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Modelos Economicos En Mexico

kuku12320 de Agosto de 2012

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MODELOS ECONOMICOS APLICADOS EN LA SOCIEDAD MEXICANA

Este trabajo busca dar a conocer los rasgos que caracterizan a las estrategias económicas para el desarrollo económico y social del país, asimismo pretende mostrar qué tanto han diferido y sobre todo, cuáles han sido los resultados alcanzados con su aplicación en materia de crecimiento económico, generación de empleos, inflación, equilibrio fiscal, endeudamiento público, saldo comercial y de la cuenta corriente y tipo de cambio, entre otros aspectos.

Para cumplir con dicho propósito, en primer lugar se enumeran las distintas características de cada estrategia y sus resultados y posteriormente, a manera de conclusión, compararlas con el fin de establecer sus diferencias y similitudes y realizar una evaluación de los resultados alcanzados en cada caso.

En los últimos sesenta años se han instrumentado tres estrategias económicas denominadas “Desarrollo Estabilizador”, aplicada de mediados de los años cuarenta hasta finales de los sesenta; “Desarrollo Compartido”, instrumentada de inicio de la década de los setenta hasta inicio de los ochenta; y “Crecimiento Hacia Fuera” o “Neoliberal”.

Cada una de ellas se formuló de manera gradual y no necesariamente se aplicó en su inicio de forma articulada o integralmente planeada a efecto de dar respuesta a las necesidades económicas y sociales de una población en continuo crecimiento.

1. El modelo de “Desarrollo Estabilizador”

Esta estrategia tuvo como objetivo fundamental el promover la industrialización del país, ello significaba generar los empleos y la riqueza material requeridos para satisfacer la demanda de una población que, en la época de su instrumentación, crecía anualmente a tasas promedio del 3%.

La industrialización del país era el paso necesario para abandonar la dependencia existente en la venta de los productos primarios (agropecuarios, mineros, extracción de petróleo crudo, piscícolas y frutícolas, etc.), indispensable en la obtención de divisas que el país precisaba para su modernización, dado que el comportamiento de los precios, además de erráticos, mostraban una clara tendencia a la baja en los términos de intercambio con respecto a los bienes industriales (es decir, cada vez era necesario exportar mayor volumen de bienes para obtener la misma cantidad de divisas o importaciones industriales).

Por otro lado, era una condición sine qua non para la urbanización del país y, a través de ello, proporcionar mayores y mejores servicios asistenciales a la población (salud, educación, electrificación, agua potable, entre otros). Sin duda el México rural obstaculizaba el aprovechamiento de los recursos productivos, frenaba el desarrollo del mercado interno y limitaba la capacidad de generación del ahorro interno y de los recursos fiscales al encontrarse desligado de las corrientes comerciales, financieras y tributarias del país.

Implícito en el modelo se expresaba la necesidad de crear una importante base industrial como forma de incrementar la actividad de las otras ramas económicas, mediante el aumento de la productividad de la mano de obra, el incremento del ahorro interno y la elevación tanto de la masa salarial como de los salarios reales. Con una mayor relación capital-producto en la economía se propuso ampliar el mercado interno y crear una base productiva exportadora.

Por estas y otras razones, la estrategia económica, de manera gradual pero constante y consistente, fue elaborando un conjunto de políticas, instrumentos y acciones que en términos generales se conjuntaron para apoyar, en lo fundamental, a un sector industrial pujante y diversificado que favorecería el crecimiento económico del país.

Las principales políticas que permitieron alcanzar dichos resultados se pueden ubicar en los campos fiscal, monetario, comercial, salarial, agropecuario y de fomento a la inversión extranjera. A continuación se describirá la forma en que cada una de ellas se definió y ejecutó señalando además sus interrelaciones.

1.1 Política fiscal

Tomando en consideración que durante las primeras tres décadas del siglo XX la economía mexicana había padecido fuertes procesos inflacionarios, debido principalmente a los desequilibrios fiscales, se propuso como parte fundamental de la estrategia estabilizadora disminuirlos drásticamente ya que alentaban la inflación, el alza de las tasas de interés y castigaban consecuentemente las inversiones productivas, en especial, las vinculadas con proyectos de inversión de largo plazo. Es decir, el desequilibrio fiscal afectaba negativamente de manera directa la formulación y ejecución de los proyectos de inversión industrial, dado que su recuperación necesariamente involucraba más que el correspondiente a la producción agropecuaria y de servicios.

No obstante la existencia de una demanda creciente de bienes industriales, cuando las tasas de interés suben a consecuencia de la inflación, el cálculo del valor presente del capital invertido y su tasa de rendimiento no es determinable, por ello, la inversión se hace riesgosa y dado el alto costo de oportunidad del dinero (la tasa de interés), se hace más atractivo invertir en valores financieros o especular con bienes reales o monetarios.

Ahora bien, a pesar de que durante el periodo nunca se igualaron los ingresos y gastos públicos, ocasionando la presencia recurrente de un pequeño déficit, ello no generó problemas inflacionarios, puesto que la forma de financiarlo no provocaba la elevación de la tasa de interés y de los costos de producción, ya que no se expandía de manera agresiva la demanda efectiva de la economía. La financiación del moderado déficit público se realizaba mediante el denominado encaje legal, instrumento de política monetaria que permitía al gobierno federal limitar la liquidez en la economía y a la vez cubrir a un bajo costo el déficit público.

Adicionalmente, en las fases más adelantadas del proceso de industrialización, cuando el sector primario, en especial el agropecuario, dejó de proveer las divisas requeridas para adquirir los insumos y bienes de capital necesarios para su crecimiento, se utilizó de manera progresiva el crédito externo, con el cual, además de cubrir el déficit presupuestario se financiaba también el déficit en la balanza comercial del país, situación que permitió darle estabilidad a lo largo del periodo al tipo de cambio del peso respecto al dólar.

En materia de ingresos, la política tributaria se orientó a favorecer la inversión y la reinversión de las utilidades (es decir la capitalización de las empresas), por tal motivo, se crearon bases especiales de tributación en beneficio de las empresas instaladas tanto en el sector industrial (en especial en el manufacturero) como en el transporte; facilitando la amortización acelerada de los activos, así como la deducibilidad de una parte considerable de los gastos corrientes de las empresas; como resultado, la estructura de los impuestos sobre la renta y de ingresos mercantiles fue regresiva. Dicha situación se dio, a su vez, en un marco de precios y tarifas públicas con niveles inferiores a los prevalecientes en el mercado internacional.

De esta forma, el crecimiento de los ingresos públicos se apoyó fundamentalmente en la expansión del aparato productivo nacional, es decir, en el crecimiento de la base gravable y dentro de ella, en especial, por la contribución que hacían los sectores de ingresos fijos (empleados y trabajadores).

Conforme se expandieron los ingresos gubernamentales, el gasto público actúo de la misma manera, destinándose preferencialmente a la creación de infraestructura productiva (carreteras, puertos, sector energético, obras de irrigación) y a otorgar servicios básicos como educación, salud y la comercialización de productos básicos a favor de las clases sociales más necesitadas.

Durante todo este periodo el gasto público impulsó la industrialización del país, ya que facilitó la incorporación de los bienes y procesos manufactureros en los servicios que debía prestar; apoyó la capacitación de la mano de obra mediante la educación pública gratuita; coadyuvó a formar los cuadros profesionales que demandaba la industria y los demás sectores de la economía; atendió la demanda de salud proveniente del sector laboral; facilitó el acceso para vivienda a la clase trabajadora; construyó la infraestructura demanda por la industria y la creciente clase media para utilizar vehículos automotores; y mediante la política de precios de garantía, permitió que los bienes-salarios fuesen bajos, propiciando que los empresarios pagaran bajos salarios nominales sin afectar el poder adquisitivo de los trabajadores.

1.2 Política monetaria

El objetivo principal de la política monetaria fue el apoyo al combate a la inflación mediante la regulación de la liquidez aplicando el encaje legal a los bancos de manera rígida, ya que además de retirar de los depósitos de los ahorradores cantidades que equivalían hasta el 25% ó 30%, también se aplicaban tasas marginales que alcanzaban el 100%, cuando el crecimiento de los precios rebasaba las expectativas inflacionarias del país.

Esta política, a la vez que mantuvo controladas las presiones inflacionarias, permitió financiar los déficit fiscales y crear “cajones preferenciales de crédito” o “créditos preferenciales” para el sector industrial y agropecuario.

En efecto, la política financiera apoyó a dichos sectores con créditos a tasas de interés y plazos de amortización preferenciales, y fomentó el ahorro interno mediante tasas de interés administradas que otorgaban rendimientos superiores a quienes más ahorraban.

La

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