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MAMIFEROS MEXICANOS EN PELIGRO DE EXTINCIÓN.

Benjamin DefResumen21 de Agosto de 2016

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MAMIFEROS MEXICANOS EN PELIGRO DE EXTINCIÓN.

INTRODUCCIÓN

La extinción en el contexto biológico es definida como la desaparición de una especie o de un grupo taxonómico superior, es un fenómeno inherente al proceso evolutivo como la propia especiación. La extinción puede manifestarse como un proceso natural. Sin embargo, lo que preocupa a los biólogos y a la sociedad en general no es en si la extinción sino al ritmo al cual esta ocurriendo, por lo menos cuatro veces superior al existente antes del desarrollo de la sociedad industrial (May y Lawton 1995). La extinción de especies, puede alterar procesos y servicios ecosistémicos importantes (Chapin III et al. 2000).

La extinción masiva de plantas y animales ha sido asociada históricamente a la expansión de las poblaciones humanas, producto de la depredación directa o por la introducción (voluntaria o involuntaria) de especies exóticas asociadas al hombre, como cabras, perros, gatos y ratas. Esto se debe a que las especies exóticas, al colonizar una nueva localidad, llegan a un ambiente donde carecen de los enemigos naturales (depredadores, patógenos, competidores, parásitos) asimismo, las especies nativas no disponen de defensas contra los invasores (Crawley 1986). Resulta imposible describir a la extinción como un proceso que se va dando en pasos subsecuentes de manera fija, ya que sus causas son muy variadas e implica el estudio de cada especie en su propio contexto, sin embargo podemos generalizar algunos indicadores que caracterizan a la desaparición de las especies tales como; tamaños poblacionales pequeños, alta variación ambiental o demográfica y tasas de crecimiento poblacional cercanas a cero o negativas (Lande et al. 2003).

El declive hacia la extinción comienza cuando la mortalidad aumenta y supera a la natalidad, muchas veces por la influencia de causas antrópicas o por la emigración de individuos. Cuando la población empieza a ser muy pequeña, los efectos de la llamada estocasticidad (procesos debidos al azar) son muy importantes y desempeñan un papel primordial en la dinámica de la extinción (Lande et al., 2003). Las extinciones estocásticas tienen que ver con tres tipos fundamentales de procesos azarosos: 1) aquellos que ocurren en el aspecto ambiental, como las variaciones en las condiciones climáticas, heladas severas, tormentas, incendios, erupciones de volcanes, etc. (Shaffer y Samson 1985; Gilpin y Soulé 1986; Goodman 1987); 2) los que tienen que ver con la dinámica interna de las poblaciones locales (por ejemplo, la estocasticidad demográfica puede causar que las poblaciones pequeñas se extingan por una disminución en los nacimientos y una alta mortalidad de individuos) (Gilpin y Soulé 1986), y 3) los que tienen que ver con las características génicas de las poblaciones, estocasticidad genética, en donde los procesos de deriva génica y depresión endogámica (consanguinidad) llevan a una población a la extinción (Miller 1979; Gilpin y Soulé 1986; Caughley y Gunn 1996). Las extinciones determinísticas, es decir ocasionadas por procesos no azarosos, también parecen ser relativamente frecuentes en poblaciones de tamaño pequeño. Estas ocurren como producto de cambios direccionales en las condiciones del medio, que poco a poco provocan que el lugar ocupado por una especie se vuelva inhabitable. El concepto de la mínima población viable se propuso originalmente para cuantificar el tamaño mínimo en que una población es viable bajo cualquiera de los factores de riesgo (estocásticos o determinísticos) que puedan afectarla. Ha sido definido como la mínima o la más pequeña población aislada con 95% de probabilidad de persistir en un lugar por 100 o más años (Shaffer 1983).

La Norma oficial mexicana (NOM-059-2001-SEMARNAT) proporciona una lista de 295 especies y subespecies en alguna categoría de riesgo. Cervantes et al (2003) menciona 450 especies de mamíferos terrestres y Ceballos y Oliva (2005) reportan 525 especies, reconociendo 230 especies mexicanas en riesgo, lo que significa que aproximadamente la mitad de las especies mexicanas tienen algún tipo de amenaza para su conservación.

La extinción de los mamíferos mexicanos en gran medida está asociada a tres causas principales como son; la cacería (lobo mexicano, la nutria, la foca del caribe, el mapache y el oso pardo) la alteración del hábitat  y la introducción de especies competidoras o depredadoras.

DESARROLLO

Mamíferos marinos.

En nuestro país están presentes prácticamente todas las familias de cetáceos, en cuanto a los pinnípedos de las tres familias solo falta la de las morsas Odobenidae, aunque es importante recalcar que la costa occidental de Baja California fue escenario para la evolución de las morsas, pues allí se han encontrado fósiles de estos organismos. En la familia Balapnoteride la NOM reconoce 7 especies, 6 de las cuales están bajo protección especial y una en peligro; 18 miembros de la familia Delphnidae entre ellas la vaquita marina, y, finalmente 5 de la familia Zifinidae. Prácticamente todas estas familias están bajo protección especial, dado que la gran mayoría de las especies de cetáceos usan las aguas mexicanas como lugar de procreación, lo que las hace especialmente vulnerables por la caza principalmente fuera de las aguas mexicanas y por tener bajas tasas reproductivas.

Los pinnípedos, que habitan principalmente en las costas de la península de Baja California, ven afectadas sus poblaciones por la destrucción de sus hábitats generada por la transformación de las playas en destinos turísticos lo que reduce los sitios a salvo para la procreación. La contaminación de los mares y las malas prácticas de pesca también contribuyen a la desaparición de estas especies. Dos miembros de la familia Otaridae, el lobo marino de California y la foca de Guadalupe, aparecen en la norma, el primero bajo protección y el segundo en peligro. La familia Phocidae del elefante marino (Mirounga angustirostris), aparece como amenazada; la foca común (Phoca vitulina), está bajo protección especial, y la foca monje del Caribe (Monachus tropicales), aparece como extirpada del medio silvestre.

La vaquita marina (Phocoena sinus) la marsopa más pequeña del mundo, se calcula que actualmente sobreviven entre 100 y 400 individuos, se encuentra amenazada principalmente por las redes utilizadas para la captura de peces y camarones que se exportan desde México a EE.UU. Se estima que el consumo de camarón per cápita en EE.UU es de 2 kilos, a un alto costo para la vida silvestre y los ecosistemas, el uso de redes de arrastre que degradan el ambiente oceánico y contribuyen a la mortalidad de la vaquita marina especialmente de las crias y juveniles (Vidal, 1995; Vidal et al., 1999) y las redes de enmalle utilizadas en la pesca del camarón, tiburón, sierra, curvina y chano son una trampa mortal para las vaquitas marinas, que mueren asfixiadas al enredarse en ellas (Brownell, 1986; Vidal, 1995; Barlow, 1988; D Agrosa, 1995). El Alto Golfo de California , que alberga a otras 33 especies de mamíferos marinos, constituye uno de los ecosistemas más diversos del planeta. Sus aguas, ricas en nutrientes, son un importante sitio de desove para los camarones azules y pardos, y es una zona fundamental para la cría y alimentación de marsopas, delfines y ballenas.

Los grandes carnívoros

En México encontramos dos grupos de carnívoros. Los pequeños carnívoros tales como los zorrillos, las comadrejas y los cacomiztles, etc. Los cuales se encuentran en peligro de extinción, debido a la destrucción de su hábitat y a la caza directa, sin embargo, en su mayoría tienen tasas de reproducción relativamente altas lo que les permite sobrevivir aun en zonas con alta presión humana, en pequeñas áreas naturales. El otro grupo es el de los denominados mega-carnívoros, estos suelen tener mayor cantidad de conflictos con el hombre debido a su condición de consumidores de carne, llegan a atacar al ganado doméstico; la destrucción de sus hábitats nativos y la consecuente destrucción de sus presas tradicionales por la caza ilegal, los pone actualmente en peligro de extinción.

Felinos.

El felino más conocido que habita en México es el Jaguar (Panthera onca), esta especie de origen tropical ha sido reconocida como el más poderoso de los depredadores, reconocido como el felino de mayor tamaño en América y el tercero en el mundo (después del tigre y el león). Su distribución original era en todas las zonas tropicales de México, actualmente se distribuye en el sureste, principalmente en Chiapas, Quintana Roo y Tabasco, se le ha localizado en estados del norte como Sinaloa y en el Golfo casi hasta la frontera con Estados Unidos y es posible que entren a ese país, ocupan solo el 33% de su distribución original.

Aunque se desconoce su situación real de conservación como en la mayoría de los felinos, debido a su vida solitaria y hábitos nocturnos, además de ser sigiloso por naturaleza. Si bien el jaguar fue cazado extensivamente por su piel, las regulaciones nacionales e internacionales acerca del comercio de pieles, han tenido un impacto positivo en la disminución de la caza furtiva, aunque persiste la cacería ilegal que tiene bajo el argumento de la depredación que causan sobre el ganado (sea o no culpable), aunado a la reducción de su hábitat por la fragmentación de sus ecosistemas, debido a actividades antropogénicas como agricultura, ganadería, asentamientos humanos, obras públicas como trazos carreteros, tendidos eléctricos y presas.

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