La ignorancia

Estrella Garcés Rodríguez

¨LA IGNORANCIA¨

La ignorancia en el ser humano ha estado presente desde la mínima existencia, nacimos siendo curiosos por lo sencillo, otros por lo extraño y magnífico. Está claro que nos queda por descubrir, pero igual lo filosófico o incluso saber de memoria los países no le interesa al 96% porque creen que no es común que te lo pregunten o apliques en la vida cotidiana, otro ejemplo cotidiano de ignorancia es no conocer tu país o estar interesado en quién lo gobierna y que ha hecho.  El Diccionario de la Real Academia Española define ignorancia como “falta de conocimiento”, y hay pocos insultos tan fuertes como decirle a un estudiante de medicina “¡eres un ignorante!” La palabra genera estigma social y educativo, ya que estudiamos para ser menos ignorantes, con la intención de adquirir conocimientos que nos permitan triunfar profesionalmente y curar a nuestros enfermos. La incomodidad de sentirse relativamente ignorante al final del curso de Bioquímica, o al terminar la carrera de medicina, nos empuja a buscar la tranquilidad de saber más sobre un tema y realizar especialidades, maestrías y doctorados, para convertirnos en “expertos”. 

La ignorancia es la falta de conocimiento y/o experiencia en aspectos filosóficos, jurídicos y pedagógicos. Ésta puede resultar en la carencia de conocimientos básicos según el nivel de estudios, muchos alumnos de preparatoria no responden preguntas básicas de primaria, dejando a un lado el nivel educativo que tengan, puede resultar en cualquier persona confundiendo las cosas, la ignorancia no es solo sobre la escuela, en éste se pueden confundir relatos o ¨manifestar¨ de manera incorrecta, como por ejemplo quedarse con una sola opinión y no ser flexible.

Según Platón (un gran filósofo griego que seguía las riendas del conocimiento que tenía Sócrates) ¨La ignorancia es una enfermedad del alma¨. ¨Ignorar significa creer que se sabe, cuando en realidad no se sabe; es decir, lo que se cree saber está ausente de ser, de orden, no sólo no es el ser, sino aún más, no es el no-ser¨.  Según mi experiencia, cuando desconozco un tema o materia, simplemente decía: ¨No me hables de ese tema porque me aburre y no me importa¨. Esa frase al parecer no soy la única persona que la pronuncia, es una frase que habla de ti, diciendo: ¨Soy ignorante¨. Igual es una manera grosera de expresarnos por querer evadir el tema y no ser flexibles. La ignorancia también habla de la inocencia o ingenuidad.

Fernando Zúñiga Umaña nos relata un ensayo de éste tema y nos da un claro ejemplo al respecto: ¨Es totalmente increíble, escuchar al presidente de un país que acaba de superar una crisis político-electoral de enorme trascendencia, donde se tuvo la amenaza de que llegara un gobierno presidido por un fanático religioso, apoyado por pastores haciendo un llamado a las masas de feligreses para que votaran por el elegido y, para colmo ver, y oír a la que sería la primera dama de la República hablando en lenguas y dando mensajes, totalmente fuera de la racionalidad del contexto nacional.¨

En la occidental la estudia la agnotología y se distinguen dos tipos:

• La ignorancia sabia, aquella en que «se sabe que no se sabe»
• La ignorancia profunda, aquella en que «no se sabe que no se sabe.

La ignorancia es considerada como adjetivo a una persona o conjunto de personas, se toma como sinónimo de estupidez, tomándose de ese modo como un insulto, si no es un desprecio. De hecho, la carencia absoluta de conocimiento, la ignorancia absoluta no es posible; pues de lo absolutamente desconocido ni siquiera se puede decir que es “desconocido”. Y si tenemos alguna noticia de ello, por eso mismo deja de ser completa o absolutamente ignorado. Debería usarse un término diferente al término “ignorancia”, por más que el uso vulgar no haga estas matizaciones. Xavier Zubiri propone para este estado de ignorancia absoluta el término de “nesciencia”.

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