ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

MONÒLOGO: ACOSO ESCOLAR


Enviado por   •  7 de Enero de 2019  •  Tareas  •  670 Palabras (3 Páginas)  •  1.808 Visitas

Página 1 de 3

MONÒLOGO: ACOSO ESCOLAR

PENÈLOPE NO QUIERE PENA

Hola, me llamo Penélope y hace poco llegué a mi nueva escuela, ya que me mudé de casa porque mis padres estaban hartos de sacar a Firulais, un perrito sarnoso y feo, que cada que podía se salía de casa y volvía todo mallugado por los demás perros de la colonia.

 Yo soy coja y no poseía una buena apariencia física, llegué con la idea de que mis nuevos compañeros serían amables, buena onda y que al igual que todos los demás la pasaría bien.

Pero si bien recordamos no todos tenemos un buen primer día de clase porque: que a Pepito se le olvidó la torta, que la almohada se me pegó a la cabeza o de plano ninguno de nosotros encontró las ganas para asistir a clases y en esta ocasión no fui la excepción, porque al llegar a la escuela, ¿Cuál fue mi sorpresa? Cuando me vieron todos comenzaron con sus grotescas burlas acerca de mi persona y fue aún peor cuando se dieron cuenta que la clase ya estaba por terminar y yo apenas iba llegando al salón con mis muletas:

  • Ya mejor ni vengas- me dijo el chavo más desmadre del salón-.
  • Llega mañana-me dijo otro-.

Ese día estuvo lleno de burlas, de malos comentarios y de hasta un chiste de mal gusto que yo misma escuche interpretar a mis compañeras más burlonas:

-Hola, ¿Cómo te llamas?

-Hola, mi nombre es Marcelina, pero todos me llaman Marce.

- ¿Y tú?

-Pues mi nombre es Cleotilde y todos me llaman Cleo.

- Yo me llamo Penélope y los diminutivos me parecen tonterías

Créanme que para ese entonces me sentí impotente y enojada porque no encontraba la manera de defenderme.

Los días siguientes fueron un verdadero infierno para mi lleno de burlas y agresiones físicas, pues, un chavo más grande que yo me tomó de su puerquito y

armaba un verdadero circo a base de mis incapacidades. Él tenía la costumbre de darme una dosis de zapes los lunes y miércoles sin falta a la misma hora y en el mismo lugar, entonces, estaba yo recibiendo los zapes del día miércoles cuando en un arrebato de ira mordí y jalé lo primero que encontré para sostenerme de aquel abusador que tanto daño me hacía, mi fuerza fue insuficiente y el abusador me empujó y créanme que ese día algo cambió: mis ganas de volverme a enfrentar a el pues me dio una tunda de esas que jamás se olvidan.

Después de ese largo día una niña que precisamente iba en el mismo salón que yo me habló y comenzó a lavarme el cerebro con la mentada autoestima y autoconfianza que yo no sabía ni con que se comían o que si iban con pan o con tortillas.

Esa nueva amiga que confundí con algún tipo de caridad o lastima por mí, me ayudaba a subir con mi mochila, me apartaba un asiento y hasta me ayudaba a subir las escaleras de uno en uno.

 

Mucho tiempo después y a pesar de mis arrebatos mi nueva amiga me ayudó a no sentirme excluida. Con el paso del tiempo comprendí que los feos también tienen derecho a vivir y a ser amados, reuní todo el valor que me había hecho falta todos esos meses para enfrentar a mi abusador y a todos los que habían sido cómplices, juntos entendimos que el acoso escolar no es un juego, nunca se debe usar a otra persona con un fin recreativo es decir: “Nunca hagas algo incorrecto para hacer un amigo o para mantener a uno”, tanto abusador y victima deben trabajar en el manejo del autocontrol y sobre todo en la buena autoestima ya que todos somos únicos y ganadores con el simple hecho de estar vivos.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (3.7 Kb)   pdf (39 Kb)   docx (12.1 Kb)  
Leer 2 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com