Reforma Sanitaria Chilena en Atención primaria de Salud
cami.es.acEnsayo17 de Junio de 2021
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Reforma Sanitaria Chilena en Atención primaria de Salud
Estudiante: Camila Espinoza Acuña.
Docente: Mg. Nicolás Soto Cadena.
Asignatura: Enfermería y Comunidad I.
Fecha de entrega: 13 de noviembre de 2020.
En 1978, hace 42 años atrás los países del mundo se reunieron en participación de la conferencia Internacional de Atención Primaria de Salud y firmaron la declaración de Alma-Ata que encabeza el rol principal que debe cumplir la atención primaria para el desarrollo de los pueblos. Este evento político importante fue avalado posteriormente por información científica que confirmó que los sistemas de salud con atención primaria de salud (APS) que presentaban mayor predominio, mostraban mejores resultados en relación con sus indicadores sanitarios en salud, disminución de las inequidades y representaban un menor costo monetario. Es decir, se genera un sistema más efectivo, eficiente e igualitario (Starfield & Shi, 2002; Macinko, et ál., 2003; Starfield et ál., 2005).
En estos tiempos, la Organización Mundial de la Salud (OMS,2008). Plantea reactivar los sistemas de salud a nivel mundial impulsando un cambio en la agenda centrada en la APS, orientado a las personas, familia y comunidad, donde se establezcan ejes destinados a ordenar los principios de Alma-Ata: Avanzar hacia la cobertura universal y la protección social en salud para alcanzar mayor equidad y justicia social. Reorganizar los servicios de salud teniendo en cuenta no solo los resultados sanitarios, sino también las necesidades y expectativas de la población. Para esto, es necesario centralizar la acción en torno a las personas, otorgándoles continuidad en la atención con equipos de cabecera que asumen toda la coordinación de la atención en medio de las redes sanitarias. Desarrollar políticas públicas que busquen integrar las intervenciones de salud pública con el desarrollo de la APS, a partir del uso de metodologías basadas en evidencias y evaluaciones de impacto de las nuevas intervenciones, importantes para el seguimiento de los resultados de las nuevas medidas. Propiciar nuevos liderazgos, integradores y participativos, para enfrentar los cambios en los actuales sistemas de salud.
Chile es uno de los tantos países que posee una historia enriquecida de episodios en cuanto de la APS se trata. En 1952, se formó el Servicio Nacional de Salud, la municipalización impulsada durante la década de 1980, el cambio del modelo de financiamiento por prestaciones a un modelo “per cápita” en 1995 y, la trasformación de los centros de salud a centros de salud familiar con población a cargo, a partir del año 1997, hitos que han permitido el desarrollo en la cobertura universal y tener un sistema de salud con indicadores sanitarios a nivel de algunos países desarrollados.
Por otro lado, en el año 2005 la reforma de salud implementada pretendía abordar desafíos bien destacados en base a estrategias coherentes según en sus documentos originales aparecía. Desfavorablemente durante su implantación ocurrieron hechos que provocaron desequilibrios en el sistema sanitario que en consecuencia terminaron por debilitar la APS chilena.
La APS se consideraba como el eje principal del sistema sanitario. Sin embargo, la ausencia de este concepto se reflejó en las leyes de la reforma en donde claramente no las consideraban.
El presidente electo Ricardo Lagos Escobar, expuso el régimen de Garantías Explicitas en Salud (AUGE) y describió el rol fundamental de la APS en el sistema, frente al Congreso Nacional. Así mismo planteó que el gran desafío de la reforma era desarrollar un modelo de atención que sea capaz de guiar la prevención y la promoción centrado en la atención primaria altamente resolutiva, con capacidad para solucionar las emergencias. Especificó también, que los servicios de atención primaria contaban con equipos de salud familiar y comunitaria de cabecera, con una cantidad suficiente para satisfacer a la población, los cuales supuestamente estaban dotados de tecnologías y equipamientos necesarios, trabajando de manera coordinada con especialidades. En aquel mensaje se describe lo que luego el Ministerio de Salud (MINSAL) denominó como el “Modelo con Enfoque Familiar en la Atención Primaria de Salud” (MINSAL, 2005), modelo que implica una relación adecuada y estable entre los profesionales de la salud y los usuarios que iba a permitir el conocimiento, la confianza mutua y reciproca que incentivará a los individuos, familia y comunidad a adquirir mejores competencias y a adoptar una actitud responsable en post del autocuidado.
La reforma del 2005 estableció cinco leyes de las cuales solo cuatros estaban vigentes, siendo aprobadas por un acuerdo político amplio, refiriéndose a las siguientes leyes: Acceso Universal de Garantías Explicitas (AUGE), Autoridad sanitaria, Regulación de las ISAPRES y Aumento de Impuestos y una que aún estaba en tramitación pero que hoy rige como ley, que son los Derechos y Deberes del paciente. La reforma AUGE ha tenido buenos resultados en relación con la opinión de la ciudadanía, puesto que se entiende el fin que es proteger a los usuarios frente a enfermedades graves.
La reforma de Lagos no consideró los problemas que dificultan el integral funcionamiento de la APS. Sobre el sistema de garantías recaen las principales responsabilidades de la APS, la que se hacía cargo del 80% aproximadamente de las actividades empleadas por el plan mencionado, dejando sin solución a los grandes problemas que debía arrastras la atención primaria.
La reforma de la salud tiene un solo norte: dar mejor atención de salud a todos los chilenos a través del Plan AUGE, evitando las desigualdades de hoy. (Mensaje al país del presidente de la República. Ricardo Lagos Escobar, Valparaíso, 21 de mayo de 2002)
Otras de las dificultades que se agregan a la APS son las exigencias del AUGE, imponiendo exigentemente al 100% cumplir con las condiciones necesarias y especificas para recibir este beneficio, dado que se empleaba bajo un programa vertical dictado por ley a lo largo de todo el territorio nacional, sin considerar la diversidad existente frente a las necesidades y reales prioridades en salud que representan las comunas y regiones, ya sean geográficas o epidemiológicas. Esto distorsiona de manera significativa el concepto y la construcción de un modelo de atención centrado y preocupado por las reales necesidades de las poblaciones locales de diversos territorios que poseen características propias al igual que sus limitaciones, restringiendo seriamente la visión horizontal representativa de la APS.
Debemos reconocer que las intervenciones verticales en APS son necesarias, siempre cuando se utilicen en justa medida. La OMS en su informe sobre la Salud Mundial, denomina este fenómeno como fragmentación del sistema (OMS, 2008), en el cual expone alguno de los beneficios de utilizar programas verticales, pero que finalmente a largo plazo son perjudiciales en su exceso.
Figura 1. Modelo del efecto de la Reforma sobre la atención Primaria de Salud en Chile.
[pic 1]
La figura expuesta simboliza los planes y programas verticales de tipo promocionales, preventivos, curativos y de rehabilitación que la APS, llevaba a cabo durante el año 2005. Simboliza los planes y programas verticales que se adhirieron luego de la Reforma a las APS, los cuales resultaron en mayoría, curativos. Se observa que la base estructural horizontal de la APS, que en teoría se entiende como la fortaleza y capacidad de gestión local, desarrollo del modelo de atención y manejo de recursos humanos, no tuvo cambios importantes en su estructura excepto que se aumentaron los centros de salud comprimidos por el aumento de la presión de los programas verticales por consiguiente a la Reforma.
El desinterés que se expresa por la APS en la Reforma es evidente, visto desde la perspectiva de que el Gobierno y Ministerio abocaron sus objetivos en intervenciones individuales de tipo curativas por sobre las intervenciones preventivas y promocionales. De la misma forma, me podría referir a la ausencia de la APS en la Ley de Autoridad Sanitaria que dentro de sus metas no se considera la gestión organizacional de la APS y mucho menos el aumento de potenciación del desarrollo local. Este modelo estaba centrado en tratar netamente la enfermedad y no en la salud del usuario. Impidiendo así un desarrollo integral del sistema.
Por otro lado, el mecanismo utilizado para el financiamiento de los servicios definidos en aquellos años como la canasta básica, es insuficiente. Por esta razón, si los municipios son los encargados de financiar los déficits con recursos propios. Considero que, por lógica, si los municipios no generan recursos, el déficit se expresará en la reducción de los servicios básicos o listas de espera, exacerbando la inequidad en la salud de los usuarios; ¿Por qué? Porque en general los más pobres se concentran en los municipios con menos recursos (Vargas y Poblete, 2006). En lo personal, creo que la Reforma no se hacía cargo de sus carencias y mucho menos de sus consecuencias. Aunque los recursos para la APS han aumentado, también lo hacen las exigencias y actividades derivadas para el cumplimiento de las prestaciones clínica de las enfermedades de las Garantías Explícitas de Salud (GES).
Durante el gobierno militar se realizó el traspaso de la APS a los municipios, el cual permitió el desarrollo de un mecanismo financiero que reemplazó el aporte de recursos por pago de prestaciones que era responsabilidad del Ministerio de salud, lo que sin duda permitió la descentralización de una porción de la APS ligada al Ministerio de salud. En la practica de esta modalidad, hubo una desventaja que fomentaba un exceso en las intervenciones curativas en desmedro de las intervenciones preventivas, no precisamente enfocada en la obtención de resultados sanitarios, lo que conllevaría a lidiar con el aumento en las demandas sanitarias y una disminución de los recursos para los centros de atención primaria.
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