Píldora del día después en Chile

Solo se entregarán medicamentos GES dos días a la semana

5 HORAS PARA EL REMEDIO

Desde el día lunes 5 de Octubre, todos los consultorios de La Florida se mantienen en movilización indefinida, asegurando que están ad portas de una emergencia sanitaria si el Ministerio de Salud no se pronuncia.

Por: Andrea Oyarzún R.

Eran las doce, mediodía, en un día nublado. Santiago se encontraba en un letargo, las calles estaban vacías y los primeros brotes de los árboles se desvanecieron en el aire. Las nubes fueron transmutando en una niebla espesa, que no permitía ver la cordillera. Los habitantes de la comuna de La Florida tal vez aún estaban en sus camas, disfrutando de un té caliente. Pero en el consultorio Fernando Maffioleti de la misma comuna, el movimiento era constante.

La plaza que se halla en frente al centro asistencial, estaba rebalsada de mujeres y hombres con la indumentaria típica de los servicios de salud. El árbol de ciruelas agitaba sus hojas sobre los lienzos de protesta de las trabajadoras y los trabajadores, dándoles un aspecto de valentía amenazante.

“En paro”, señalaba la gran pancarta colgada en el frontis. Sin embargo, muchos pacientes siguieron ingresando al recinto, situación que llamaba la atención. Me acerqué a una mujer treintona con aspecto de enfermera para preguntar qué sucedía. Dijo llamarse Norma, y respondió con amabilidad que los Centros de Salud Familiares (CESFAM) se hallaban paralizados por la falta de médicos, de insumos y por las malas condiciones de trabajo. También agregó que los trabajadores paralizados seguirían atendiendo las urgencias menores y entregando remedios, pero que los doctores se habían restado de la medida, por tanto, no se podrían atender enfermedades graves.

Mi teléfono marcó las 12:23 P.M, y en el interior del consultorio, encontré al menos veinte personas sentadas esperando atención. Un hombre tenía una rudimentaria venda en su mano derecha, y estaba manchada con sangre, probablemente esperaba una sutura. También habían niños pequeños que estornudaron cada 30 segundos, dejando sus mocos al aire en cada achús. Pensé que probablemente estos pequeños necesitaban un médico, y que estos no llegarían. ¿Lo sabrían estas personas?

El interior del consultorio era frío, también había una pequeña televisión, en donde estaban dando un conocido programa de farándula. Decidí quedarme a esperar, pues nada perdería… Mientras los minutos pasaron lentamente, más personas entraron sin entender demasiado. ¿Pero, cómo, hay paro?, preguntaron a los demás.

ESPERA EN VANO

Un trío de enfermeras ingresó al consultorio y se llevaron al hombre de la venda. Cinco minutos después, entró un trabajador del consultorio, de cabello canoso y rostro cansado. Anunció que entregarían remedios solamente a las personas inscritas al plan GES. Entonces, más de la mitad de las personas se levantaron de la silla e hicieron la fila, varios otros salieron de allí derrotados.

Mi celular parpadeó por batería al mismo tiempo que mi estómago rugió de hambre. Tan derrotada como los demás, decidí irme. En la esquina, un quiosco fue mi salvación. Compré un sándwich con queso y un té; me senté en la orilla del consultorio. Allí hallé a dos chicas, tal vez de mi edad, vestidas de enfermera. A ellas les pregunté sobre la entrega de la píldora, y asustadas me dijeron que al estar en paro, no habían matronas y que solo ellas podían entregarla. Se preocuparon al pensar que yo podía estar embarazada y no podría conseguir la pastilla. Esta información mató mis esperanzas de obtener la información que buscaba. Les dije que no se preocuparan, que podría conseguirla en otro lugar.

...