que sí es cierto, es que esta complejidad humana al servicio de lo económico requiere de atención inmediata por parte del Estado que debe evitar el conflicto y la represión como mecanismos de control de un orden espacial y atención a la norma constitucional, por cuanto que ellos, son el resultado de esa falta de atención, incapacidad y descontrol histórico del Estado para superar la injusticia en todos los órdenes que son los causantes de la pobreza y la miseria.
Dos ideas enmarcan el interés de adelantar este trabajo: una, mostrar cuáles son las características del desplazamiento y del modo de vida de la población que se desplaza (indígenas, campesinos, afrodescendientes) por causa del conflicto armado y otra, dar cuenta de las “nuevas” formas sociales, económicas, políticas y culturales que asumen y manifiestan ellos, los desplazados, en los asentamientos y de manera especial, dar a conocer cómo los aportes culturales en sus proyectos de vida, las experiencias y propuestas alternativas apara acabar con la guerra, tienen validez y son signos significativos del renacer de esos grupos humanos.
Hacerles un merecido reconocimiento a estos sujetos históricos invisibilizados, es más que indispensable y necesario en una sociedad que como la colombiana ha hecho caso omiso de este problema o trata de ocultarlos cuando no, los estigmatiza, dejándolos por sus condiciones, sin el reconocimiento de sus derechos políticos, sociales y culturales, y considerándolos como diferentes frente a las políticas del Estado.
Nuestro interés particular radica en mostrar cómo afecta el conflicto armado a los habitantes de la Región del Pacífico colombiano y a los indígena andinos, dueños ancestrales de su territorios y sustentadores de una cultura que se cimienta en la racionalidad que hacen del principal medio de producción: la tierra.
Así, a manera de propuesta, insisto en el diálogo con los desplazados así como con los actores en conflicto para que podamos tener un sitio en donde realizar nuestros sueños y hacer posible sus y nuestras esperanzas de vida.
Es menester decir que este ensayo sigue la dirección de una línea de trabajo y recoge las experiencias de la investigación que se realizó con “Mujeres desplazadas por el conflicto armado. Perspectivas de género en Cali y Popayán”, y que contó con la ayuda de Asprodeso[2]
CAUSAS Y CONSECUENCIAS DEL CONFLICTO
Son variadas, complejas y múltiples las causales del conflicto, atravesadas por toda la historia de la conformación de la nacionalidad y del estado colombiano. Sin embargo, a manera de síntesis sólo presentaré en esta reflexión las que pueden servir más como medio de explicación coyuntural frente al tema que nos ocupa que a la de una explicación del conflicto en sí mismo.
Permítanme decir que: las reiteradas políticas del Estado colombiano que se han ido plegando a los intereses foráneos que los favorecen por una apertura económica, una privatización; la formación de zonas de libre explotación y comercio en manos de multinacionales así como la apropiación de tierras que históricamente y por tradición han ocupado las poblaciones, al igual que los intereses de un mercado global que tiene capital foráneo, junto con la producción y comercio de drogas ilícitas, que se apoya en fuerzas insurgentes irregulares, (paramilitares, guerrilla), y regulares (ejército) y la aplicación del Plan Colombia, son como las causas más significativas a mi modo de ver, del desplazamiento forzado interno.
COMPORTAMIENTO DEL DESPLAZAMIENTO
Las causas enunciadas anteriormente, han tenido su incidencia de manera diferente en el comportamiento del desplazamiento interno entre los actores de nuestro interés: los afrodescendientes y los indígenas andinos y por ende, en lo que manifiestan como resultado del desplazamiento puesto que la violencia se experimenta de manera diferente según la cultura local. Si bien la Constitución de 1991 y la Ley 70 de Negritudes les dio tanto a unos como a los otros herramientas para organizarse, defender su territorio, promover su cultura y fortalecer sus comunidades, así como hacerlos imprescriptibles, inembargables e inajenables, el hecho es que hoy ellos, no han encontrado de manera efectiva, la ayuda institucional y por el contrario, la siguen buscando aún a costa de su propia vida.
Como consecuencias de este conflicto se ha visto: la pérdida de tierras y territorios ancestrales, así, como sus forma de vida tradicionales que se ven afectadas y con ellas, los procesos organizativos, la desintegración de las relaciones de identidad étnica-culturales, la destrucción del medio ambiente y por ende, la persecución y hechos atentatorios contra la integridad personal que causan miedo, rabia y dolor cuya respuesta es el éxodo violento que los conducen a la miseria, al abandono, al hambre, a la pérdida de la autoestima y a lo que más los ha identificado: sus relaciones de parentesco-familiar.
Con respecto a los afrodescendientes habitantes históricos ribereños, que han basado su modo de vida en particulares formas de apropiación de la tierra y del agua y en sistemas de producción tradicionales basados en la diversidad, en donde se percibe la baja intensidad productiva y un excedente escaso para el mercadeo y que socializan esos productos a través de relaciones y sistemas propios de un parentesco en donde el género es un valor significativo para las tareas productivas y cuyas relaciones sociales para la reproducción se enmarcan en una cosmovisión natural, cualquier alteración de estas estructuras irá a modificar su cultura.
En el proceso del desplazamiento, los afrodescendientes ha pasado por una serie de etapas que sólo las enunciamos más adelante a manera de información para dar cuenta del conjunto pero que dadas las circunstancias, ellas varían según los actores que influyan y según como los “sienta y perciba” esta gente.
A manera de ejemplo, permítanme mostrar cómo la masacre por los paramilitares en el Naya (municipios de Suárez y Buenos Aires en el Cauca y Buenaventura en el Valle) como represalia por los secuestros cometidos en la Iglesia de La Maria y en el kilómetro 18 en la vía Cali a Buenaventura por parte del ELN, un grupo de paramilitares recorrieron los ríos de la región y asesinaron a un sinnúmero de personas habitantes de esa región (negros e indios), acusándolos de ser auxiliares de la guerrilla. Mas tarde con el secuestro de los diputados de la Asamblea del Valle del Cauca por parte de las FARC, nuevamente se agudiza el problema en el Naya con asesinatos selectivos y la violación de los derechos humanos de los habitantes que acusaron a los paramilitares y al ejército de intimidar la población y ejercer coerción a sus derechos fundamentales. En esta región fueron asesinados indígenas paeces quienes habían constituido el Cabildo pero que no tenían aún el reconocimiento y legalización por parte del Incora, del Resguardo.
Los
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