La confianza es la nueva moneda de la economía

La confianza es la nueva moneda de la economía

La economía colaborativa como nueva actividad de negocio, está teniendo un auge considerablemente alto. El ser humano, a través del tiempo, ha buscado formas de mejorar su calidad de vida. Dentro de estas formas se encuentra el intercambio de productos, es decir, lo que una persona tenía y no necesitaba se cambiaba por la que el otro poseía y tampoco necesitaba. Este tipo de actividad económica, se le denominaba trueque, y se remonta al periodo neolítico, hace aproximadamente unos 10.000 años con la aparición de la agricultura. Dicha situación en el ámbito de la ingeniería, requiere de una constante evolución en las herramientas tecnológicas, ya que es el principal intermediario entre el prestador de servicio y el consumidor, una herramienta clara, concisa y fácil de utilizar, sin duda hará más amena la forma de trueque actual, incluso para la gente que aún no se ha encaminado a este tipo de actividad económica.

El desarrollo constante de nuevas herramientas tecnológicas es crucial para que este tipo de actividad económica siga reinventándose cada vez más. Uno de los mayores problemas que genera este tipo de actividad, a nivel mundial, es que existen las malas prácticas por parte de terceros, quienes se aprovechan de la confianza que se genera al utilizar o consumir este tipo de servicios para perjudicar a los usuarios, además la falta de regulación y la forma de actuar de algunas de estas empresas que aprovechan el limbo legal en el que se mueven, provocan que tengan muchas ventajas sobre otros sectores claramente definidos, como por ejemplo, a la hora de pagar impuestos. El sector hotelero o servicio de taxis, son algunos de los afectados por plataformas como Airbnb o Uber, respectivamente. Este problema involucra dos principales vertientes; la herramienta tecnológica utilizada. Si bien, vivimos en una época donde hay mayor confianza en una persona a través de redes sociales que en persona, este exceso de confianza, combinado con el mal uso de dichas herramientas, desencadena una serie de conflictos, mismos que se tiene que ver reducidos a través de plataformas tecnológicas con un alto índice de seguridad, las cuales brinden a los partícipes mucha más información acerca de esto puede lograrse con la ayuda de instituciones encargadas específicamente en regular y proteger al usuario, ya que las empresas que gestionan las plataformas solo actúan de intermediarios y no ofrecen ninguna garantía legal para los usuarios.

De acuerdo a estudios de PricewaterhouseCoopers (pwc), dentro de 10 años, los cinco sectores más importantes de la economía colaborativa (préstamos de persona a persona, alojamiento, compartir vehículo, contratación virtual y transmisión de música y video) generarán más del 50% del total de los ingresos mundiales, frente al 5% que representan actualmente. Una de las empresas más emblemáticas, Airbnb, hospeda en una sola noche a más de 425,000 personas en casas de desconocidos y tiene presencia en más de 34,000 ciudades de 191 países, 22% más que lo que hospeda la firma Hilton a nivel mundial. La pwc calcula que esta economía llegará a representar en ganancias globales más de 335 billones de dólares para el año 2025. En Estados Unidos, 44% de la población está familiarizado con este tipo de economía y 19% de la población adulta ha interactuado de alguna forma con ella; de éstos, más de 80% dice que le ayuda a que la vida sea más costeable y conveniente. Y en este punto, es donde reincide la parte de ingeniería; mantener una innovación constante en el desarrollo de herramientas tecnológicas (páginas web o aplicaciones móviles) para que cada vez sean mucho más seguras y manteniendo la información clara para ambas partes; el prestador del servicio o bien el consumidor, esto con apoyo de instituciones que regulen este tipo de prácticas. Ya que al ser una actividad económica basada en su totalidad en la reputación y confianza, será vital brindarle al consumidor, así como al prestador del bien, una total tranquilidad al saber que el servicio ofrecido o recibido, se hará de la manera más profesional posible.

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