Que es un espectador

En la tríada: arte, artista y espectador, este último es el más fácil de definir. No obstante, igual que el arte y el artista, su significado ha cambiado a través del contexto histórico, la cultura y las modas.

Las obras de lo que conocemos como arte antiguo no se hicieron para que las contemplaran las personas, se crearon para otros fines, como por ejemplo acompañar al muerto en el paso a la otra vida o para mostrar el poder de una institución o gobernante. Siglos después, en el arte románico o en el barroco, las obras se creaban con una finalidad pedagógica, para adoctrinar y aleccionar a un pueblo analfabeto.

El espectador no existía en Grecia ni en Roma, ni en el Renacimiento ni en el Barroco, aunque se le tenía en cuenta. Las obras de arte no se creaban para el público, su cometido era decorar iglesias y palacios para demostrar la riqueza y el poder de las personas que las poseían; pocas personas tenían acceso a ellas, su función era en la mayoría de los casos decorativa y era encargada por la iglesia o por personas pertenecientes a una clase social privilegiada

No fue hasta el siglo XVIII cuando los objetos de arte se expusieron en museos para que los pudiera contemplar todo el mundo, fue entonces cuando el concepto de espectador adquiere sentido.

Con el nacimiento de los ismos (Realismo, Impresionismo y Puntillismo, entre otros) el espectador pasó a ser una figura imprescindible en constante diálogo con el arte, sin él no se entiende la obra al completo, ya que era el destinatario. El arte pasó a ser un medio de comunicación y, como en toda comunicación, se precisa de un emisor y un receptor, el espectador.

El destino final de una obra de arte es el consumo por parte del espectador, que dialoga con ella, la codificación que extraiga el espectador dependerá de su sensibilidad y cultura. El 50 por ciento lo pone el artista, el otro 50 por ciento, el espectador.

Una pieza de arte puede tener tantas interpretaciones como espectadores. Además, el espectador puede crear nuevas relaciones e interpretaciones contemplando una expresión artística; relaciones que el autor ni siquiera podía imaginar cuando la estaba creando, la relación entre la obra y el artista es diferente que entre el espectador y la obra.

Con el paso de los años, la función del espectador ha ido cambiando. Uno de los fenómenos más significativos en el panorama artístico contemporáneo es la implicación del público. A principios de la década de los 60 aparece una nueva forma de arte: el Happening, el Performance o el Fluxus; movimientos artísticos en que el espectador es una pieza básica para crear la obra, es un arte participativo, que desafía al arte convencional. Sin el espectador la obra no existe, siendo autor y espectador al mismo tiempo.

En la década de los 70, el sociólogo Roland Barthes escribió en “La

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