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Movimiento Social


Enviado por   •  27 de Mayo de 2014  •  2.694 Palabras (11 Páginas)  •  316 Visitas

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¿QUE ES EL MOVIMIENTO SOCIAL?

Movimiento es un concepto con varios usos y significados. Puede tratarse de la acción y efecto de mover, por lo que movimiento es el estado de un cuerpo mientras cambia de lugar o de posición. Un movimiento, por otra parte, puede ser el desarrollo y la difusión de una doctrina, una tendencia o una causa.

Social del latín sociālis, es aquello perteneciente o relativo a la sociedad (el conjunto de individuos que interactúan entre sí y comparten una cultura). Lo social suele implicar un sentido de pertenencia.

La noción de movimiento social, por lo tanto, hace referencia a una agrupación de individuos y/o organizaciones que busca producir un cambio en la sociedad. El término suele utilizarse en referencia a grupos informales, sin jerarquías ni estructuras que sustenten su funcionamiento.

Lo habitual es que un movimiento social surja de manera espontánea en una situación de crisis. Estos movimientos suelen recibir el apoyo de partidos políticos, sindicatos y organizaciones no gubernamentales (ONG), lo que puede llevar a una cierta organización y a perder su horizontalidad.

El movimiento social, por lo general, tiene un campo de acción concreto ya que suele orientarse a lograr mejoras específicas. El movimiento ecologista, por ejemplo, trabaja por la conservación del medio ambiente, mientras que el movimiento igualitario busca la igualdad de derechos para personas de diferente género.

Todo esto nos permite afirmar que la definición de movimiento social no puede ser precisa ni exacta, ya que hay partidos políticos constituidos que se autoproclaman como movimiento, u ONGS que suelen ser consideradas como partes fundamentales de un determinado movimiento.

Un movimiento social es un grupo no formal de individuos u organizaciones dedicadas a cuestiones socio-políticas que tiene como finalidad el cambio social.

Solidaridad es una federación sindical autónoma e independiente polaca de raíces cristianas, nacida de las luchas obreras y campesinas por la libertad sindical y en contra del Estado socialista, dirigidas por Lech Wałęsa, fundada en septiembre del año 1980 y considerado uno de los mayores sindicatos de la historia. Este movimiento social fue protagonista de la caída del comunismo en Polonia, en la imagen una manifestación en Varsovia de 1984.

Cuando empezó a utilizarse a principios del siglo XIX, el concepto de movimiento social estaba ligado a un tipo de cambio social particular (revolucionario) y a un fin específico (la instauración de un régimen socialista o comunista), así como a una identidad en concreto (identidad de clase) y a un grupo social en particular (la clase obrera). Así el mismo término engloba movimientos que se sitúan en muy diferentes contextos, en objetivos que se encuentran en esferas tan distintas como la cultural, social, política, económica o personal, y cuya composición incluye a clases, sectores, como obreros, campesinos, mujeres, estudiantes, vecinos y grupos étnicos.2 En su conceptualización más general, los movimientos sociales son definidos como “una forma de acción colectiva no efímera, en la cual un grupo más o menos organizado recurre a acciones extra institucionales a fin de promover o impedir ciertos cambios. El movimiento social fue resultado de la síntesis innovadora y trascendental de tres elementos:

1. Campaña, el esfuerzo público por trasladar a las autoridades pertinentes las exigencias colectivas.

2. Repertorio, creaciones de coaliciones y asociaciones con un fin especifico, reuniones públicas, manifestaciones, declaraciones a y en los medios públicos, propaganda.

3. Demostraciones de Valor: conducta sobria, atuendo cuidado; Unidad: insignias idénticas, pancartas; Número: recuento de asistentes, firma de peticiones; y Compromiso: desafiar al mal tiempo, participación visible (WUNC). Lo que constituye el movimiento social no son las actuaciones en solitario de los contendientes sino la interacción entre estos tres elementos.

Los movimientos sociales como estructuras de cambio social surgieron históricamente como consecuencia de distintas crisis sociales y presentaron distintas orientaciones ideológicas: tanto revolucionarias como reaccionarias, y todos los estadios intermedios hasta los marginados, a veces identificados con un campo político más o menos concreto, y en otras ocasiones de forma interclasista y multipartidista.

Algunos ejemplos de estos movimientos son el movimiento feminista, el movimiento ecologista, el movimiento obrero, el movimiento pacifista o antimilitarista, o, más reciente en su surgimiento, el movimiento okupa y el movimiento antiglobalización.

El término fue introducido al vocabulario académico por Lorenz von Stein en 1846 (“Historia de los Movimientos Sociales Franceses desde 1789 hasta el Presente (1850)”). Stein entiende un Movimiento Social como, básicamente, una aspiración de sectores sociales (clases) de lograr influencia sobre el Estado, debido a las desigualdades en la economía. Así por ejemplo, la aspiración del proletariado a lograr representación en los sistemas de gobierno. El libro ha sido traducido al inglés (por ejemplo, Bedminster Press in 1964) pero no totalmente al castellano.5

La vocación de los movimientos sociales es muy grande por su diversidad, por sus muchos objetivos, desde su auge en los años 1960. Su prestigio también es grande. Es una de las vías lógicas de participación ciudadana. No son fundaciones sociales u organizaciones no gubernamentales (ONGS), que son unidades asistenciales.

El concepto revivió en Alemania hacia los años 1970 con la formación de los grupos de acción cívica .Los movimientos sociales rara vez confluyen en un partido político; su labor se basa en presionar al poder político mediante reivindicaciones concretas o en crear alternativas. Estas alternativas o reivindicaciones se convierten en su principal identidad, sin tener que llegar a plasmar un ideario completo.

Son el equivalente a acción afirmativa o grupo de presión para la modificación de la opinión pública y de las políticas públicas (similar al lobby -cabildeo-). Tienen un carácter de permanencia en el tiempo y con un número de personas representativo, con relación a los que sufren o ignoran el problema. Su recuerdo histórico es muy antiguo, por ejemplo, los Comuneros de Castilla. Son algunas veces el nacimiento de una idea con líderes carismáticos memorables y su génesis puede derivar hacia un movimiento o iniciar una revuelta o, más contundentemente, una revolución, como la Revolución mexicana y asimismo la eventual plataforma para un partido hacia el poder.

Es una forma instantánea y continuada de insertarse en el ámbito político, con inicialmente poco esfuerzo organizativo, sin pertenecer a él, pero sí con fuerza de cambio político, como la restauración de la democracia perdida en regímenes autoritarios. Su análisis incluye su objetivo, el tipo de clientela y es interesante el desarrollo de su proceso organizativo. El impacto en la sociedad es desde meramente presencial, como una fuerza de choque perturbador, o hasta resultar muy definitorio, como grupos fuertes de interés y presión hacia el poder instituido. Deben cuidar su progreso organizativo para ser eficaces y continuar perseverando y merecerse el honor de co-artífices de eventos democráticos en las instituciones u otros más modestos, como la información de los ciudadanos.

Historia de los movimientos sociales.

La historia de los movimientos sociales, tradicionalmente centrada en el movimiento obrero del siglo XIX, se amplió en el siglo XX con la consideración de los movimientos sociales del pasado y con la atención al surgimiento de otras reivindicaciones que han dado origen a movilizaciones sociales de envergadura: feminismo, pacifismo, ecologismo, movimiento por los derechos civiles (en Estados Unidos), derechos LGBT, movimiento antiglobalización o alter mundialista, etc.

Los movimientos sociales se entienden fundamentalmente como movimientos populares, es decir, los que expresan reivindicaciones del pueblo (entendido ambiguamente, tanto como el cuerpo social general, como restringido a la amplia estrato social inferior en términos socioeconómicos y de poder); aunque tienen otras derivaciones diferentes, en cuestiones sociales entendidas como culturales, de pensamiento o de estilo de vida, que pueden ser tanto las propias de una corriente mayoritaria o ideología dominante como de una minoritaria, vanguardista, rupturista, contracultural, o alternativa (psicodelia, movimiento hippie). En cualquiera de los dos casos pueden llegar a extremos tan aparentemente frívolos como denominar movimiento al deporte en general o a alguno en particular, a la moda, a cualquier forma de uso del ocio, a tendencias culturales de cualquier tipo (moda, peinado, tatuaje, gastronomía) o incluso las actividades de las tribus urbanas.

Movimientos sociales "premodernos"

E. P. Thompson, con su concepto de economía moral de la multitud,1 dio una nueva visión a los movimientos sociales de los siglos XVIII y XIX, reaccionando desde el propio campo de la historiografía marxista contra la aplicación excesivamente rígida de las categorías teóricas del materialismo histórico, y exigiendo para su estudio el mismo refinamiento y falta de determinismo que el empleado por la antropología para el estudio de las sociedades primitivas. De un modo u otro, con metodologías no necesariamente similares, respondieron a la misma necesidad otros historiadores británicos, como Eric Hobsbawm (para la Edad contemporánea)2 o Christopher Hill (para la revolución inglesa del siglo XVII).3 En la historia moderna de España, ha suscitado vivos debates la calificación como movimiento social de la Guerra de las Comunidades y de otros acontecimientos singulares, como el motín de Esquilache. Otros movimientos sociales han sido particularmente estudiadas por diferentes historias nacionales, como la Fronda francesa o las revueltas milenaristas rusas (Pugachev, falso Dimitri). Concretamente la crisis del siglo XVII fue un momento particularmente propicio para numerosos estallidos sociales violentos a lo largo de toda Europa.

El periodo medieval tiene su principal campo de estudio para esta disciplina en el origen de las revoluciones burguesas entre las revueltas campesinas y revueltas urbanas de la Baja Edad Media,4 significativas tanto de la dinámica social del feudalismo como de la transición del feudalismo al capitalismo,5 especialmente manifestada a partir de la crisis del siglo XIV.

Retrocediendo más en el tiempo, la Edad Antigua también ha dado oportunidad de estudiar hechos semejantes,6 como las bagaudas del Bajo Imperio Romano (otra manifestación de crisis secular, en este caso de la crisis del siglo III), las revueltas de esclavos (la de Espartaco y otras dos Guerras Serviles), la oposición entre patricios y plebeyos durante la República Romana (ver Secessio plebis) e incluso las primeras huelgas documentadas en el Antiguo Egipto.

Historia de los movimientos políticos

La historia de los movimientos políticos ha prestado atención al periodo siguiente a las revoluciones liberales, con la creación de los partidos políticos, que en el siglo XIX fueron fundamentalmente partidos de élites o de cuadros, pero que con la generalización del sufragio universal y los movimientos de masas, como el nacionalismo o el movimiento obrero, se convirtieron en el siglo XX en partidos de masas, sobre todo los portador de las ideologías más combativas o extremas (fascismo y comunismo, habitualmente denominados totalitarismos), a cuyo desafío tuvieron que responder, adaptándose al uso de la movilización, la propaganda y los medios de comunicación, los demás movimientos políticos (conservadurismo, liberalismo, socialdemocracia, democracia cristiana, etc.).

Con el nombre de Movimiento Nacional se conoce en España al mecanismo totalitario de inspiración fascista que pretendía monopolizar la vida pública e incluso privada durante el franquismo (1939-1975).

El periodo posterior a la caída del muro de Berlín (1989), que supuso la desaparición del bloque comunista, significó también la emergencia de nuevos agentes políticos y sociales expresados en movimientos políticos de nuevo cuño. Por un lado, fue la oportunidad del resurgimiento de los preexistentes movimientos religiosos denominados fundamentalistas, que en algunos casos se emparentan con el nacionalismo: el más espectacular el fundamentalismo islámico (muy activo desde la revolución iraní, 1979, y con manifestaciones violentas como el yihadismo -impropiamente denominado terrorismo islámico-), pero también un fuerte fundamentalismo cristiano, tanto protestante (como la mayoría moral y los neocon en Estados Unidos) o católico (con precedentes en el nacionalcatolicismo español, pero que desde 1979 -pontificado de Juan Pablo II- se expresa en la reacción a la teología de la liberación y otros movimientos católicos denominados progresistas surgidos en torno al concilio Vaticano II) y también un fundamentalismo hindú. Por otro lado, el surgimiento del papel de las ONG en la escena nacional e internacional, que en muchos extremos puede entenderse como expresión política de diferentes movimientos sociales o de nuevos conceptos ideológicos. Los partidos políticos que pretenden expresar particularmente al movimiento ecologista (partidos verdes) han tenido una importancia muy desigual en diferentes países (máxima en Alemania, donde llegaron al gobierno).

TEMAS DEL MOVIMIENTO SOCIAL

Los (aún escasos) estudios sociológicos sobre los movimientos sociales se orientan a tres temas o preocupaciones:

1) El análisis del contexto histórico, político, económico y social en que emergen, sus causas (tensiones estructurales que pretenden solucionar o gestionar) y consecuencias (nuevos discursos y formas organizativas);

2) El estudio de las trayectorias de los movimientos sociales (organización, acción, comunicación, como nueva forma de identidad colectiva); y

3) El análisis del impacto social, cultural, político y económico de los movimientos sociales (como agentes de cambio social).

CARACTERÍSTICAS DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

1) Capacidad de Movilización.

2) Continuidad de la acción colectiva y del conflicto.

3) Elevada integración simbólica.

4) Escasa o nula división del trabajo.

5) La presencia de objetivos laxos.

1).- Capacidad de Movilización. Es la forma de intervención que define al movimiento social, lo que requiere:

• Un tema o cuestión que vulnera intereses muy concretos, muy visibles, muy sentidos;

• La ausencia o carencia o insuficiencia de respuesta institucional a ese tema/problema/necesidad;

• La presencia de un colectivo afectado y otro solidario, de una ideología participativa y/o de un sistema de valores contrapuesto;

• La aparición y mantenimiento de personas y grupos activos y activistas, más o menos creciente; 5) un sentimiento de membresía, de identidad, de emotividad compartida, colectivizada; y

• La presencia de una red social y/o mediática que al tiempo que consigue movilizar también persigue la identificación, la comunicación, la perpetuación…

2).- Cierta continuidad. Es lo que le diferencia de los grupos espontáneos y le acerca a las asociaciones, organizaciones e instituciones. La continuidad se deriva de la aparición de unas metas muy amplias y de la capacidad de movilización. Sólo las actividades continuas reflejan que un movimiento social aún se mueve. En un extremo, el inmediatismo, es decir, la mera acción espontánea en torno a un tema muy específico, y, en el otro extremo, la institucionalización, o sea, el recurso a actividades formales, suponen la desmovilización y, por tanto, la muerte del movimiento social.

3).- Elevada integración simbólica. El grupo que se constituye como movimiento social se caracteriza por un alto sentimiento de membresía, de la distinción entre nosotros y ellos, entre quienes están a favor y quienes están en contra. Esa conciencia de pertenencia común se desarrolla y se manifiesta a través de la interacción cotidiana, con la acción, con la aparición y desarrollo de nuevos registros culturales, hábitos, palabras, gestos, símbolos, formas de vestir y de expresarse, modales, lenguaje, etcétera. En este sentido se asemejan a las tribus, a las bandas, a los forofos de un equipo, a los fans, e incluso a instituciones tradicionales (iglesias, ejércitos), etcétera.

4).- Escasa o nula división del trabajo. A diferencia de las organizaciones formales, los movimientos sociales muestran poca diferenciación de las tareas. Hay diversidad de formas de participación e implicación debido al carácter informal del vínculo, pero su procedimiento asambleario, participativo, evita la burocratización. Ciertamente, con el crecimiento de miembros y activistas y simpatizantes, así como con el aumento de las demandas/necesidades y de logros, se va haciendo más complejo el movimiento social, surgiendo así cierta división de las tareas y, por tanto, cierta distribución interna del poder, fenómeno nada desdeñable para el analista, pero esa institucionalización constituiría la muerte del movimiento social.

5).- La presencia de objetivos laxos. Por un lado, un movimiento social se circunscribe a unas metas concretas. Pero, por otro lado, su finalidad es el cambio estructural e incluso personal. La articulación de la inmediatez (logros inmediatos) y del cambio global (si no de toda la estructura al menos de elementos cruciales de ella) caracteriza a los movimientos sociales, aunque también supone una tipología de ellos, entre ellos.

LOS MOVIMIENTOS SOCIALES COMO ACTORES POLÍTICOS COLECTIVOS

Los movimientos sociales pueden incluirse entre los denominados “actores políticos colectivos”, compartiendo con los partidos políticos y los grupos de presión las siguientes características:

 Una relativa estabilidad organizativa.

 Un conjunto de objetivos, ideas e intereses comunes a todos sus miembros.

 Una línea de acción coordinada y organizada.

 La voluntad de intervenir e influir en la política y en la gestión de un conflicto social.

Los movimientos sociales tienen tres posibles finales:

1) se disuelven (por represión, por éxito, por fracaso);

2) se transforman (reaparecen más adelante con una nueva identidad o problema/necesidad); y/o

3) se institucionalizan (se convierten en asociaciones, partidos políticos o grupo de interés, o se fundamenta en acciones y recursos institucionales y no de movilización callejera, social).

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