La minería

La minería

Acabados los tesoros de los templos y palacios incaicos, los españoles acudieron a buscar las fuentes donde los incas extraían los metales preciosos. Sus primeros descubrimientos fueron las minas de Porco y Potosí. Luego hubo más descubrimientos en Ica, Nazca, Puno, Carabaya, etc., en el Norte; Cerro de Pasco, Huancavelica, Castrovirreyna y otras más en el Centro.

Fue esta la industria favorita de la Colonia. Dedicándole atención prioritaria a la Corona y los Virreyes, dictando medidas para su más beneficiosa explotación. La explotación de la mina tenía una condición obligatoria. El que dejaba de laborarla se quedaba sin derecho de seguir en posesión de ella. Las ordenanzas de minería contienen también disposición de orden técnico y reglamentario del trabajo. Los extranjeros podían hallar minas y realizar la industria con ciertas limitaciones, previa licencia real.

El método de la explotación minera adolecía de inmenso atraso. Las minas eran dirigidas muy seguido por personas sin disposición adecuada, lo que ocasionaba derrumbes y otros daños minerales que carecían de la ignorancia de los explotadores. Para la fundición de los metales empleábanse los hornillos castellanos soplados por fuelles y entre otras máquinas rudimentarias; pero mayores resultados daban las guayras indígenas y por eso su uso era muy generalizado. El procedimiento de amalgamación fue introducido poco después del hallazgo del azogue en Huancavelica y se utilizó mucho y con muy buenos resultados en el beneficio de la plata.

El motivo principal del atraso técnico era la escases de introducción general y especial. La introducción clásica y libresca predomina sobre la educación práctica. Solo a fines del S. XVIII se preocupó la Corona por formatear la educación técnica de los mineros. Por real orden de abril de 1788 se admitió al servicio del Rey en sus dominios del Perú un grupo de profesores y trabajadores mineros cuyo jefe era el barón de Nordenflich. Dicho barón era polonés y protestante, y sin embargo no se le trajo con toda clase de garantías, privilegios y honores. Desafortunadamente, los frutos de esta misión no fueron tan satisfactorios, según aparece de una larga extensa representación de la Junta General de Minas del Perú, elevada a España en octubre de 1796, en la que se detallan los fracasos del barón y de sus colegas, y los despilfarros y desastrosos resultados de esa misión.

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