La globalización, las plataformas y la tecnología actual

LA GLOBALIZACIÓN, LAS PLATAFORMAS Y LA TECNOLOGÍA ACTUAL: IMPORTANTES CAUSANTES DE LA PÉRDIDA DEL CONCEPTO TRADICIONAL DE PRIVACIDAD 

Emilia Andrade

Introducción:

En los últimos años ha habido un notable aumento y diversidad en las tecnologías relacionadas con la información y comunicaciones, específicamente en lo que respecta a las redes sociales. Toda esta evolución progresiva que actualmente estamos viviendo ha repercutido fuertemente en la sociedad, en nuestras relaciones y en nuestra forma de percibirnos a nosotros mismos y a la vida en sí. 

Vivimos en una época rodeada y prácticamente controlada por los medios, los cuales tienen la capacidad de facilitarnos el alcance territorial y lograr que siempre, estamos en contacto y alerta con lo que pasa en todo el mundo. La tecnología cada vez se hace más indispensable en nuestro vivir, al punto que sin darnos cuenta nos hemos ido acostumbrando a las comodidades que nos ofrecen y priorizando actividades relacionadas con ella y con las redes sociales, tal como pasar horas frente a una pantalla, sin notar lo que realmente sucede a nuestro alrededor, pues todo lo demás pasa a segundo plano. 

Para entender mejor los cambios tecnológicos y las interacciones sociales es necesario hablar de globalización, es decir, se da cuando “la creciente interconectividad de diferentes regiones y lugares se convierte en sistemática, en cierto grado recíproca, y solo cuando el alcance de la interconectividad resulta efectivamente global”^[1]. Se confirma que, gracias a la tecnología podemos saber lo que sucede tanto cerca como a mil kilómetros de distancia. Este fenómeno se ha sumado a nuestras vidas y planea quedarse. La globalización sucede a través de las plataformas, que son “infraestructuras digitales que permiten que dos o más grupos interactúen”^[2], casi siempre estas plataformas vienen con herramientas que permiten construir a los usuarios en sus propios productos y servicios. Lo curioso de estas plataformas es que mientras más numerosos sean los usuarios, más valiosa es la plataforma para los demás, como pasa, por ejemplo, con Instagram, Facebook, YouTube, etc. 

Si bien, se ha recalcado el enorme impacto que ha tenido la tecnología y la aparición de estas plataformas en diversas aristas de la sociedad, se ha tenido especial enfoque con respecto a cómo todo esto ha afectado a los individuos en particular, a sus interacciones, a su vida social y en qué sentido el aumento en la mediación de las comunicaciones, interacciones y experiencias ha desafiado el concepto tradicional de privacidad.

Desarrollo:

La mediación es una perspectiva de los medios y las comunicaciones que busca comprender la integración actual de éstos en diversos contextos socioculturales. Hoy, nos encontramos dentro de una realidad en donde la propia experiencia puede encontrarse mediada, siendo lo más novedoso, estos desarrollos tecnológicos a través de los cuales se nos posibilita la apertura a experiencias mediadas y las prácticas cotidianas pasan a ser objeto de mediación (y medición) a través de sensores pasivos.

De esta forma se desafía el concepto tradicional de privacidad en el sentido de que, las personas ya no tienen una noción clara de lo que realmente es la privacidad, porque la tecnología nos ha hecho sentir seguros y abiertos a mostrar y exponer nuestras vidas ante la sociedad. Y lo que exponemos precisamente es una personalidad creada, una subjetividad visible que “constituye un tipo de construcción subjetiva alter dirigido, orientada hacia los demás: para y por los otros”^[3], en otras palabras, un prototipo de personalidad que, al cumplir con los estándares mínimos instaurados por la sociedad, es creada con la intención de buscar aprobación y legitimidad, algo muy distante del carácter intro dirigido, es decir orientado, asimismo, presente en otras épocas.  Por eso las nuevas formas de expresión y comunicación son mecanismos o instrumentos a través de los cuales creamos estas personalidades, los cuales gracias a los avances tecnológicos ahora se encuentran a disposición de prácticamente cualquiera que quiera crear libremente su personalidad.

Hay una gran diferencia entre lo que las palabras, acciones, actividades significaron antes de este gran desarrollo tecnológico y lo que hoy significan y precisamente el elemento que atraviesa estas dos realidades es el sentido tradicional de privacidad. Antes la vida privada era un asunto que no se mezclaba con las actividades o profesiones de las personas; hoy el concepto de privacidad, debido a las plataformas, a la globalización, en otras palabras, al avance tecnológico, no es un asunto que parezca especialmente importante de ocultar. Hoy en día cualquiera puede convertirse en una celebridad y para lograrlo deben estar dispuestos a exhibir su propia intimidad, de esta forma se efectúa una sobreexposición de la vida supuestamente privada, que aun siendo una común y corriente, resulta fácilmente bajo la validez de las miradas ajenas. 

El mundo contemporáneo ejerce una fuerte presión sobre las personas y la subjetividad para que estos proyecten sus personalidades de acuerdo las nuevas reglas, de tal manera que sean compatibles con los nuevos contextos socioculturales. Hoy como nunca cualquier puede y pronto probablemente deba ser un personaje tal como los que aparecen en las pantallas^[4].

Como consecuencia de estos fenómenos las vidas reales son impulsadas a recurrir a herramientas, disponibles en el mercado para autoconstruirse, que permitan adornar y recrear el propio yo como si fuera el personaje de un espectáculo.^[5] 

Todo lo mencionado anteriormente tiene un propósito y es que mediados del siglo pasado hubo una redefinición del YO, una subjetividad que desea ser amada, que busca desesperadamente la aprobación ajena y para lograrlo recurre a estas herramientas (282)

Y es que la sociedad actualmente está aterrorizada con los peligros, la falta de seguridad en el espacio público y sobre todo con la inminente soledad, por lo que se esfuerza en adornar sus personalidades o perfiles de manera que resulten atractivos y con ello establecer relaciones humanas de calidad. Esta ansia por visibilidad, esta ambición de hacer del propio yo un espectáculo, sin duda es un medio desesperado por ‘’ahuyentar los fantasmas de la soledad’’^[6] 

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