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RENAN VEGA CANTOR CAPITULO 8. ESTUDIOS JURIDICOS

reinamartinez19818 de Octubre de 2013

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA.

FUNDACIÓN MISIÓN SUCRE – UBV.

ALDEA UNIVERSITARIA CIRO ALFONSO MENDOZA CÁCERES.

LA VICTORIA MUNICIPIO GUÁSIMOS ESTADO TÁCHIRA.

Crímenes ambientales.

Análisis del Capítulo 8 Del Libro de Renán Vega Cantor.

Triunfadores.

Alfredo Zambrano.

José Dionel Urbina R..

X tramo P.G.E.J.

Octubre 2013.

INTRODUCCIÓN.

La preocupación y sensibilidad por el medio ambiente se ha generalizado, a partir de la segunda mitad del siglo pasado, en paralelo y al mismo ritmo que se ha constatado la insostenibilidad de nuestro modelo de crecimiento económico, basado en un consumo de recursos naturales no renovables, modelo que lleva aparejado una agresiva y destructiva relación con nuestro medio natural: desforestación, pérdida de la biodiversidad, esquilmación de recursos naturales, daños a la capa de ozono, contaminación de suelo, aire y agua, reducción de las masas de hielo, cambio climático, etc.

Los daños y alteraciones del medio ambiente no son meras hipótesis lanzadas por algunos románticos de una naturaleza perdida, sino evidencias científicamente constatadas, en la presente investigación se hará una crítica a través de la opinión del Prof. Renan Cantor del papel que desempeña el capitalismo en el deterioro ambiental y que se ha hecho para atacar el problema.

Una aproximación critica al problema ambiental en el mundo, vinculado al sistema económico capitalista-neoliberal como generador de la crisis socio ambiental mundial abordaje de los instrumentos jurídicos internacionales más relevantes en la materia.

IMPERIALISMO ECOLÓGICO.

El interminable saqueo de la naturaleza y de los parias del sur del mundo.

En los actuales momentos de expansión imperialista hasta el último rincón del planeta, ocurre una acelerada destrucción de los ecosistemas y una drástica reducción de la biodiversidad. Es un resultado directo de la generalización del capitalismo, de la apertura incondicional de los países a las multinacionales, de la conversión en mercancía de los productos de origen natural, de la competencia desaforada entre los países por situarse ventajosamente en el mercado exportador, de la caída de precios de las materias primas procedentes del mundo periférico, de la reprimarización de las economías, en fin, de la lógica inherente al capitalismo de acumular a costa de la destrucción de los seres humanos y de la naturaleza.

El capitalismo.

Es una relación profundamente desigual y el gran desarrollo productivo y la capacidad de consumo se concentran en los países centrales (Estados Unidos, la Unión Europea y Japón), donde se producen también millones de toneladas de desperdicios. No otra cosa son los automóviles, teléfonos, televisores, neveras, pilas… que, rápidamente inservibles, van a parar a la basura... y a los países pobres considerados receptáculo de las deyecciones que origina el consumo desenfrenado de los opulentos del Norte.

El resultado de esta división es una dolorosa ironía global: los países pobres del sur, a pesar de estar privados de una parte equitativa de la riqueza mundial, sufren los riesgos ambientales generados por la creación de esta riqueza en el Norte. Todas esas acciones son mecanismos propios de la dominación imperialista, las cuales generan resistencias por parte de los explotados y oprimidos del orbe enfrentando los crímenes ambientales que están destruyendo nuestra madre tierra y poniendo en peligro la supervivencia de nuestra especie.

Destrucción acelerada de ecosistemas en los países dominados.

Los ecosistemas reportan beneficios directos e indirectos a los seres humanos. Entre los directos se destacan la obtención de plantas y animales como alimentos y materias primas o como recursos genéticos y los indirectos toman la forma de servicios como control de la erosión, almacenamiento de agua por parte de plantas y microorganismos o la polinización por dispersión de semillas por insectos, aves y mamíferos.

La desaparición de cualquier ecosistema supone eliminar posibilidades de subsistencia para los seres humanos por la sencilla razón de que "los ecosistemas hacen que la Tierra sea habitable purificando el aire y el agua, manteniendo la biodiversidad, descomponiendo y dando lugar al ciclo de nutrientes y proporcionándonos todo un abanico de funciones críticas".

El aprovechamiento de las riquezas naturales es una base de subsistencia y de empleo, sobre todo en los países del sur, puesto que la agricultura, la explotación forestal y la pesca generan uno de cada dos empleos que existen en el mundo y, además, en todo el planeta las actividades relacionadas con la madera, los productos agrícolas y el pescado son más importantes que los bienes industriales.

La acentuación del saqueo de materias primas y recursos naturales.

Es necesario extraer la materia y la energía de los lugares donde se encuentre, e incluso, en los casos en que se avanza en la producción de materiales sintéticos que sustituyan a determinados productos, no puede eludirse la dependencia material de otro tipo de recursos (si en la producción de determinadas partes del automóvil se prescinde del hierro y se sustituye por plásticos, eso supone la incorporación de mayores cantidades de petróleo).

Que los recursos materiales son y seguirán siendo importantes para el capitalismo y el imperialismo ha quedado demostrado en los últimos años con las guerras y conflictos azuzados o llevados a cabo por las potencias imperialistas. Dado el agotamiento de los recursos naturales no renovables y que otros renovables, en razón de su explotación desaforada se están convirtiendo en no renovables (plantas, animales y agua), los países imperialistas compiten entre sí para usufructuar esos recursos.

El saqueo de los recursos materiales y energéticos que se encuentran en los países dominados del Sur y del Este se ha institucionalizado a través del impulso a las exportaciones por la vía de los Planes de Ajuste Estructural, lo cual ha producido un regreso a las economías primarias tradicionales en muchos países del mundo. Eso explica que el culto a las exportaciones y al comercio exterior haya adquirido tanta legitimidad política y justificación teórica (reviviendo el mito de las "ventajas comparativas") y se haya convertido en parte del imaginario político y económico de las clases dominantes de los países periféricos, deseosas de regalar en forma rápida todos los recursos naturales con que cuente el territorio de un país, en aras de ser competitivos en el mercado mundial.

Esta ideología exportadora -que cuenta como sus principales exponentes al Banco Mundial, al Fondo Monetario Internacional y a la Organización Mundial de Comercio- es justificadora del saqueo de materias primas y recursos naturales y oculta conscientemente los impactos ambientales que eso produce o, lo que es todavía peor, pretendiendo que eso beneficia los ecosistemas al dejarlos bajo la regulación del capital privado para capitalizar la naturaleza a su antojo, lo que finalmente nos beneficiará a todos.

Biopiratería y saqueo de la diversidad biológica y cultural de los países dominados.

El desarrollo de la ingeniería genética y de la biotecnología se está haciendo a partir de la base genética natural existente en los diversos ecosistemas del mundo, como las selvas húmedas tropicales, los páramos y los manglares, muchos de los cuales habían permanecido al margen del saqueo de compañías y estados imperialistas. Con los avances tecnológicos en la investigación biológica y biomédica en los laboratorios de las multinacionales -principalmente de los Estados Unidos-, esos recursos naturales gestados durante miles o millones de años pasan a convertirse en un ansiado botín mercantil de las multinacionales o los centros científicos de investigación del Norte.

En este sentido, puede hablarse de un verdadero expolio de los recursos biogenéticos existentes en el Sur del mundo por parte del Norte, donde las empresas multinacionales empiezan a explotarlos comercialmente como expresión de lo que se ha denominado capital genético. Este es un capital que parte de una base natural ya existente, que debería pertenecer a los pobladores de las regiones o localidades donde se encuentra pero es apropiado en forma fraudulenta por grandes compañías, las que a partir de esa base genética desarrollan o reproducen medicamentos o productos que luego son patentados y apropiados por las compañías multinacionales. Así, la biodiversidad se ha convertido en el nuevo coto de caza del imperialismo genético, cuyo interés fundamental es apropiarse de esa riqueza.

El ataque del imperialismo genético contra la biodiversidad acentúa el ecocidio contra las selvas y sus habitantes y reduce todavía más la maltrecha fuente de alimentos de la humanidad, ya que el 90% de nuestra dieta cotidiana está constituido por unas 15 especies agrícolas y 8 especies de animales. Con la Revolución Biotecnológica se acentúa la homogeneización genética de los principales cultivos, la desaparición de las variedades locales que aun existen y la imposición del latifundismo genético, impulsado por las grandes empresas multinacionales de la alimentación y los agroquímicos. La expropiación de las riquezas biológicas de las selvas y bosques tropicales forma parte de una

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