PAPEL DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES MULTILATERALES
huguitin25 de Septiembre de 2014
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PAPEL DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES MULTILATERALES
Un Organismo Multilateral es una organización que se encuentra conformada por tres o más naciones cuya principal misión será trabajar conjuntamente en las problemáticas y aspectos relacionados con los países que integran la organización en cuestión.
Multilateralismo es un término usado en relaciones internacionales para referirse a la actividad conjunta de varios países sobre una cuestión determinada.
Ejemplos de instituciones multilaterales per sé son la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), la Organización de las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio.
El multilateralismo es un concepto ampliamente difundido dentro de las Relaciones Internacionales ya que refiere a la situación de varios países trabajando mancomunadamente en un mismo aspecto o cuestión.
Luego de la finalización de la invasión Napoleónica comenzaría a precipitarse y afianzarse esta idea de multilateralismo y con ella la aparición de los diferentes organismos multilaterales que tendrían como objetivo trabajar en conjunto para resolver las problemáticas de sus integrantes.
La Organización de Naciones Unidas, El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, entre otros, son algunos de los organismos multilaterales más conocidos del presente.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), por ejemplo, nacido en el marco de una convención de otro organismo multilateral, como es Naciones Unidas, en el año 1945, tiene como objetivos primordiales, evitar las crisis financieras en los sistemas monetarios de sus miembros, la promoción de políticas cambiarias sostenibles y de cooperación a nivel internacional, la apertura del comercio internacional y la reducción de la pobreza de todos aquellos países partes. El FMI es uno de los tantos organismos multilaterales y especializados con los que cuenta la ONU. Actualmente cuenta con 185 miembros y su sede reside en Washington D.C.
El multilateralismo de este organismo queda fielmente expresado, por un lado, en la metodología multilateral de pagos que facilita y por otro lado, por el otorgamiento temporal de recursos financieros a aquellos miembros que presentan problemas en sus balanzas de pagos, por ejemplo, un país inscripto al FMI tendrá el acceso automático al 25 % de su cuota.
Asimismo y tal como su nombre nos indica actúa como fondo al cual los países miembros podrán recurrir en caso de necesidades de financiamiento de alguno de sus proyectos.
Históricamente, los defensores del multilateralismo han sido aquellos países con un mediano poderío, como ser por ejemplo Canadá, Australia o Suiza, en cambio, los Estados más grandes e importantes, como los Estados Unidos, siempre han peleado por la supremacía de la unilateralidad.
La lógica de la integración en el nuevo multilateralismo Latinoamericano, que se organiza alrededor de consensos políticos y en dimensiones plurales respecto a los modelos de desarrollo y a la ideología de sus gobiernos, se produce alrededor de la identificación de la necesidad de construir un entorno internacional favorable que permita neutralizar las desventajas estructurales que los países latinoamericanos tienen en el orden internacional, producto de la existencia desigual de recursos económicos y de poder político y militar. La integración supone mejorar el entorno internacional para los Estados pequeños o periféricos en la arquitectura económica y política global. Ahora bien, el regionalismo latinoamericano, que se organiza alrededor de propósitos políticos, no es un hecho inédito ni excepcional en el contexto mundial contemporáneo.
El multilateralismo, desde esta perspectiva, es un orden constituyente de la estatalidad a partir de la Independencia, principio que se materializa en la relación que unos estados tienen con otros.
En términos institucionales el multilateralismo de aquella época estuvo protagonizado por las instancias del llamado sistema interamericano cuyo dispositivo político más importante fue la Organización de Estados Americanos (OEA), pero no hay que olvidar que durante muchas décadas estuvo vigente un sistema de seguridad colectiva, encarnado en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y sus instituciones, y también varios mecanismos económicos y financieros de los cuales, probablemente el Banco Interamericano de desarrollo (BID) haya sido el más importante.
Es justamente en esa época en que aparecen los gérmenes de varios de los sistemas de integración latinoamericanos. A partir de las lógicas del mercado, que en apariencia no cuestionan la estabilidad de la estructura jerárquica de las relaciones internacionales, se producen intentos de asociación cuyo propósito pretérito era similar al contemporáneo: mejorar el posicionamiento en la división internacional del trabajo y construir ventajas para las sociedades que se asocian en términos económicos. En 1960 nace el tratado de integración general centroamericana, que devendría finalmente en el SICA; en 1969 el Acuerdo de Cartagena que daría inicio al proceso de integración que ahora se encarna en la Comunidad Andina, y en 1991 el tratado de Asunción, que origina lo que después sería Mercado Común Suramericano (MERCOSUR). La necesidad de asociación en esas épocas parecería haber sido más urgente cuanto más pequeñas eran las economías, y por lo tanto su vulnerabilidad a externalidades. Ahora bien, el peso determinante de esas externalidades tanto en lo económico y lo político se construía alrededor de la presencia de los Estados Unidos.
El multilateralismo como instrumento tiene todo el futuro por delante, sin que esto quiera decir que la posibilidad de los Estados poderosos de avanzar sus agendas por encima de los regímenes internacionales haya disminuido.
Los ritmos de los organismos internacionales suelen ser largos y a veces tediosos. Las expectativas que despierta, por ejemplo la CELAC, son muchísimas, pero las posibilidades reales de materializar un nuevo régimen político hemisférico son tenues en el corto plazo. La CELAC admite, y tiene que ser así, economías orientadas hacia el libre comercio con los centros capitalistas más importantes, pero también países que enuncian claramente la necesidad de proteger sus economías y de construir un orden comercial más justo y regulado. Incluye, y tiene que ser así, países gobernados por ideologías de izquierda y de derecha. Las posibilidades de trascendencia de ese régimen radican en la capacidad que tenga de eludir las diferencias. Lo mismo se aplica para la UNASUR que si bien tiene una institucionalidad algo más densa; al menos hay una Secretaría General, mientras que la CELAC no tiene ningún dispositivo centralizador, salvo la dirección conjunta de tres países que se van alternando.
Otras de las circunstancias que el nuevo regionalismo político debe procesar es que coexiste con muchas otras posibilidades multilaterales específicas, políticas, comerciales, que no van a desaparecer y cuyas agendas se pueden superponer o incluso ser contradictorias. América Latina está cruzada por regímenes subregionales comerciales, por asociaciones que priorizan la afinidad ideológica de sus gobiernos, por la sobrevivencia y eventual vigor de varias de las instituciones del régimen hemisférico, por tratados de libre comercio o asociación que vinculan a varias economías en paralelo con otras, por ejemplo Europa o los Estados Unidos. En medio de esta densa red de instituciones el nuevo regionalismo político no siempre es prioritario para los Estados, pero existe. El regionalismo nuevo es importante como un hecho de enunciación da cuenta de una América Latina que puede reconstruirse como región, sobre todo luego de que en las últimas dos décadas el discurso que resaltaba la fragmentación y la disociación, que anotaba la ausencia de complementariedades y predecía el fin de la región. Por ello, y puesto que todo acto enunciativo es político y genera consecuencias es que el sólo hecho de que aparezcan nuevas organizaciones, pero que además estas tomen decisiones, tengan una capacidad de convocatoria extraordinaria, o sean fundamentales en el procesamiento de la política regional, como es en el presente UNASUR, permite reasumir la idea de que América Latina y el Caribe como región son materiales y no simples fantasmas de la eidética
Los organismos multilaterales del sistema interamericano son, tal vez, los más antiguos en la región. Surgen después de la segunda guerra mundial y se apoyan inicialmente en dos instrumentos jurídicos: el Tratado Americano de Soluciones Pacíficas o Pacto de Bogotá (1948) y el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca o Tratado de Rio (1947). Aunque el Tratado de Rio no obliga a los países miembros a solucionar sus disputas siempre de acuerdo con las reglas de la OEA, se ha tendido a considerar estas reglas un medio eficaz de diplomacia preventiva. La Quinta Reunión de Consulta, que tuvo lugar en Santiago de Chile en 1959, le otorga funciones claras a la Comisión Interamericana de Paz en materia de diplomacia preventiva: este organismo estaría a cargo de examinar “métodos y procedimientos para
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