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Prólogo A "Contribución Al Problema De La Vivienda" De Friedrich Engels


Enviado por   •  16 de Enero de 2014  •  2.509 Palabras (11 Páginas)  •  267 Visitas

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La presente obra, que fue originalmente una reimpresión de tres artículos escritos por el autor y publicados en Leipzig del 2 de octubre de 1869 al 29 de setiembre de 1876, fue desarrollada en un contexto en el cual Alemania comenzaba a figurar en el orden económico mundial al ser participe de la industrialización y la concentración de capital, entiéndase, la transición de la manufactura y la pequeña producción hacia la gran industria que transformaría completamente la geografía urbana de la Alemania del siglo IXX. Esta transición es conocida en la historia como la Revolución Industrial y los obreros alemanes comenzarían a sufrirla.

La Revolución Industrial alemana trajo consigo los mismos avances comunes que a sus pares europeos: masificación de bienes y servicios, desarrollo general de las fuerzas productivas, nuevas tecnologías, etc. Sin embargo, trajo también los mismos males, que a diferencia del primer caso, sólo afectarían negativamente a la clase trabajadora. Entre ellos podemos destacar la proletarización de las clases sociales intermedias, el abandono de los campos, las extensas jornadas laborales para hombres, niños y ancianos por igual; y por supuesto, la situación precaria de la vivienda.

Fue entonces que comienza el problema del que trata esta obra tal como lo conocemos hoy en día. Ello principalmente por la masiva afluencia de familias enteras buscando una mejor calidad de vida hacia a las ciudades que no fueron diseñadas para albergar grandes fábricas y sufrir un transformación tan repentina. El autor explica que tal situación sucedía en ciudades anteriores a la revolución industrial como Berlín, Londres, París o Viena, pero que en aquellas regiones en donde fue planificado un urbanismo orientado a la construcción de grandes fabricas, la penuria de la vivienda era casi desconocida, este sería el caso de ciudades como Leeds, Manchester, Bradford, etc. Que fueron concebidas desde un principio como centros industriales.

Al surgimiento de este síntoma social tan terrible, que ya existía pero no era visible para los más afortunados, llegaron las no menos terribles propuestas emanadas de los charlatanes de la época. Entre ellos, el señor Doctor en Medicina A. Mülberger de Wurtemberg, quien será siempre recordado por ser la contraparte a la cual están dirigidos los artículos que el lector se propone a leer y no por sus “aportes” a la ciencia obrera; y es que en esta disputa tenemos la dicha de apreciar la contraposición del socialismo científico frente al “socialismo” burgués, y entender objetivamente la cuestión de la vivienda.

Cabe destacar, que al momento de su publicación, esta recopilación fue prohibida por el gobierno alemán, que como todo buen gobierno que defiende a sus capitalistas, optó por las alternativas menos científicas y más destructivas al problema de la vivienda. Alternativas éstas que aun son repetidas en muchos gobiernos de la actualidad, como son el otorgamiento de créditos hipotecarios subsidiados estatalmente y asignación de viviendas como “beneficio laboral” por parte de empresas privadas, ambas alimentadas por el deseo de lograr que todos los pobres tengan la propiedad de su vivienda por parte de los burócratas progresistas y pseudosocialistas, que en el mejor de los casos, admiten que la demanda fundamental de la clase obrera es la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, pero al mismo tiempo declaran que esto sólo sería posible en un futuro lejano, casi utópico, y que primero ciertas reformas deben ser llevadas a cabo y por ello están dispuestos a pactar con la burguesía, en “beneficio” inmediato del pueblo.

Los partidarios de esta última postura apelan por soluciones orientadas a la cuestión de la vivienda aisladamente, planteando el problema no como un síntoma de una sociedad enferma que trata a hombres, mujeres, niños y ancianos como mercancías, sino como una situación particular, ocasionada por la simple escasez en el mercado inmobiliario.

Y es que en el fondo, tanto la burguesía como la pequeñoburguesía, cree que la solución es que el obrero sea propietario de su vivienda pero que éste continúe siendo explotado; evidenciando una vez más la incapacidad de un gobierno burgués para dar solución a los problemas estructurales de la sociedad. Y la razón de ello es que tan necesaria solución es inherente a la lucha última del proletariado: la abolición de la propiedad privada de los medios de producción. Porque en un mundo donde los medios de producción son privados, no se hace lo justo sino lo que brinde más ganancia, por ejemplo: la industria de la construcción y el hecho de que las viviendas sólo se construyen para quien las pueda pagar, no necesariamente para quien las necesita; debido a que, como todo en el modo de producción capitalista, las viviendas también son una mercancía. De la misma forma, pareciera haber siempre escasez de materiales de construcción para viviendas obreras, pero nunca para centros comerciales o empresariales.

Por lo último es que obras como “Contribución al Problema de la Vivienda” de Federico Engels aún conservan vigencia luego de casi 150 años, y no sólo en países industrializados, sino en todas las latitudes del capital globalizado. Hoy, esta obra se vuelve nuevamente insumo de primera necesidad para un movimiento obrero que enfrenta crisis hipotecarias, el reventar de burbujas inmobiliarias, desplazamientos masivos por las guerras del capital y, en el caso particular de Venezuela, la aplicación de políticas especiales en materia de vivienda.

En Latinoamérica, y el resto de las regiones pobres del mundo, sucede algo muy similar a lo que sucedía en ese momento y de esa realidad no escapa Venezuela. El problema de la vivienda para la clase obrera venezolana aparece tal como la conocemos hoy en día, a partir de la consolidación de la dinámica de la economía alrededor de la apropiación de la renta petrolera; ello trajo como consecuencia la escasez, en el interior del país, de servicios públicos de toda índole (educación, salud, cultura y deporte), así como de fuentes de trabajo formal y productivo, debido a la centralización de las industrias petroleras, las pocas industrias de otros sectores y los principales centros de comercio en la región costa-montaña.

Así como en la Europa del siglo IXX, en Venezuela se produjo un éxodo de personas de las zonas rurales hacia las ciudades más importantes del país y hacia las nuevas que emergieron sin planificación a partir del descubrimiento de yacimientos petroleros aledaños; con la diferencia de que en vez de ir en busca de trabajos en sectores industriales, el proletariado criollo se vio en la obligación de someterse a empleos socialmente improductivos, dedicados al comercio y la burocracia; o en el peor de los casos, a la

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