Niños Contra El Cancer

A todo aquel que me hizo sonreír,

Gracias lo primero. Jamás habrá enfermedad en mi cuerpo que pueda acabar con la felicidad de mi corazón, y eso es gracias a vosotros. Día tras día, risa tras risa, habéis conseguido que seamos eso, niños. No niños con cáncer, ni niños enfermos, simplemente nos habéis hecho sentir niños. Porque eso es lo que somos. Está claro que no somos de esos niños que va al parque todos los días, que todos los sábados se levantan a las 7 de la mañana para ver los dibujos y tampoco somos esos que se levantan nada más caerse al suelo. Pero al fin y al cabo, seguimos siendo niños. Niños que juegan a ser médicos capaces de curar hasta la cuentitis, niños que sonríen mañana, tarde y noche, a cualquier hora de la vida a pesar de lo pesada que este la tristeza, a pesar de lo cerca que este la muerte y sin importar lo lejos que este la vida, niños que solo sueñan con ser eso, niños.

A veces ocurre que los sueños no se cumplen, a veces se olvidan de coger el camino de la vida y se quedan simplemente en cielo, como si pensaran que yo pudiera volar. Como si pensaran que yo pudiera hacer cualquier cosa. Pero a veces ocurre. A veces pasa que consigues alzar el vuelo y llegar lejos, más lejos incluso que cualquiera de los lugares donde tus sueños podían estar escondidos, más allá del lugar donde cualquiera de tus sueños pudiera llegar a volar. Y cuando llegas a ese lugar lo sabes. Jamás volverás a ser tan feliz. Jamás volveré a ser tan feliz, y os doy las gracias por ello.

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