Los peligros de la obediencia

Los peligros de la obediencia

Stanley Milgram fue un psicólogo graduado de la Universidad de Harvard, siendo de los más importantes del siglo XX, quien realizó un experimento en la Universidad de Yale donde se concentró en analizar cuánto dolor podría causar alguien a otra persona solo porque una “autoridad” se lo ordena.

Milgram reclutó a un grupo de estudiantes que tenían la tarea de seguir las instrucciones de un organismo científico que supuestamente les ordenó administrar descargas eléctricas a otras personas, cuando en realidad había sido una farsa ya que nadie de los sometidos recibió descargas eléctricas. Sin embargo, las personas que no formaban parte de la trama se comprometieron a infligir descargas eléctricas mortales una y otra vez como se les indicaba.

Durante la mayor parte de la prueba, muchos de los sujetos mostraron signos de estrés y ansiedad cuando escucharon las quejas de “dolor” que expresaban los alumnos ante las descargas eléctricas. Finalmente muy pocos fueron los que siguieron con las órdenes, por lo que Milgram se planteó la pregunta del inicio, ¿hasta dónde puede llegar una persona a lastimar a otra solo porque una autoridad lo manda?

Milgram (1980) habla sobre el instinto de agresión, diciendo que “todos llevamos muy dentro instintos agresivos que pugnan por expresarse, y que el experimento sirve para justificar, dentro de una institución, el dar rienda suelta a esos impulsos”, y eso es verdad, ya que a la persona le gusta estar en una posición de mandato, sentir que él/ella es la que puede mandar aún habiendo una mayor autoridad, como lo fue en el experimento que Milgram propuso. Por ejemplo, en un salón de clases la “autoridad” sería el profesor, éste es quien pone el reglamento en clase y da desde su puño y letra los criterios de evaluación hacia los alumnos. Hay algunos profesores que sí se posicionen en igualdad con sus alumnos, sin embargo, existen otros que desde el fondo tienen aires de grandeza y les gusta tener el mandato, aún estando el director de la escuela o carrera. O poniendo otro ejemplo, cuando a alguien se le da el “poder de mandar” en una relación amorosa, inconsciente o conscientemente salen a flote todas aquellas actitudes masoquistas y sádicas, como tratar mal a la pareja, humillarla, golpearla o incluso matarla.

Dentro del experimento, se hizo mención de que muchos de los participantes que cumplian con su función de profesores se manifestaron en contra del científico que daba las órdenes de dar las descargas, y esto considero que fue más por un golpe de su propio juicio, dándose cuenta que lo que hacían iba en contra de sus valores y principios, sin embargo, seguían obedeciendo. Otras personas, se cobijaban entre la excusa que “solo estaban obedeciendo”.

“Es curioso que, entre las fuerzas que impiden romper

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