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La Sociologia

sergioedu6 de Septiembre de 2012

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¿QUÉ ESTUDIA LA SOCIOLOGÍA?

Ángela Estrada Guevara*

1. Introducción

La respuesta más general a esta pregunta es que la sociología estudia las sociedades, en plural, reconociendo la gran cantidad de ellas y sus diferencias, en el tiempo y en la diversidad de espacios. Decir que la sociología estudia la sociedad en general, implicaría que existe una sociedad o la sociedad y que a ésta pudiese estudiársele como unidad; sabemos por el contrario que lo que caracteriza a las sociedades no es la unicidad, sino la diversidad. La imposibilidad de entender a la sociedad como unidad es cada vez más alejada si tomamos en cuenta el contexto global que implica movilidad e intercambio pluricultural entre distintos grupos sociales, en tal sentido, es la complejidad la primera característica en la tarea de investigación de lo social para intentar entender sus manifestaciones.

Aceptando incluso la variedad de usos del concepto de sociedad, de la que una primera acepción pudiese remitirnos a la idea de socio, asociado, par, es decir, personas que se encuentran asociadas o reunidas por compartir necesidades o intereses comunes ya sean éstos económicos, políticos, sociales y culturales. Esta asociación puede ser por elección, pero también por encontrarse en situaciones o circunstancias, de obligación, tradición, imposición, dominación, etc. Además, una sociedad puede formarse a partir de personas, grupos, etnias, pueblos, naciones, etc. Todas estas maneras y tipos de asociaciones, sus relaciones e implicaciones son susceptibles de ser estudiadas por los sociólogos.

Sin embargo, estudiar las formas de vida de las sociedades, en general (macrosociales), y los grupos humanos, en particular (microsociales), resulta una tarea sumamente difícil debido a que ésta se manifiesta de manera compleja en diferentes dimensiones: biológica, psicológica, económica, política, histórica, cultural, social, etc., siendo imposible separar completamente unas de otras. No obstante, desde el siglo XIX, cada una de ellas ha constituido un campo disciplinar específico, desarrollando teorías, métodos, técnicas e instrumentos para su estudio; además de haber generado espacios académicos e institucionales donde tradicionalmente se les ha estudiado de manera separada, aunque en los últimos cincuenta años se ha reconocido la conveniencia y necesidad de realizar prácticas entre disciplinas.

Digamos entonces, que la sociología se encarga del estudio de la dimensión social de la vida humana; de sociedades, grupos sociales y asociaciones de diversos tipos y aunque reconoce que todas ellas se constituyen por individuos, estas son algo más que la suma de ellos, pues destaca su construcción social, las relaciones que se establecen en su formación y desarrollo, la importancia de los papeles y posiciones que se desempeñan, el tipo de interacciones y la circulación de los valores sociales, etc. Por lo cual, a la sociología le ha interesado diferenciar su objeto de estudio especialmente de la filosofía, en un principio, y posteriormente de la psicología, argumentando que no solamente estudia ideas, sino también prácticas y procesos para diferenciarse de la primera y que se interesa por el estudio de lo social antes que de lo individual, para marcar su diferencia con respecto del campo de estudio de la psicología.

La definición del objeto de estudio en la historia de la sociología conserva tres planteamientos de los teóricos a los que se les considera hasta hoy como clásicos, precisamente por haber resistido a las pruebas del tiempo, estos son: Emile Durkheim, Karl Marx y Max Weber, quienes desde diferentes perspectivas destacan no solamente la conceptualización que hacen de la sociedad, sino además, mediante las investigaciones que realizaron, cada uno aportó un método útil a la sociología, para el estudio de lo social.

2. Emile Durkheim

En cierta forma la pretensión de Durkheim continúa los ideales de la filosofía positivista de Augusto Comte en el sentido de que la sociología debería usar el método científico como se usaba en las ciencias naturales, esto es entendible en el contexto en el que, para que una ciencia pudiese constituirse y por lo tanto gozar del respeto como disciplina científica, debía necesariamente adoptar dicho método. A Durkheim le preocupaba que la sociología hasta entonces se hubiese ocupado sólo de la explicación de la evolución de las sociedades, en el terreno puramente de las ideas, como lo hizo Comte, desde una perspectiva evolucionista: “en lugar de observar las cosas, describirlas, de compararlas, nos contentamos entonces con tomar conciencia de nuestras ideas, analizarlas y combinarlas. En lugar de una ciencia de realidades, ya no hacemos más que un análisis ideológico”.

Para Durkheim, el hecho de que la sociología no tuviese una relación empírica con la realidad ponía en riesgo su existencia, pues todo cuanto se había dicho por quienes lo antecedieron podía según él muy bien explicarse desde la biología o la psicología; se hacía entonces necesario y urgente, —afirmaba—, constituir y determinar el objeto de estudio de la sociología en particular, y junto con ello, otorgarle a ésta, un método específico, para lo cual, propone en 1893, en su texto Las reglas del método sociológico al hecho social como estudio de la sociología, al que define: “hecho social es toda manera de hacer, fijada o no, susceptible de ejercer una coacción exterior sobre el individuo, o bien, que es general en la extensión de una sociedad dada, conservando una existencia propia independiente de sus manifestaciones individuales”.

¿Dónde radica la importancia del concepto de hecho social como objeto de estudio de la sociología? Analicemos el concepto: las maneras de hacer están referidas por supuesto a la acción de un colectivo, de un grupo social, fijada o no, significa que estas pueden ser reglamentadas tácitas o informales, pero que independientemente de ello ejercen una presión social de la sociedad o grupo social sobre el individuo; es decir, que se demandan comportamientos que son ampliamente aceptados y esperan ser cumplidos por los miembros del grupo para ser incorporados como tales; la coerción por tanto está presente independientemente de los individuos. ¿Qué tan pertinente es la definición de hecho social que hace Durkheim para nuestra actualidad? ¿Podemos identificar algunos hechos sociales en nuestra temporalidad? ¿En qué aspectos la sociedad nos coerciona, demanda y espera ciertos comportamientos de nuestra parte?

Consideremos la siguiente ampliación que hace Durkheim al concepto de hecho social y las posibilidades para reconocerlo: “un hecho social se reconoce por el poder de coerción externa que ejerce o es susceptible de ejercer sobre los individuos; y la presencia de ese poder se reconoce, a su vez, ya sea en la existencia de alguna sanción determinada, o en la resistencia que ese hecho opone a toda empresa individual que tienda a violarlo”. Quizá el hecho social que Durkheim reconoció con mayor precisión fue el del suicidio, sobre el que realizó en 1897 una extensa investigación empírica cuatro años después de publicar Las reglas del método sociológico, en donde pone en práctica dicho método. Interesándole a Durkheim el distanciamiento de la filosofía y de la psicología en particular, escoge precisamente una temática a la que se le había asociada hasta entonces como eminentemente psicológica: el suicidio, del cual argumenta que a pesar de que este sea un acto que se realiza individualmente y que pudiese considerarse el acto más íntimo, es sin embargo un hecho social.

Durkheim aclara que lo que hasta entonces se había interpretado como causas del suicidio son sólo circunstancias, pues las causas, dijo, son sociales “las circunstancias que pasan como causa del suicidio, por que le acompañan con bastante frecuencia son casi infinitas en número.

Uno se mata en la abundancia, otro en la pobreza. Uno era desgraciado en su hogar, otro acababa de romper por el divorcio un casamiento que lo hacía infortunado. Aquí un soldado renuncia a la vida a consecuencia de haber sido castigado por una falta que no cometió, allí un criminal cuyo delito ha quedado impune se mata. Los más diversos acontecimientos de la vida, y hasta los más contradictorios pueden igualmente servir de pretexto al suicidio. Pero ninguno de ellos es su causa específica. Veremos algunos hombres resistir espantosos dolores, mientras otros se suicidan con ligeras molestias. Y por otra parte hemos señalado que los individuos que más sufren no son los que más se matan”.

Como vemos, para este sociólogo no hay indicadores que pudiesen considerarse generales en base a las circunstancias en las que se comete el suicidio, pues estas tienen una gran variación que tampoco decía, podía atribuírsele (como se hacía en la época) con propósito de generalizar, a un cierto tipo de temperamento, como la neurastenia, a la que no encuentra relación inmediata y en forma regular como para ser establecido como causa del suicidio en la gran cantidad de casos que estudia en los archivos estadísticos y nos comparte sus hallazgos: “completamente distintos son los resultados que hemos obtenido cuando, dejando a un lado al individuo, hemos buscado en la naturaleza de las sociedades mismas, las causas de la aptitud que cada una de ellas tiene por el suicidio. Tan equivocadas y dudosas eran las causas del suicidio con los hechos del orden biológico y del orden físico, como son inmediatas y constantes con ciertos estados del medio social. Esta vez nos hemos encontrado por fin, en presencia de verdaderas leyes que nos han permitido ensayar una clasificación metódica de los

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