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Movimientos Sociales

deyaniramontilla8 de Diciembre de 2013

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Movimiento social es la agrupación no formal de individuos u organizaciones dedicadas a cuestiones socio-políticas que tiene como finalidad el cambio social. Es una forma de acción colectiva, y la existencia de una acción colectiva implica la preexistencia de un conflicto, de una tensión que trata de resolver, haciéndolo visible, dándole dimensiones a esa acción colectiva.

Aunque la historia de los movimientos sociales en Venezuela no es muy diferente a la de otros países de América Latina donde los partidos políticos fueron, poco a poco, fundando las organizaciones sociales, como el medio para organizar a la población, según diversos intereses y necesidades.

A continuación veremos los movimientos sociales en Venezuela por qué se han dado estos movimientos y como han sido solucionados mediante que organizaciones que involucres el estado y la sociedad civil.

MOVIMIENTOS SOCIALES Y PROCESOS DE LEGITIMIDAD Y GOBERNABILIDAD

Es evidente que el nombre de Venezuela ha estado resonando en todo el continente y el resto del mundo con mayor fuerza en los últimos 18 años a partir de los sucesos conocidos como "El Caracazo". El volumen de las noticias aumentó en los últimos años con la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999. Ahora bien, es importante también hacernos algunas preguntas: ¿Suenan del mismo modo los movimientos sociales de Venezuela? ¿Cuál es la presencia y dinamismo que tienen en la escena nacional e internacional? ¿Qué liderazgo tienen en la lucha global que se desarrolla hoy en el planeta?

Hablar de los movimientos sociales en Venezuela y dar respuestas a estas preguntas puede ser, de hecho, estimular una polémica y contribuir a un debate necesario que se ha pospuesto una y otra vez. Pero también, podría ser una oportunidad para abordar otro punto de vista, un nuevo paradigma o una manera distinta de observar a los movimientos sociales hoy en todo el continente, respecto a los cambios en que se han producido en los gobiernos de varios países importantes como lo es Venezuela, pero también Brasil, Argentina, Bolivia y Ecuador, donde probablemente se plantean las mismas situaciones.

Apenas en las primeras décadas del siglo pasado, los fundadores de los primeros partidos políticos, antecesores de los actuales, generalmente provenientes del movimiento estudiantil, se dieron a la tarea de crear los primeros sindicatos y organizar a los campesinos, entre otros sectores de la sociedad.

Este modelo sustentado en el esquema leninista de los partidos, se afianzó, incluso en el caso de las organizaciones de izquierda que constituyeron diversos "frentes" para organizar a las masas. Y que en el caso venezolano también tuvo su fuente en las aulas universitarias que desembocaron en la lucha armada de los años 60. A principios de la década de los años 90, la implementación del modelo neoliberal encuentra a los partidos políticos en su más bajo nivel de deterioro, en vista de su incapacidad para interpretar los nuevos tiempos y las necesidades de más del 80% de la población excluida de los beneficios de la renta petrolera. Era tal el deterioro, que no se podía entender que un estallido social como El Caracazo no tuviera un liderazgo político. Y mientras la abstención electoral aumentaba y la credibilidad de la democracia como sistema se resentía, el clímax de la crisis política lo constituyó el intento de golpe de estado de 1992 encabezado por el actual presidente Hugo Chávez.

Como en otras épocas de la historia, la sociedad venezolana voltearía la mirada hacia el sector militar como proveedor de salidas a las crisis, al mismo tiempo que éste mismo sector reclamaría para sí el liderazgo de los cambios por venir. Hablar de los movimientos sociales es realizar una narración en paralelo con la historia de los partidos políticos. Es así como con cierto rezago con respecto al resto del continente, y coincidiendo con el deterioro de las organizaciones políticas se desarrollan en Venezuela algunos movimientos de trabajadores con enfoque clasista, surge el movimiento vecinal, el movimiento de mujeres, un movimiento por la defensa de los derechos humanos, especialmente de los DESC, pero también se producen algunas alternativas en el movimiento estudiantil, la mayoría reivindicando algunos niveles de independencia y autonomía.

Sin embargo, tanto en el Caracazo de 1989, como en el intento de golpe de 1992, estos movimientos quedan descolocados frente a las nuevas realidades. De hecho, las diversas agrupaciones políticas de izquierda que promovieron algunos de los movimientos mencionados quedan fuera de juego y posteriormente se van integrando, poco a poco, a la iniciativa bolivariana que propone el entonces candidato Chávez.

De hecho, el presidente Chávez, consciente de la situación del tejido social en Venezuela hizo una campaña total que abarcó a todos los sectores del país, inclusive más allá de la izquierda. Hasta tal punto que pudo captar a las bases de los partidos mayoritarios: Acción Democrática y el Partido Demócrata Cristiano (COPEI). En este caso la meta no era organizar a las masas, sino ganar las elecciones.

Sin embargo, una vez que llega el poder, el presidente ha seguido empeñado en re-construir el tejido social y organizativo de la población, especialmente en lo que respecta al liderazgo del proceso revolucionario. En el entendido que su Movimiento Quinta República y el resto de los partidos que lo apoyan sirvieron fundamentalmente para ganar las elecciones, pero no representaban cabalmente el partido de la revolución ni interpretaban la organización de los sectores sociales en Venezuela.

¿Dónde están los movimientos sociales?

Prácticamente, desde 1999, las iniciativas del gobierno se han orientado a demoler viejas estructuras organizativas, rescatar algunas de ellas y construir nuevos espacios de participación popular que permitan fortalecer las bases del proceso de cambio.

Inicialmente, apeló al movimiento MBR-200, aquellos núcleos militares que le permitieron organizar el intento de golpe de estado de 1992 como un mecanismo cívico-militar de respaldo al proceso revolucionario que comenzó con la toma del poder en 1999. Posteriormente, se lanzaron los círculos bolivarianos que incorporaron la necesidad de la formación, el debate y la acción propositiva de quienes apoyaran el proceso en su medio local.

Posteriormente, se constituyó en una política de Estado la creación de pequeñas estructuras que acompañaran el desarrollo de las políticas públicas. Es así como surgen los Comités de Tierra Urbana y Rural en el marco de las políticas de vivienda; los Comités de Salud en el marco del programa Barrio Adentro; los Comités de Alimentación en el marco de MERCAL, los Comités de Protección Social, para apoyar la Misión Negra Hipólita y muchos otros más en diversos programas, hasta tal punto que incluso se solapaban unos programas con otros, amén de la acción que intentaban otras estructuras ya existentes tales como las juntas parroquiales y los centros municipales de atención integral. Ya existían las mesas técnicas de agua, y actualmente se empiezan a conformar las mesas técnicas de energía, comunicaciones y desechos sólidos.

En algunos momentos, tomó fuerza una política de conformación de frentes. Así, surgieron: la Fuerza Bolivariana de Trabajadores, la Fuerza Bolivariana de Mujeres, el Frente Estudiantil Bolivariano, entre otros. La mayoría de estas iniciativas, aún está lejos de constituir movimientos sociales, y en algunos casos proveen un importante voluntariado para la ejecución de los programas sociales del gobierno. Aún persisten los movimientos sociales tradicionales y otros han cedido su fuerza para participar con más bríos en la acción gubernamental. ¿Hasta qué punto se ha repetido un esquema utilizado por las fuerzas políticas que pretenden organizar a la sociedad desde el Estado, favoreciendo esquemas de cooptación de los movimientos sociales?

El movimiento obrero y sindical

Si bien en varias ocasiones el presidente Chávez lo ha convocado para que asuma papeles de vanguardia en el proceso revolucionario, lo cierto es que en este caso, observamos la clásica situación del paralelismo sindical como estrategia que ha generado una situación indefinida: ni se ha construido una Central Sindical fuerte, alineada con el proceso de cambio, ni se ha fortalecido la unidad sindical entre las propias fuerzas que apoyan al gobierno. En el año 2000 se convocó a un referéndum sindical para exigir elecciones democráticas en la principal central del país, la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV), donde convergían varios partidos del status, con el liderazgo de Acción Democrática. Una vez que ganó el SI, posteriormente, en medio de denuncias de fraude, no fue posible derrotar a la dirigencia de la CTV y, unos años más tarde, un grupo de sindicatos y sindicalistas fundaron la Unión de Trabajadores de Venezuela (UNETE).

Aún con la creación de UNETE, los trabajadores del país siguen fragmentados en dos o más agrupaciones por sector que reivindican los mismos derechos y se disputan la interlocución con las empresas e instituciones públicas. La mayoría de ellos está concentrada en resolver la situación de los contratos colectivos como una manera de asegurar beneficios salariales en medio del boom petrolero. En tal sentido, se hacen de la vista gorda ante la precarización del empleo que amenaza a algunos sectores a través de la contratación de cooperativas que disminuyen los beneficios sociales de los trabajadores.

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